Andalucía

De primera necesidad

Cádiz.-Puertos.- El Puerto de Algeciras mueve hasta febrero casi 20 millones de toneladas
Cádiz.-Puertos.- El Puerto de Algeciras mueve hasta febrero casi 20 millones de toneladaslarazonAUTORIDAD PORTUARIA DE LA BAHÍA

Por algún sitio podrán leer, si la superioridad así lo considera, un reportaje con esta misma firma fechado en Gibraltar, a la vera de los puertos de Algeciras y Tarifa, donde desde el fin de semana no parten ferris de pasajeros hacia Marruecos. Los carteles luminosos de la DGT a lo largo de la Ruta del Toro advierten que hacia el Magreb embarcarán «sólo camiones de mercancías», lo que explica la carencia y la carestía en estas jornadas de tedio de la goma que se quema en los cigarrillos de la risa. Respetable padre de familia y respetado profesor de inglés, mi guiri favorito descansa desde tiempos inmemoriales gracias al más eficaz somnífero natural, el cannabis. Practica deporte con asiduidad, luce tipo de atleta, no fuma tabaco y bebe muy poco, pero se lía su canuto puntualmente antes de irse a la cama so riesgo de pasar una noche en blanco si falta a su costumbre. «Good night joint», llama al hábito, el porro de las buenas noches, en singular hallazgo poético. Mister K. no le compra su tranquilizante ecológico a ningún camello, qué ordinariez, que tiene un amigo que conoce a un tipo cuyo colega… ya se sabe cómo funcionan estos asuntos. El caso es que no llegamos a la semana de encierro y la cadena de suministro de este producto de primera necesidad ya tiembla: los precios se han disparado, el material escasea y la distribución, que ni siquiera en tiempos de normalidad es sencilla, se ha redoblado porque a ver cómo se toma un madero que un transeúnte responda a su pregunta de por qué quebranta el confinamiento con la respuesta: «Estoy trabajando, agente, soy repartidor de grifa». Una tragedia sobre el drama, porque esta variedad del chocolate cura el insomnio, rebaja la ansiedad y multiplica en quien la consume las habilidades sociales, algo sin duda de extrema utilidad con la convivencia forzosa que nos han impuesto. Entre esto y las peluquerías, admitirán que no hay color. Pero al final, ni uno ni las otras.