Economía
La ganadería brava se abre al turismo en Andalucía
Soto de la Fuente, la más antigua de España con los toros en la misma finca y bajo la propiedad de la misma familia, en Las Pajanosas (Sevilla), hace cuatro años que adaptó la finca a las visitas
La ganadería de toros bravos se ha abierto al turismo en busca de una fuente de ingresos con los que rentabilizar su actividad y para mostrar a estos animales en la dehesa, su hábitat natural.
Un ejemplo de ello es la ganadería Soto de la Fuente, la más antigua de España con los toros en la misma finca y bajo la propiedad de la misma familia, ha explicado a Efe el ganadero Javier Soto, en una visita a la explotación ganadera situada en el término municipal de Las Pajanosas, perteneciente a la localidad sevillana de Guillena, a unos veinte kilómetros de la capital.
Hace cuatro años abrieron su ganadería al turismo adaptando las instalaciones de la finca de El Roque y Cantalobos a los visitantes y “siempre respetando al ganado porque esto no es un zoológico” sino una ganadería brava y buscan mostrar al toro en su hábitat natural, señala Javier Soto.
Es una forma de acercarse al toro bravo en un paraje espectacular, recorrer en el tractor habilitado para el transporte de turistas la dehesa y observar a los toros de cerca con las explicaciones del guía sobre la forma de criar al ganado y sus peculiaridades.
La acogida de este proyecto de desarrollo turístico fue muy buena desde sus inicios, pero ha lamentado que tuvieron que pararlo durante más de un año y medio por la pandemia del coronavirus, aunque lo han vuelto a retomar desde finales de septiembre con una gran aceptación.
Sin embargo, la nueva variante del coronavirus ómicron ha frenado a los turistas que tenían ya contratadas la visita a la finca familiar El Roque, situada a unos veinticinco kilómetros de Sevilla, ha indicado.
Según Javier Soto, la apertura al turismo ha llegado a las ganaderías de toros bravos por motivos económicos, ya que mantenerlas es muy costoso y “no salen los números” solo con la lidia, por lo que recurren a otros ingresos derivados del turismo.
Más del setenta por ciento de los clientes son franceses, que vienen hasta aquí por su interés en conocer al toro bravo en su hábitat, si bien algunos grupos han empezado a anular las reservas, que estaban completas en esta ganadería hasta finales de año, por la nueva variante del coronavirus.
También han atraído a peñas taurinas de España y a familias que acuden a pasar un día de campo con visita incluida, ya que atienden a grupos pequeños y también de más de cien personas.
De hecho, tienen varios paquetes para adaptarse a cada grupo y disponen de coche o de un remolque tirado con tractor en función del número de personas que hagan la visita de más de dos horas de duración e incluye aperitivo en una parada en medio de la dehesa y a un precio básico que ronda los catorce euros.
Los turistas tienen la posibilidad de contratar una comida en la casa de la finca de esta saga familiar ganadera, que está habilitada para muchos comensales en un ambiente con decoración taurina, y también se puede contratar clases de toreo ya que disponen de plaza de toros o realizar un tentadero.
También ofrecen a las empresas la finca para que puedan llevar a cabo trabajos de equipos y comidas y, aunque este año tenían lleno completo por Navidad, han tenido varias anulaciones por el miedo a la covid-19, ha manifestado el ganadero, que confía en que se retome toda la actividad cuando la pandemia haya pasado definitivamente.
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