"Méritos en infamias"
¡Qué pedazo de cara!
“Espadas anda un poco perdido por esta Andalucía de los mil kilómetros de costa y el mangoneo millonario de los ERE”
Desde que hace unos meses sonaron las trompetas de las elecciones anticipadas a Andalucía no paran de llegar paracaidistas, que en lugar de haber hecho la instrucción en Alcantarilla y lanzarse de los Hércules, se bajan del AVE en la estación de Santa Justa. ¿Es que alguien ha visto a un ministro de Pedro Sánchez cargando con una mochila? Milagro en Atocha, donde enseñan el billetito los representantes de la «voluntad del pueblo», que llegan a Sevilla con lo puesto, sueltan su discurso y se vuelven a la media hora para dormir en Madrid, que para recorrerse las carreteras ya tienen a Juan Espadas. Mucho hacen con venir a vender la moto de lo bien que lo hace el presidente y de los millones que disfrutarán los andaluces cuando vuelvan los socialistas a San Telmo. Aunque de momento de los dineros Next Generation no se ha visto ni una gorda, y eso que el Covid ya parece una cosa más del pasado que del futuro. Un cuarto de siglo forma una generación, que no es poco, pues a este ritmo será ese el tiempo que tardarán en llegar las ayudas para reflotar la economía, que se habrá convertido en una momia como las de Egipto para entonces. Este desembarco de ministros, además de como teoría del ventilador, sirve para darle un poquito de aire a Espadas, que anda el hombre un poco perdido por esta Andalucía de los mil kilómetros de costa y el mangoneo millonario de los ERE. Las dos únicas magnitudes que no se alteran en nuestra tierra. Digo perdido, porque su campañita de presentación, su puesta de largo de niña bien en sociedad, se ha volcado en la Andalucía oriental, donde le ven su careto y a lo mucho que pueden llegar a decirle en Almería es lo bien criado que sale en la foto. «¡Qué pedazo de cara, coño!». Y es verdad que para llenar un mupi hay que tener mucha cara, tenerla grande, pero más para contarle la milonga a los andaluces que han visto durante cuatro décadas cómo el dinero iba siempre para los territorios del reino de Villalón. A buen entendedor, pocas palabras bastan: no extraña que casi el 70% de los almerienses se vean lejos de las costumbres andaluzas y más cerca del mundo murciano.
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