Cultura
«El arte de vivir» de Pive Amador, la relectura de Gracián como un «misal laico con mucho swing»
El rockero, “manager” del rock andaluz y productor de programas musicales se adentra en su verdadera pasión: la filosofía
Pive Amador fue rockero y «manager» del rock andaluz, productor de programas musicales de televisión de éxito arrollador y a sus 70 años se dedica a su verdadera afición, la filosofía, publicando «El arte de vivir», una relectura de uno de sus filósofos de cabecera, Baltasar Gracián, una suerte de «misal laico con mucho swing».
Pive Amador señaló a Efe que «El arte de vivir» es «un centón» y que tomó «citas de muchos autores, para hacer un texto como un tejido, pero con los mejores hilos, y ofrecer indicaciones de cómo comportarse en la vida y lograr el éxito sin cometer malas acciones ni perder la compostura, con donaire». Pero advirtió que el suyo no es un libro de autoayuda ni nada que se le parezca: «Los libros de autoayuda ayudan bastante poco; los únicos que ayudan son los buenos libros». Epicuro, Montaigne, los moralistas franceses, Spinoza y Nietzsche son algunos de los filósofos que considera sus maestros desde que a finales de los setenta dejó sus estudios de Filosofía en la Universidad de Sevilla, en los que coincidió con Kiko Veneno, para dedicarse plenamente a la música. Ahora los nombra con profusión en «El arte de vivir» sin dejar de citar a artistas que también le han aportado enseñanzas, como Brad Pitt, Rosalía o Greta Garbo, a quien pertenecen las primeras palabras del libro: «La vida podría ser maravillosa si supiéramos qué hacer con ella». Amador hace declaraciones que parecen sentencias filosóficas: «El precio a pagar por la sabiduría es la vejez», dice justo antes de declararse «en contra de la felicidad». «La felicidad tiene cara de tonta; soy partidario de la alegría, que salta a la vista, mientras que la felicidad es algo paralizante y, además, de la felicidad te das cuenta cuando ya ha pasado. Yo digo que la esperanza está sentada, la fe está de pie, y la felicidad tiene cara de tonta». También cita a Silvio, un rockero que rozó la leyenda sin salir de Sevilla y «el sevillano que menos ha tardado en tener una calle en Sevilla, porque Silvio unía contrarios, era del Sevilla y cantaba al Betis» -de Silvio también fue mánager y baterista y con quien compuso temas con letra de San Juan de la Cruz, además de uno dedicado a las Vírgenes de la Semana Santa sevillana-.
El arte, como considera que sucedió con Silvio, “es de esas cosas que ni se compran ni se venden, ni se estudian ni se aprenden, sino que se traen”.Autor de otros cinco libros sobre música y de un “Breviario de sentimientos” dedicado a Spinoza, Amador asegura que para “El arte de vivir” ha hecho “un gran esfuerzo por ser entendido” y por componer un libro “que sea útil a quien lo lea”.
”Yo ya tengo mi epitafio, es un lema que antes se ponía en las papeleras: ‘Gracias por usarme’”, ha confesado al mostrarse partidario de “esa filosofía práctica que existe desde Epicuro, que siempre ha existido” y de quedarse satisfecho si con estas páginas logra que alguien “se atormente lo menos posible” porque, como dijo su maestro Spinoza, “el hombre sabio en nada piensa menos que en la muerte”.
Entre las cosas que, según Amador, hay que aprender está “ponerle riendas a la imaginación”, saber “cambiar de acera cuando te vas a encontrar con alguien que te roba tiempo, que es lo único que tienes” y “defender el aburrimiento”, del que, como advirtió Nitzsche, salen las grandes ideas.Naturalmente, una entrevista como ésta tuvo que hacerse inmediatamente después de la siesta: “Hay que desconectar para empezar de nuevo, sobre todo mentalmente. La siesta es hacer de un día, dos”.
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