Medioambiente

Andalucía, locomotora de la minería verde

El desastre de Aznalcóllar demonizó un sector que resurge en la comunidad y es clave para los objetivos de descarbonización

Complejo minero de Riotinto
Complejo minero de RiotintoEP

Han pasado 25 años del desastre de Aznalcóllar y, aunque la herida ambiental ha cicatrizado, han vuelto a resonar los ecos de aquel 25 de abril de 1998. Aquel día, la balsa que contenía los residuos de la mina reventó, arrojando cinco millones cúbicos de lodo tóxico a los ríos Agrio y Guadiamar. Fue una catástrofe ambiental sin precedentes en España que sacudió el país y generó gran conciencia ambiental.

En todos estos años, ese capítulo negro de la minería española no ha podido cerrarse, pese a que el cauce del río Guadiamar se ha convertido en un Corredor Verde de gran valor ecológico. No se conseguirá hasta que finalice el juicio contra Boliden, la compañía que explotaba en esos momentos la mina de Aznalcóllar. La Junta ha sentado a la empresa en el banquillo para reclamarle 90 millones por los trabajos de limpieza del entorno afectado y no será hasta el día 20 de julio cuando el juez dicte sentencia. Solo entonces se dará cerrojazo a este caso que marcó un antes y un después en el sector minero español.

«Comparar la minería de hace 25 años con la de ahora, es como comparar un seiscientos con un Tesla. Lo que pasó en Aznalcóllar fue un desastre, pero sirvió para aprender», apunta el decano del Colegio de Ingenieros de Minas del Sur, Juan Ignacio López-Escobar Fernández, que aprovecha para limpiar esa «leyenda negra» que pesa sobre la minería. «Ha sido el motor de la civilización, pues sin ella no habría ni transportes, ni medicamentos, ni prótesis, ni gafas... tampoco existirían las comunicaciones, así que tenemos que ser capaces de darle valor» apostilla López-Escobar.

Respecto al impacto ambiental de la actividad minera, España es el país europeo que más leyes aplica en este sentido, siendo la más importante la de 1982, que obliga al titular de un proyecto a elaborar un Plan de Restructuración que garantice la rehabilitación del espacio minero. Además, la Junta de Andalucía ha impulsado la Estrategia para la Minería Sostenible 2030 , para mejorar la eficiencia del sector.

Pese a que durante un tiempo la minería estuvo demonizada, se ha producido un auge debido a la necesidad de los nuevos metales para la producción de aparatos tecnológicos que se han vuelto imprescindibles. La demanda de cobre, litio, grafito o coltán para hacer baterías de coches eléctricos, teléfonos móviles, ordenadores, no para de crecer y seguirá haciéndolo. A este respecto, el decano de los ingenieros de minas advierte de la importancia de que Europa cuente con sus propias materias primas para que así no tenga que depender de terceros países.

España es el segundo mayor productor de cobre de Europa. Gran parte de este mineral está en la llamada faja pirítica, bajo el suelo andaluz: abarca desde el suroeste peninsular, en la provincia de Sevilla, hasta los terrenos de Portugal. La subida de precio de este mineral por la demanda china ha hecho que minas como la de Riotinto, por ejemplo, reabran a pleno rendimiento siete años después. En Aznalcóllar también están pendientes de la reapertura de la mina de Los Frailes tras 25 años, a expensas de la última fase de tramitación ambiental.

Andalucía cuenta actualmente con cinco yacimientos mineros en activo: además de la de Riotinto, las Cruces, Aguas Teñidas, Sotiel-Coronada y Magdalena. Con un total de 22 millones de toneladas de mineral procesado, la facturación del sector se situó el pasado año en 4.000 millones y alcanzó los 12.000 puestos de trabajo directos, que sumados a los indirectos e inducidos, llega a los 32.000.

Estos datos respaldan, en opinión del presidente de la Asociación de Empresas Investigadoras, Extractoras, Transformadoras Minero-Metalúrgicas, Auxiliares y de Servicios (AMINER), Luis Vega, «la fortaleza mostrada por el sector e Andalucía». Además, pone en valor «el carácter estratégico de la minería para abordar los desafíos de la transformación global hacia una economía verde y sostenible». Para acometer los retos de la descarbonización, el impulso de las energías renovables y el desarrollo de los vehículos eléctricos, apunta Vega, «en los próximos años se estima una demanda en alza de metales», recordando que Andalucía, que ya representa el 90% del sector a escala nacional, tiene un gran potencial de futuro.