Manzanita de San Telmo

José Manuel Ortega Heredia, Manzanita en los carteles y sobrino de Manolo Caracol, residió y murió en Alhaurín de la Torre, pueblo homónimo y vecino de ese Alhaurín el Grande del que es oriunda la familia Moreno Bonilla. Y sí, compuso aquello de «era feliz con su patrimonio / porque Marisú es el mismo demonio». O algo parecido. La rebaja fiscal anunciada esta semana por el presidente autonómico es, sobre otras muchas cosas, un formidable artefacto propagandístico. Los relatos son hoy mucho más importantes que las políticas y el PP regional está empezando a sacar partido, así, de estos lamentables tiempos líquidos. La supresión impositiva de marras (la que más ruido ha hecho, porque también se ha rebajado el tramo de IRPF a todas las rentas menores de 40.000 euros) mermará la recaudación, según datos del pasado año, en 98 millones de euros. Un pringá, o sea, a cambio de la excelente campaña de imagen para la Junta de Andalucía y, de paso, para Feijóo: por menos de lo que reparte Irene Montero entre las diversas jaurías parafílicas, todo quisque se ha enterado de que es posible gobernar sin torturar fiscalmente al contribuyente. ¿Dónde se consigue algo así a cambio de tan exiguo precio? Uno no pretende a estas alturas que la yihad confiscadora entienda sutilezas matemáticas como la Curva de Laffer (asesores: a la Wikipedia), sino que remite a los socorridos «países de nuestro entorno», veintitantas naciones de la UE de las cuales solo una, España, grava ad aeternum un patrimonio que ya tributó al ser adquirido. ¿Paraíso fiscal de la Europa meridional? Ojalá. Va a costar arrebatarle semejante honor a Portugal, cuya economía se ha disparado gracias a las exenciones del gobierno social-comunista de Antonio Costa. Social-comunistas listos, a diferencia de otros.