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Luis Zueco: «Estamos aplicando métodos medievales para las epidemias del siglo XXI»

El escritor regresa con una novela ambientada en la biblioteca Colombina, el gran proyecto de Hernando Colón que se conserva en Sevilla

El historiador y escritor Luis Zueco
El historiador y escritor Luis ZuecoAsis G. Ayerbe

Antes de que el coronavirus deshiciese nuestras rutinas, Luis Zueco (Zaragoza, 1979) tenía concertada una cita en Sevilla: la biblioteca Colombina iba a abrirse el 17 de marzo para acoger la presentación de «El mercader de libros» (Ediciones B). «Tenemos gran parte de la biblioteca de Hernando Colón, en un sitio muy turístico, debajo de la Giralda, pero pasa desapercibida. Estamos hablando de una revolución en el siglo XVI», dice sobre el gran proyecto del hijo de Cristóbal Colón.

La biblioteca era mucho más que guardar libros, Hernando Colón quería aglutinar allí todo el conocimiento: mapas, libros, carteles. El año pasado se publicó un estudio sobre ello y su autor la comparaba con el nacimiento de Internet.

La idea es más revolucionaria porque al final internet lo que hace es que la información que teníamos la pone muy fácil, la revolución que hace Hernando Colón va mucho más allá porque es un cambio de concepto. Hasta la época medieval los monasterios habían protegido los lbros, pero para protegerlos los habían escondido a la sociedad. En el XVI con la imprenta eso cambia, los libros se difunden como nunca. La gran revolución de los libros es en el siglo XVI, porque antes podía haber grandes libros pero no llegaban a la gente.

¿Cómo llega a esta historia?

Quería plasmar el cambio de una época a otra, incluso los protagonistas no se dan cuenta de lo que está pasando entonces. La Edad Media la tenemos asociada en España a la Reconquista y el descubrimiento de América y nos cuadra todo muy bien, pero en Europa no es así: acaba con la caída de Constantinopla y ultimamente lo que se está estudiando es que realmente la palanca de cambio es la imprenta. Lo que provoca el fin de la Edad Media es que la gente comienza a ser crítica y a cuestionarse las cosas, y todo eso es gracias a los libros. Buscaba un «leit motiv», una base, e investigando llegué a Sevilla y a la biblioteca de Hernando Colón.

¿Visitó Sevilla?

Sí, en las novelas para mí es importante el escenario. Precisamente mis novelas generan mucho turismo, luego los lectores viajan a los lugares que describo. Como historiador, me gusta ir a los sitios, fui sobre todo para intentar captar la Sevilla del siglo XVI.

¿Y cómo era?

Era muy diferente a como ha salido en cine y televisión. Era muy ruidosa, con mucha gente, pero no tan oscura como la han querido tratar. Era el centro del mundo en ese siglo, para viajar al Nuevo Mundo tenías que ir a Sevilla y allí llega todo lo que se va descubriendo: se habla much de la plata, yo me centro en el tabaco, que es el primer producto que triunfa en Europa. Había gente peligrosa, venían de toda Europa, de todo el mundo, todos querían hacer fortuna.

El argumento relata cómo el protagonista busca un libro perdido, que puede ser peligroso. La libertad de expresión empieza a asomar.

Cuando la imprenta empieza a funcionar, podemos imaginar que el poder hubiera querido prohibirla, pero no hace eso, sino lo contrario:, intenta controlarla, pero es algo muy difícil, aparecen todo tipo de libros. A lo largo de la historia se han prohibido y quemado libros por la fuerza que tienen. Ahora estamos en un mundo audiovisual, demasiado quizá, y los libros te obligan a un trabajo intelectual muy enriquecedor y a lo largo de la historia han marcado nuestro devenir. Tendremos que volver a ellos porque más que nunca son esenciales.

Tiene muchas similitudes con la época actual, eso mismo que dice con la imprenta ocurre con las redes sociales: si no las pueden controlar, se descontrolan desde el poder.

Si leyéramos más, si supiéramos más de historia no nos pasarían las cosas que nos pasan, tendría que ser obligatorio. Por ejemplo, el protagonista de la novela es alemán en parte porque quería centrarlo en dos familias de banqueros alemanes que financian que Carlos V sea emperador, ya en el XVI manda la banca alemana. Es muy actual en el fondo. El poder político necesita al económico. Es lo de siempre, no nos damos cuenta de que si supiéramos más de las épocas más antiguas nos enfrentaríamos a los problemas mejor.

Y con la epidemia del coronavirus esto parece un «revival» de la época en algunos aspectos.

Claro. Y estamos aplicando métodos medievales para las epidemias del siglo XXI. La cuarentena, la propia palabra te lo dice, eran cuarenta días que tenías que estar aislado cuando en la Edad Media llegaban barcos que podían tener peste u otras epidemias, solo que se nos había olvidado qué eran. Pero en la Edad Media y en el siglo XVI a lo que se tiene miedo no es a la guerra, es a la epidemia. Se nos habian olvidado y nos creíamos superiores a nuestros antepasados.