Cumbre del Clima de Madrid

El verdadero impacto en el medio ambiente de la activista

La adolescente sueca ha llegado a Madrid tras un viaje transoceánico con cero emisiones, pero, ¿es un cambio real?

Greta Thunberg llega a Lisboa en catamarán para asistir a la Cumbre del Clima en Madrid
Greta Thunberg llega a Lisboa en catamarán para asistir a la Cumbre del Clima en MadridSailing La VagabondeSailing La Vagabonde

Su decisión de llegar a la Cumbre del Clima en Madrid atravesando el océano en un velero, en lugar de hacerlo en un vuelo comercial, fue polémica. Eso evita que emita cerca de 1.700 kilos de CO2 a la atmósfera. La cifra parece enorme (y en cierto sentido, lo es), pero ¿cómo se ha calculado? De acuerdo con la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), los trenes emiten unos 14 gramos de CO2 por km y pasajero, un vehículo mediano, 55 gramos, un autobús, 68, una moto, 72 y los aviones se disparan a los 285 de CO2 por kilómetro y pasajero. Pero hay un problema. AEMA calcula las emisiones por persona, un vehículo pequeño, digamos un Ford Fiesta, emite 220 gramos por km, solo que la agencia asume que estará ocupado por cuatro personas. Algo que no siempre, casi nunca, ocurre.

Las plazas libres, claves

Lo mismo sucede con los aviones. Los 285 gramos de CO2 /pasajero/km se calculan según un avión con 88 pasajeros, AEMA hace un promedio para todos los vuelos. Es una estimación. En cambio, un vuelo de Nueva York a Madrid, como el que hubiera cogido Greta, se haría en un Boeing 777, con capacidad para 200 pasajeros, o un 767, donde caben más de 300. Así, Greta habría contaminado mucho menos, hasta tres veces menos de las estimaciones y una cifra muy similar a la de un coche mediano. Otro dato importante es que las emisiones producidas por la aviación comercial representan un 2,4% del total según datos del Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT por sus siglas en inglés).

Básicamente, esto quiere decir que si todos dejáramos de volar, la reducción sería de apenas un 2,4%… a lo que habría que sumarle los nuevos viajes que se harían en tren, autobús o vehículos privados. ¿Qué estrategia de Greta hubiera sido más efectiva para reducir las emisiones? Sencillamente, la de la ciencia y la información contrastada. Y aprovechar su influencia.

De acuerdo a la calculadora de emisiones de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), basta cambiar unos sencillos hábitos de consumo para generar grandes cambios. En la calculadora que propone esta página hemos simulado que vivíamos solos y la fuente de energía era la eléctrica, también para la calefacción. Según los cálculos bastaba reemplazar las bombillas (4 en toda la casa) y la nevera por modelos con la etiqueta EnergyStar, colocar ventanas de doble hoja, lavar la ropa con agua fría y no usar la secadora y que el ordenador se configurara en modo eficiente para dejar de emitir 2.000 kilos de CO2.

Si a eso le agregamos que bajar la temperatura del agua caliente a 50ºC reduce otros 300 kilos (en un hogar donde solo vive una persona), que reciclar todo correctamente son otros 300 kilos menos de emisiones y que una ducha con regulador puede ayudar a consumir menos agua y emitir otros 180 kilos menos, las cifras dan un total de 2.800 kilos menos de CO2. Es decir, que una sola persona, en su casa y con medidas sencillas, puede compensar al menos un ida y vuelta transoceánico. Es cierto que estas cifras son anuales, pero si tenemos en cuenta que en un hogar donde viven cuatro se duplican y la influencia de Greta es notable, sus semanas a bordo podrían haber sido más eficientes informando, con datos reales y sin alarmas, que los 800 kilos de CO2 que ella emitió por coger un vuelo con otros 200 pasajeros se compensan con medidas sencillas por una sola persona y en tres meses. Lo que viene a decir que si hubiera convencido a 100 de que lo hicieran, el impacto sería aún mayor que el 2,4% de CO2 que emite la aviación comercial.

Finalmente, Greta Thunberg llegará, desde Lisboa, hoy por la mañana en el Tren Hotel Lusitania, que une la capital lusa y la española. Si bien la mayor parte del trayecto está electrificado, hay un tramo de unos 100 km, que une Fuentes de Oñoro (Portugal) y Salamanca, que se hacen con una locomotora diésel. De acuerdo con el cálculo de la web Ecopassenger.org, el tren emite en esta ruta unos 13,7 kg de CO2 por pasajero... siempre y cuando vaya completo. Si en cambio viaja con una cantidad normal de pasajeros (la web no específica cuántos sería «normal»), las emisiones suben 10 kilos más. Casi lo mismo que un coche diésel con 4 pasajeros (24,8 kilos por cada uno). El ahorro no es tan significativo como se puede ver. La otra opción era usar un coche eléctrico, pero Greta se habría negado.