Trabajadores

La ciencia da la razón a Yolanda Díaz: la jornada laboral de cuatro días a la semana mejora la salud del trabajador sin perder productividad

Un estudio en seis países confirma que trabajar menos días a la semana reduce el agotamiento y mejora el bienestar

Yolanda Díaz durante la sesión de control al Gobierno, en el Congreso de los Diputados.
Yolanda Díaz durante la sesión de control al Gobierno, en el Congreso de los Diputados. Alberto R. RoldánLa Razón

¿Es posible trabajar menos y rendir más? Durante años, esta idea ha sido vista como una utopía laboral. Sin embargo, los resultados de un nuevo estudio internacional, publicado en la revista "Nature Human Behaviour" , ofrecen una respuesta afirmativa: la semana laboral de cuatro días mejora la salud de los trabajadores y mantiene o incluso aumenta su rendimiento. La investigación, impulsada por el Boston College (EE.UU.) y la Universidad de Dublín (Irlanda), analizó el impacto real de la reducción de jornada en más de 60 empresas de países como Reino Unido, Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda.

En el contexto español, donde el Ministerio de Trabajo propone rebajar la jornada legal a 37,5 horas semanales, estos hallazgos suponen un importante respaldo científico a una medida que, aunque políticamente controvertida, gana peso en el debate público. Según el estudio, menos horas laborales se traducen en menos estrés, mayor satisfacción y mejor salud física y mental. Todo ello sin que las empresas vean comprometida su productividad.

Reducción de jornada sin pérdida salarial

A diferencia de otros modelos, las empresas participantes en el estudio mantuvieron el salario de sus empleados, reorganizando tareas y mejorando la eficiencia interna. El ajuste medio fue de cinco horas menos a la semana, aunque en algunos casos se recortaron hasta ocho. Incluso con ese cambio moderado, los beneficios fueron evidentes: se redujeron el agotamiento físico, los problemas de sueño y los síntomas de ansiedad. También aumentó la implicación de los trabajadores y su percepción de control sobre el tiempo.

Los investigadores compararon la evolución de las plantillas que aplicaron la semana de cuatro días con un grupo de control que no modificó su jornada. El contraste fue claro, quienes trabajaron menos mostraron mejoras significativas en indicadores de salud mental y calidad de vida, mientras que en el grupo de control no se registraron variaciones relevantes.

Productividad estable o incluso mejor

Uno de los temores habituales ante este tipo de cambios es su posible impacto económico. Sin embargo, las empresas participantes no solo no perdieron productividad, sino que muchas reportaron mejoras. Eliminar reuniones innecesarias, reducir las distracciones y priorizar tareas esenciales fueron algunas de las estrategias aplicadas. La clave no es hacer menos, sino trabajar mejor.

En la mayoría de los casos, las compañías decidieron mantener el nuevo modelo una vez finalizado el estudio. En Reino Unido, por ejemplo, el 92 % de las 61 empresas que participaron en una prueba similar en 2022 continuaron con la jornada de cuatro días tras comprobar sus efectos positivos en el clima laboral y el rendimiento general.

El precedente español: piloto en Cataluña y propuestas desde el Ministerio de Trabajo

España no es ajena a esta tendencia. En 2022, la Generalitat de Catalunya lanzó un proyecto piloto para facilitar la implantación de semanas laborales de cuatro días en pequeñas y medianas empresas, con subvenciones públicas destinadas a compensar posibles costes iniciales. Aunque los resultados finales del programa aún están en evaluación, algunas de las compañías implicadas reportaron una menor rotación de personal, menos bajas médicas y una mejora en el ambiente laboral.

A nivel nacional, la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, defiende la necesidad de avanzar hacia una jornada semanal más corta como parte de una transición hacia un modelo económico más sostenible y centrado en el bienestar. En su propuesta, se contempla reducir progresivamente la jornada legal de 40 a 37,5 horas semanales sin pérdida de salario. Esta medida, no obstante, ha generado tensiones dentro del Ejecutivo y con parte del sector empresarial, que reclama mayor flexibilidad.

¿Estamos ante un nuevo paradigma laboral?

Más allá de las cifras, la semana laboral de cuatro días plantea una cuestión de fondo: ¿cómo queremos organizar nuestro tiempo? En un mundo marcado por el estrés crónico, el envejecimiento de la población activa y la automatización creciente de tareas, la idea de trabajar menos sin perder eficacia está dejando de ser una aspiración marginal para convertirse en un posible modelo de futuro.

La evidencia acumulada por estudios como el del Boston College y la Universidad de Dublín refuerza esta perspectiva. Y aunque no todas las profesiones ni sectores podrán adaptarse de la misma manera, el mensaje es claro, y es que trabajar más no siempre significa trabajar mejor. España, con sus primeros pasos ya en marcha, podría situarse entre los países que lideren esta transición.