Medio Ambiente
Delibes desconvoca el pleno del Consejo de Doñana que debatía la propuesta de ampliación de regadíos
Ante “el decaimiento” de dicha Proposición de Ley por la disolución del Parlamento de Andalucía
El presidente del Consejo de Participación de Doñana, Miguel Delibes, ha desconvocado el pleno extraordinario de este órgano previsto para el próximo jueves en el que se iba a debatir la Proposición de Ley sobre la regulación de nuevos regadíos en el entorno del espacio natural de Doñana.
El motivo, según se recoge en la carta remitida por la secretaria del Consejo a los miembros del mismo, a la que ha tenido acceso Efe, es “el decaimiento” de dicha Proposición de Ley, ante la disolución del Parlamento de Andalucía como consecuencia de la convocatoria de las próximas elecciones andaluzas.
De esta forma, habrá que esperar a que se celebren las elecciones y se conforme un nuevo Gobierno y parlamento para ver si se retoma la cuestión y, en ese caso, si será o no necesaria la celebración de esta reunión.
El pleno extraordinario fue convocado por Delibes respondiendo a la demanda del Estado, ecologistas, Estación Biológica de Doñana (EBD) y otros miembros del Consejo a título personal, a finales de abril, siendo esta la primera vez que se realizaba sin el tácito visto bueno de la Junta de Andalucía, que en esta ocasión no pidió su convocatoria.
La Junta de Andalucía ha defendido la ampliación de la superficie regable de cultivos de fresas, moras y arándanos que plantea la proposición de ley aprobada en el Parlamento andaluz el mes pasado por la mayoría que sustenta al Gobierno regional: PP, Ciudadanos y Vox.
La idea de esa proposición de ley es legalizar al oeste de Doñana una superficie que los partidos que la impulsan cifran en 800 hectáreas, y que se eleva a 1.900 según los cálculos de la ong WWF.
Estas hectáreas se suman a las 9.000 ya legalizadas con el Plan de la Corona Forestal, un amplio y complejo acuerdo firmado en 2014 que ahora salta por los aires.
Para WWF supondrá dar autorización al 97 % de los cultivos en su día ilegales, que han ido tomando agua durante décadas sin permiso del acuífero que sustenta los ecosistemas de Doñana.
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