Existen pocos cineastas que hayan sido tan influyentes como Alfred Hitchcock. Conocido por ser el maestro del suspense, este director consiguió emocionar al público durante más de seis décadas con películas como Psicosis o Vértigo. Las reglas que utilizó para provocar suspense y terror efectivos son bien conocidas, y rara vez falló cuando se trató de conseguir la atención del público.

Sin embargo, eso no evitaba que Alfred Hitchcock resultase ser un crítico duro cuando se trataba de sus propias obras. Eso fue lo que pasó precisamente en el caso de Sabotaje. A pesar de tener una de sus secuencias más impactantes, el director llegó a lamentar el final de la película. De hecho, él mismo reconoció que se convirtió en una lección de vital importancia sobre cómo llegar a manejar el suspense.

El error que Alfred Hitchcock nunca olvidó

Sabotaje es un caso interesante en la filmografía de Alfred Hitchcock. Estrenada en 1936, la película se presentó como un emocionante thriller de espías. A pesar de que a menudo se pierde cuando se habla de las producciones más reconocibles de Alfred Hitchcock, sigue siendo una película que contiene las bases de lo que acabaría siendo su estilo tan característico.

La película sigue la historia de Karl Verloc y su mujer, Winnie Verloc. Karl parece ser el amable dueño de un cine, pero oculta un oscuro secreto al estar involucrado en un violento grupo terrorista que ataca diferentes lugares alrededor de Londres. Lo que nadie sospecha son los métodos que utiliza para transportar explosivos.

Lo cierto es que se aprovecha del hermano pequeño de su mujer, Stevie. Karl esconde sus artefactos en botes de película y hace que el joven las transporte sin saberlo por la ciudad, un engaño que conduce a la inolvidable conclusión de la película. A pesar de ser un éxito cuando se estrenó, el director expresó su arrepentimiento por el momento de clímax de la película.

Alfred Hitchcock no pudo evitar expresar su insatisfacción con la secuencia explosiva: "Cometí un terrible error al hacer que un niño cargara una bomba por toda la ciudad. Dejé que la bomba explotara. El público estaba esperando que algo lo salvara en el último momento. Y él estaba en un autobús, y lo voló todo por completo". Pese a que la escena no consiguió convencer a Alfred Hitchcock, la película es una joya escondida en la obra del consagrado director que debería ser vista por cualquier seguidor de su peculiar filmografía.