Agricultura

La aceituna incautada en Andalucía, donada como aceite a bancos de alimentos

El problema de los robos en el campo crece en función del precio del producto. El olivar ha pasado a ser un botín preciado pero el sector aplaude la excelente labor de la Guardia Civil

Los robos de aceituna generan problemas a la Guardia Civil para almacenar las incautaciones
Los robos de aceituna generan problemas a la Guardia Civil para almacenar las incautacionesLa Razón

«Cuanto más alto sea el precio del producto, más robos se producen en el campo». Gabriel Cabello, presidente de Agrosevilla, explica en una frase el porqué del crecimiento de los hurtos en explotaciones agrarias, principalmente de aceituna. En los últimos años, el menor rendimiento de la cosecha por la sequía, ha disparado los precios y con ellos la delincuencia se ha multiplicado. La aceituna robada en la campaña 2023/2024 ascendió en la comunidad a 523.568 kilos. Y el dispositivo desplegado por la Guardia Civil coincidiendo con la campaña de recolección se ha saldado con 213.489 kilos recuperados. Y ello ha provocado un problema: ¿Qué hacer con el «material» incautado?

«Nuestra preocupación, sobre todo estos años atrás en los que el precio del aceite ha sido tan alto, era muy elevada. Ha habido muchos robos, pero la Guardia Civil ha hecho un trabajo impresionante», explica Rafael Sánchez de Puerta, presidente. El dispositivo establecido se ha visto reforzado en los últimos años con los equipos ROCA (equipos de lucha contra el robo en el campo), diseñados para combatir específicamente esta actividad delictiva, con los que se ha incrementado la seguridad de estas explotaciones mediante una vigilancia permanente y una mayor comunicación con los colectivos afectados

«El grupo ROCA está funcionando y han frenado esta amenaza en el campo. Se ha hecho mucho trabajo identificando a esa industria que estaba comprando aceituna robada. Ha habido sanciones importantes», recuerda Sánchez de Puerta. La colaboración en el campo entre la Guardia Civil, la Policía, la Guardería Rural y muchas fincas que están poniendo sistemas de alarmas está permitiendo actuar rápido antes los cacos y frenar mucho los robos.

Precisamente, desde Cooperativas se puso en marcha el año pasado una iniciativa con la Guardia Civil para dar uso al material acumulado en dependencias de la Benemérita. «Había un problema en la Guardia Civil y llegamos a un acuerdo para que esas aceitunas robadas que se incautaban, y que no se sabía muchas veces quién era el propietario, poderlas transformar en aceite y con el valor del producto comprar aceite y hacer donaciones a bancos de alimentos».

Acción solidaria

Aunque no son volúmenes importantes, se trata de una iniciativa solidaria muy relevante. En la actualidad, explica Sánchez de Puerta, «estamos pendientes de identificar esas partidas, conseguir el valor de ese producto y hacer la compra de aceite para hacer la donación». Ya se trabajó así la temporada pasada, pero aún no se ha cerrado la ejecución que se producirá en breve.

Cómo desterrar la sospecha de fraude sobre un aceite

El otro tipo de fraude en el olivar es interno. Es decir, aquellos productores, distribuidores o vendedores que mezclan o alteran la presentación para obtener beneficio por un aceite que no cumple los requisitos de salubridad o calidad. «Hay que hacer muchísimo más», subraya Rafael Sánchez de Puerta. «Hemos conseguido el liderazgo indiscutible en producción y comercialización y nos falta conseguir el de la imagen», agrega. A su experto juicio, es obligado aplicar «sistemas de aseguramiento de la calidad y certificaciones de trazabilidad y pureza de los aceites» para «desterrar definitivamente cualquier sospecha que pueda haber sobre un aceite que pueda contener algo de fraude».

El también director general de Dcoop admite que, aunque existe «total sintonía» con la Junta de Andalucía y con el Ministerio de Agricultura en este sentido, «los actuales sistemas de control son insuficientes». Hoy solo se hacen controles de etiquetado o el basado en paneles de catadores, «una prueba que en sí misma tiene una dificultad seria». «Creemos que hace falta mucho en control en el interior de las empresas, trazabilidad para asegurar que no hay ningún tipo de mezcla irregular y, sobre todo, transmitir una imagen de total seguridad y garantía del aceite de oliva español».

«Tenemos que mejorar la imagen de calidad del aceite de oliva de España en el mundo –prosiguió–; tenemos que poner los medios para que no se hable nunca de fraude en el aceite, que se habla más de la cuenta. En el papel de liderazgo que tenemos también nos toca liderar esas cuestiones de aseguramiento de la calidad y de imagen de calidad».

Potenciar la energía fotovoltaica en suelos sin valor

La sustitución de explotaciones de olivar por plantas fotovoltaicas está suscitando mucho debate político. Principalmente la izquierda, aboga por su limitación. El sector de olivar, por su parte, admite que por ahora la ocupación “es poco representativa”. Desde Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, Rafael Sánchez de Puerta reclama “una política energética totalmente diferente”. Para los agricultores “es muy beneficioso” la venta o alquiler a los fondos de inversión que apuestan por las placas solares “porque reciben una buena renta” pero no tiene sentido por cuestiones económicas. A su juicio, “la energía fotovoltaica hay que potenciarla más”, pero “no tiene sentido que se haga en terrenos de gran valor, cuando tenemos tanto terreno baldío en Andalucía y que podría llevar riqueza a esos pueblos. Con lo barato que es transportar la electricidad, hay que producirla donde más barato sea producirla, y un factor importante es el valor del suelo, y consumirla donde haga falta. No producirla donde el factor suelo es importante, porque el final es restarle competitividad a la energía”, reflexiona el responsable del área de olivar de Cooperativas.