Patrimonio
La necrópolis judía de Lucena, morada del “gigante de Al-Ándalus”
De entre las más de 400 tumbas destaca una de un hombre de más de dos metros de altura
En 2006, durante unas obras de circunvalación en la localidad cordobesa de Lucena, se descubrió la necrópolis judía más grande, antigua y mejor conservada de Europa, y entre las más de 400 tumbas halladas una era especial. La de un hombre de más de dos metros de altura considerado el “gigante de Al-Ándalus”. Lucena fue entre los siglos VIII y XII uno de los enclaves más importantes de la cultura judía, la antigua “Eliossana” y considerada la “Perla de Sefarad”, según ha explicado a EFE Araceli Moreno, auxiliar de Turismo de la Fundación Ciudades Medias, quien ha incidido en que la necrópolis se halló “por casualidad”.
Durante las obras de la carretera se descubrieron “más de 400 tumbas” de las cuáles “la mitad tienen restos óseos que se sabía que pertenecían a la primera mitad del siglo XII”, por lo que tras una investigación de expertos de la Universidad de Granada se determinó que “pertenecían a la comunidad judía de Eliossana”. El cementerio se encuentra en el Cerro del Hacha, una “de las partes más elevadas de la ciudad de Lucena”, lo que da muestra de la extensión que tenía la localidad entonces. Un “orgullo” para Lucena que muestra la necrópolis “a cualquier visitante”. Y son muchos los procedentes de Estados Unidos y Europa.
Gracias al estudio de los restos, que son reenterrados tras su análisis, se ha podido saber “cómo eran físicamente los judíos que habitaban la zona, su altura o lo que comían”, ha explicado Moreno, quien ha detallado que también demuestran “los avances que tenían en medicina” porque los judíos lucentinos “llegaban a vivir más que otras comunidades”. Los visitantes que se acercan hoy en día a Lucena se muestran “encantados” no solo con el estado de conservación”, sino también por la “forma de contar” la historia de la necrópolis.
“Tenemos cuatro moldes exactos con la misma profundidad y la misma orientación con la que se encontraron las tumbas”, una forma de “explicarlo sin tener que entrar en la parte más religiosa”. Pero entre los cientos de tumbas hubo una que sorprendió a los investigadores. Entre los restos se encuentra la mandíbula “de quien se llamó el gigante de Al Ándalus”. Las investigaciones realizadas indican que se trataba de un hombre “que murió en torno a los treinta años” y que mediría aproximadamente “uno dos metros y trece centímetros”.
Un “gigante” para la época, que habitó entre los “siglos X y XI”, según la dataciones de los investigadores, que ponen de manifiesto la “altura” de los lucentinos de entonces. “Los judíos de Lucena de aquella época eran muy altos, pero éste ya era el más alto de todos”, ha bromeado Moreno. Los investigadores determinan que pudo morir “de lo que solemos llamar gigantismo”, de tal forma que “creció de manera desproporcionada”. Una figura que “tendría que ser llamativa”, sobre todo si se tiene en cuenta que “en aquel entonces dentro de las murallas de la ciudad los judíos tenían una manera distinta de vestir”.
“Una vestimenta que era impuesta por los musulmanes, lo que unido a la altura, tendría que ser una estampa bastante peculiar”, ha subrayado Moreno, para aludir una vez más al “gigante de Al-Ándalus” que recogen las leyendas. Y este gigante es otro atractivo para los visitantes a una necrópolis que tiene que convivir entre “la conservación”, la “explotación turística” y “también la construcción de la carretera”, aunque por el momento coexisten para convertirlo en lugar de peregrinaje de la comunidad judía.
“No solo vienen para saber las raíces de Lucena y de España en general”, ya que es uno de los “yacimientos más visitados” con llegadas desde “Israel y Estados Unidos, Francia o Reino Unido”. Además de la visita turística, también se desarrollan iniciativas que “conmemoran los reenterramientos judíos todos los diciembres”, mientras que la necrópolis también forma parte de la Jornada Europea de la Cultura Judía en la que se celebran “conciertos” y actividades “vinculadas al mundo judío”. Pero desde entonces y ahora, la única y excepcional necrópolis judía de Lucena, seguirá siendo el lugar donde reposan los restos del “gigante de Al-Ándalus”, originario de la Perla de Sefarad.
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