Andalucía

PP y Cs «alardean» de unidad y reclaman a Vox que siga siendo «útil»

Marín pide al partido de Abascal que «circunscriba» su evaluación a lo pactado en Andalucía y asegura que Moreno y él no se preguntan por lo que votan o hacen Arrimadas y Casado

El Consejo de Gobierno de la Junta se celebró ayer en el Cuarto Dorado de la Alhambra de Granada
El Consejo de Gobierno de la Junta se celebró ayer en el Cuarto Dorado de la Alhambra de Granadamiguel angel molinaEFE

El efecto espejo. Eso es lo que Vox ha provocado en el Gobierno andaluz, conformado por PP y Cs. Los aliados externos que posibilitaron en enero de 2019 la investidura del popular Juanma Moreno, amagaron el pasado domingo, justo con el final del Estado de alarma causado por la Covid-19, con retirarles su apoyo. Aludieron para hacerlo, entre otros motivos, a una actuación «impotente», al aluvión de decretos leyes «ómnibus» presentados por la Junta, a la actitud mantenida por el propio Moreno ante el líder del Gobierno central, Pedro Sánchez; o a una cierta bipolaridad Madrid-Sevilla en el discurso de Cs, según precisaron luego a LA RAZÓN.Ayer los socios de Ejecutivo se trasladaron hasta Granada para celebrar en la Alhambra el Consejo de Gobierno de esta semana y aprovecharon para reflejar una imagen de solidez cargada de intencionalidad.

El máximo dirigente de la Junta aseguró tener una «sintonía muy fuerte y sólida» con los miembros de la formación naranja que componen su equipo –«personal y política» en el caso del vicepresidente Juan Marín–, sustentada «sobre la base del entendimiento, del respeto mutuo y de tener un objetivo común» o un «proyecto compartido» que pasa por «mejorar la vida del conjunto de los andaluces». Moreno «alardeó» incluso de «tener un Gobierno muy pegado a la realidad» y «muy unido y cohesionado». Admitió que a ello hay que sumar el acuerdo que el PP rubricó con Vox y que le permitió desembarcar en el palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta. Un pacto que, garantizó, se está «cumpliendo», como su palabra. Reconoció que existen «discrepancias» o «diferencias» con el partido que lidera en España Santiago Abascal, pero defendió que éste «tiene una oportunidad» para «ser un partido útil», como hasta ahora, y seguir con «el cambio que han demandado los andaluces», tras «37 años de monopolio en el poder del PSOE» en la comunidad. «No se me pasa por la cabeza que tengamos ningún problema», llegó a plantear, para añadir que «ningún ciudadano» de los que «anhelaba» ese relevo en la cima entendería que Vox no vaya a «ayudar». De acuerdo al relato del popular, «hay una relación muy fluida» con esa fuerza política, aunque «no exenta de dificultades». Abogó por «trabajar» para superarlas, por «buscar lo que les une», en vez de lo que les «separa».

Marín, por su parte, recordó que el Gobierno de PP y Cs «se encapsuló» cuando empezó la legislatura para que nada de fuera les afectara en un universo político líquido. El líder autonómico de Cs afirmó que ni Moreno le preguntaba «qué va a votar Inés Arrimadas», en alusión al apoyo de los naranjas en el Congreso al Ejecutivo de Sánchez en algunos temas durante la pandemia; ni él interrogaba al popular por «qué va a hacer» Pablo Casado. «Le debo explicaciones de lo que hace mi grupo en Andalucía, igual que él a mí», llegó a condensar, en un intento de contener las críticas por el doble discurso de su formación. Reiteró que están centrados «en la gestión de gobierno» y que las obligaciones contraídas con Vox se están ejecutando. «Lo que haga Abascal en cualquier lugar de España, es una cuestión de Vox», martilleó, para pedir que los compañeros de filas de éste circunscriban su evaluación a los acuerdos firmados en la región.

El vicepresidente fue, de hecho, el encargado de hacer un cierto balance en ese sentido. Proclamó que «el 88,89%» de «los compromisos adquiridos por PP y Cs en enero de 2019» están iniciados. Y agregó que 80 de las 90 medidas que pretendían impulsar están en marcha, contando con tres que «se han llevado a cabo» durante la crisis del coronavirus. Según Marín, algunas de ellas «han hecho posible» que se haya «mejorado la flexibilidad en los sectores productivos», como el decreto ley de simplificación, que ha acabado en los tribunales. Junto a éste, quiso destacar la creación de la comisión parlamentaria de investigación sobre la Faffe, para anotar que «hoy la corrupción no tiene cabida» en la Junta. Y luego encadenó la bonificación del 99% del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, la bajada de los tramos autonómicos del IRPF, la ampliación a 24 meses de la tarifa plana a los autónomos; o la implantación del cribado del cáncer de colón entre las personas de 50 a 69 años. El mensaje que se buscó trasladar era claro: este Gobierno andaluz cumple, aunque les quede camino por recorrer.