Arte

La “Danza visual” de Manuel Cabrera

El artista presenta una nueva exposición en Chamberí invadido por la belleza, "que está en todas partes", asegura

El artista expone en la Galería de Arte Gaudí, en Madrid, treinta de sus piezas
El artista expone en la Galería de Arte Gaudí, en Madrid, treinta de sus piezasGalería Gaudí

Manuel Cabrera presenta en la Galería de Arte Gaudí (Madrid) su «jardín propio», asegura. Una treintena de piezas abstractas que el artista ha creado con una idea en la cabeza, pero que «cada uno lo va a ver con su prisma», cuenta. Su Danza visual –como se llama la exposición– tomó forma en el estudio, pero el proceso dio comienzo mucho antes, en cada viaje que hace su creador. Unas veces, subido a un simple autobús de línea; otras, en un «tour» más exótico fuera de nuestras fronteras, «como China», sostiene un Cabrera que tiene en el arte oriental a una de sus principales «musas»: «Su belleza, una filosofía de vida muy distinta a la nuestra e incluso sus técnicas depuradas y limpias».

Armado con sus pinceles, las pinturas al agua van cogiendo forma a la vez que el artista va recordando esos paisajes «cautivadores, con mucho poderío», que le llegaron a trasladar a los mundos de Avatar, asegura. Elucubra su propio universo y sus pensamientos interiores van saliendo a medida que regresa a su cabeza la «inmensa cultura china. También esos ríos que surcan unas montañas tremendas»; o los tonos pasteles de Degas, otro de sus «favoritos».

El artista baila entre los lienzos mientras los escucha: «La obra misma te dice cuándo se termina. Hay que ser paciente». Emplea una «técnica mixta» en la que, primero, acude a «una serie de capas» en las que va superponiendo materia «y así el resultado final no es una pintura plana y relamida, sino un relativo relieve». Van saliendo plantas, flores, pensamientos, ideas..., recuerda. Luego, dentro del ecosistema abstracto, el creador es consciente de que «cada visitante lo interpretará de una manera. Uno verá un paisaje de amanecer y otro un ramo de margaritas. Por eso no me gusta definir exageradamente para que cada uno saque sus conclusiones».

Para Cabrera, pintar es una acción «espiritual»: «Es algo solitario. Te encierras en el estudio y se pasan las horas sin acordarte de nada más. Como si te transportaras a otro lugar para pasar tiempo encerrado en ti mismo. Estás flotando. Unas veces sale una cosa, otras no. Pero, como decía Picasso, “que te pille ahí”. Y es cuando empiezan a aflorar proyectos desde la soledad y la concentración. Es una meditación, dependiendo del día, más o menos simple. Hagas lo que hagas, todo tiene su trascendencia».

Pero los cuadros del artista van un paso más allá de la propia pintura, son una forma de estar en esta vida, «una actitud positiva» que busca la belleza en cualquier resquicio. «Está en todas partes, solo depende de cómo se filtre y se asimile». En su caso, Cabrera siempre está «receptivo», afirma. Pisando una calle cualquiera, frente a un escaparate, se le dispara la imaginación: «El equilibrio de los colores, cómo están colocadas las diferentes piezas...». Es su forma de enfocarse en un objetivo y de «sortear el caos».

  • Dónde: Galería Gaudí, Madrid. Cuándo: hasta el 9 de febrero. Cuánto: entrada libre.