"Méritos e infamias"
¡Qué vienen los chaqueteros!
“En un acto de trilerismo, el PSOE ya ha cambiado de opinión ante el problema del agua en Doñana”
Espadas ya ha puesto en marcha su «Plan B» tras el fracaso del 19-J. La nueva Noche Triste del socialismo andaluz fue todavía peor que cuando Susana Díaz despertó del baño de realidad en 2018. La mayoría absoluta del PP dejó planchados al ex alcalde de Sevilla y a todo su equipo, que soñaban con una remontada que nunca llegó. O no, porque perder estaba en la agenda de San Vicente, y tanto, ya que su meta nunca fueron estas elecciones, eran las siguientes, pero no con el apabullante resultado de Juanma Moreno. Ahora, con la apisonadora «pepera» en el Parlamento la travesía en el desierto puede ser más larga e incluso peor. Que no lo conozcan lejos de la sombra de la Giralda pudo ser un problema de puertas para fuera, contaban con ello, pero quedarse en una oposición «inútil» con Pedro Sánchez de jefe supremo ya escuece más. El cuentakilómetros se pone a cero y toca salvar los muebles en las próximas municipales, que sí es verdad que son otro tipo de elecciones, pero que pueden cambiar de color el mapa andaluz del municipalismo si el tsunami provocado por Feijóo se consolida. Y ahí será donde van a comenzar a trabajar en el PSOE desde ya, casi después del verano, porque saben que el ciclo se agota y perder el poder local sería ya la puntilla. Al tiempo, que ya engrasan la maquinaria pese al tarantantán recibido. De momento, en un acto de trilerismo, el PSOE ya ha cambiado de opinión ante el problema del agua en Doñana. «¡No hombre, no!». De la abstención, para no ponerse en contra a los regantes en la pre-campaña, al rechazo rotundo al proyecto que la Junta arrancará con la vuelta al cole. Coherencia política y desmemoria, porque parece que el problema de los pozos ilegales en el entorno del parque nació hace cuatro años, cuando el PSOE lleva «mandando» en la zona desde hace más de 40. Veremos más como ésta, en la calle San Vicente tienen un buen armario para cambiarse la chaqueta, la camisa y hasta los pantalones si hace falta. Cualquier vestuario sirve para pasar de la responsabilidad y el consenso al activismo militante. Atentos que llega el tiempo de los chaqueteros.
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