Frank Cuesta se viste de mujer para protestar contra el lenguaje inclusivo

El popular naturalista Frank Cuesta, conocido por su aprecio por la fauna y la naturaleza, ha causado revuelo al vestirse de mujer en un vídeo en el que arremete contra el lenguaje inclusivo. Su peculiar iniciativa ha sido una respuesta a lo que él considera una imposición forzada de esta forma de comunicación, que ha permeado incluso en la industria de los videojuegos y ha generado controversias entre los 'streamers'.

En el vídeo, Cuesta se pasea entre animales mientras de manera irónica modifica palabras con la letra 'i' al final, burlándose de la inclusión excesiva del lenguaje. Aunque el inicio gira en torno al humor, pronto cambia de tono y comienza a expresar su profunda preocupación. Afirma que esto parece estar siendo impuesto de alguna manera y señala la gravedad de la situación. Además, menciona que esta imposición va en contra de la libertad de expresión.

El naturalista no denuncia el lenguaje inclusivo en sí, sino más bien su uso partidista y motivado por intereses económicos y políticos: "Yo entiendo que se quiera usar el lenguaje inclusivo. Pero cuando te lo meten en los juegos y en todos lados de una manera política por un poder económico porque mueve mucho dinero y votos, la cosa es jodida".

Él sostiene que el español es un idioma que ha evolucionado a lo largo de cientos de años y que la generalidad del lenguaje incluye tanto lo masculino como lo femenino, sin importar la orientación sexual o la identidad de género de las personas.

Cuesta también critica la falta de sentido del humor en la sociedad actual, destacando que cualquier broma podría ser motivo de denuncia. En un giro inesperado, se viste de mujer y dice sentirse "muy trans-santuarie", mostrando su desacuerdo con la imposición de la "ley del miedo" que rodea el tema.

El naturalista defiende a los 'streamers', quienes han enfrentado críticas por expresar sus preocupaciones sobre el lenguaje inclusivo en el mundo de los videojuegos. Menciona que es preferible perder patrocinadores o seguidores que sacrificar la moral y los valores personales. Alienta a los 'streamers' a no ceder ante las presiones y a mantener su libertad de expresión.