
Transición Ecológica
Así es la «autopista eléctrica» que desatasca Andalucía Oriental
El corredor impulsará la economía del sureste español y garantizará el suministro a los trenes de Alta Velocidad entre Murcia y Almería

Durante décadas, el norte de Granada y el levante almeriense han soportado un déficit energético que limitaba su crecimiento. La falta de infraestructuras de alta capacidad impedía la llegada de industrias, frenaba la instalación de parques renovables y mantenía a las comarcas del Altiplano y el Almanzora al margen del desarrollo. Ahora, el eje Caparacena–Baza–Antas pondrá fin a esa situación y se consolidará como una de las obras estratégicas de la red nacional.
El Informe de Infraestructuras Energéticas de Andalucía (MIEA) lo define como «una infraestructura de carácter estructural imprescindible para el desarrollo económico y social de toda Andalucía Oriental». El proyecto, de 400 kilovoltios y doble circuito, une las subestaciones de Caparacena, Baza y Antas, completando una conexión que durante años figuraba como una prioridad pendiente en la planificación estatal.
El eje tiene dos tramos. El primero, Caparacena–Baza, que está operativo desde 2022. El segundo, Baza–Antas, que se encuentra en la fase final de construcción y su puesta en servicio está prevista antes de que termine 2025. La infraestructura cuenta con una nueva subestación en Antas 400 kV, considerada la pieza principal del plan, que convertirá al levante almeriense en un nodo clave de la red. Según Red Eléctrica, su ejecución «acaba con el déficit histórico de infraestructuras eléctricas del norte de Granada y Almería» y que garantizará un suministro «seguro, estable y robusto» a las comarcas del sureste.
Almería, en situación de colapso energético
Hasta ahora, Almería se encontraba en situación de colapso energético. El cien por cien de su capacidad de conexión estaba asignada, lo que impedía el acceso de nueva demanda industrial o renovable. En este sentido, la Planificación de la Red de Transporte 2025–2030 reconoce que «la posibilidad de acceso a la red era de cero». La situación se revierte con la puesta en marcha del eje Baza–Antas, que incorpora más de 600 megavatios de nueva capacidad eléctrica y 60 kilómetros de líneas de alta tensión, dentro de los 103 kilómetros que conforman el trazado total.
La capacidad de transporte de la red troncal de Almería aumentará así en más de un 60%, lo que permitirá integrar 500.720 MWh de energía limpia al año y atender la expansión industrial prevista en la provincia. El impacto económico estimado se sitúa en 894 millones de euros, incluyendo inversiones, generación de empleo y mejora de la competitividad territorial.
La subestación de Antas actúa como punto final del eje y como punto de partida para el crecimiento energético del levante. Red Eléctrica detalla que esta infraestructura será la «puerta de entrada de la nueva potencia» y que permitirá dar cobertura a las infraestructuras ferroviarias del Corredor Mediterráneo y del tren de Alta Velocidad Murcia–Almería. La compañía afirma que el eje «impulsará los ejes ferroviarios mediante su electrificación» y garantizará el suministro a los sistemas de tracción eléctrica, un requisito fundamental para la puesta en marcha del AVE.
El refuerzo eléctrico de la provincia incluye además otras actuaciones complementarias. En el área metropolitana se ha ampliado la subestación de Benahadux (220 kV), con una inversión cercana a dos millones de euros y tres nuevas posiciones autorizadas por la Junta de Andalucía. También se ha intervenido en Tabernas (400 kV), que canaliza la energía renovable generada en el entorno del desierto, y en Berja (220 kV), que mejora la fiabilidad del suministro en la Alpujarra y el Poniente. Con este conjunto de obras, la red provincial pasa de una estructura saturada a una red mallada y con capacidad de respuesta.
El eje Caparacena–Baza–Antas tiene además una repercusión directa sobre la transición energética. Andalucía cuenta con 23.439 megavatios de potencia instalada, de los cuales 16.111 MW proceden de fuentes renovables. La energía solar fotovoltaica representa 10.454 MW, seguida de la eólica (3.706 MW) y la termosolar (997 MW). En total, el 68,7% de la generación eléctrica andaluza procede ya de fuentes limpias. El MIEA advierte que «estas infraestructuras permiten atender la demanda de energía de forma segura» y que su desarrollo «debe ir acompasado con el de la demanda para mantener la calidad del suministro».
La ejecución del eje permitirá reducir 179 kilotoneladas de CO2 al año, un dato relevante dentro de los objetivos nacionales de descarbonización. Además, facilita la conexión de nuevas plantas renovables en las provincias de Granada y Almería, donde el recurso solar se encuentra entre los más altos de Europa.
Por otra parte, el proyecto también tiene un componente social. En la provincia de Granada, donde el primer tramo ya está operativo, Red Eléctrica ha desplegado su Estrategia de Impacto Integral, que busca «generar un impacto positivo y permanente en el territorio». La iniciativa incluye acuerdos con quince municipios para instalar sistemas de autoconsumo solar, renovar el alumbrado público y proteger el patrimonio histórico. Según la empresa, las actuaciones «benefician de forma directa e indirecta a más de 44.000 habitantes». Así las cosas, el modelo se aplicará también a los municipios almerienses vinculados al segundo tramo del eje.
De zona «menos mellada» de España a línea estratégica de toda la red
Andalucía Oriental, que durante años figuraba como la zona «menos mallada desde el punto de vista eléctrico de toda España», pasa a disponer de una conexión moderna y estable. El nuevo eje completa un vacío histórico en el mapa energético y facilita la implantación de actividades industriales, logísticas y tecnológicas en comarcas que hasta ahora carecían de capacidad de suministro.
No obstante, la tramitación administrativa del tramo Baza–Antas ha sido complicada. El Ministerio para la Transición Ecológica otorgó la autorización definitiva en 2024, tras el análisis ambiental y técnico del proyecto. La obra forma parte de la Planificación de la Red de Transporte 2021–2026, integrada ya en el horizonte 2030. Así las cosas, su finalización, prevista para finales de este año, cerrará un proceso iniciado hace más de una década.
La concentración de potencia renovable en el oeste andaluz –con 4.491 MW en Sevilla y 3.410 MW en Cádiz– contrasta con los 1.928 MW de Granada y los 1.485 MW de Almería. La nueva conexión equilibrará esa distribución y permitirá a las provincias orientales acceder a la misma capacidad de crecimiento energético que el resto de la comunidad.
Las administraciones locales y las asociaciones empresariales coinciden en que la obra marcará un antes y un después en la economía regional. El aumento de capacidad eléctrica facilitará la implantación de nuevas industrias y reducirá el riesgo de cortes o restricciones. El eje también refuerza la seguridad de suministro para hogares y servicios públicos, lo que se traducirá en una mayor estabilidad para la población.
La construcción de la línea y de las subestaciones asociadas moviliza a cientos de trabajadores y empresas auxiliares. En paralelo, el refuerzo eléctrico permitirá atraer nuevas inversiones en almacenamiento energético y producción de hidrógeno verde, una de las áreas de mayor proyección dentro de la estrategia nacional de transición energética.
La planificación de Red Eléctrica estima que, una vez completado el eje, la provincia de Almería pasará «de una red saturada a una red de liderazgo en la transición energética». El sistema será capaz de responder a la demanda industrial, al transporte ferroviario y a la electrificación de nuevos sectores productivos. Respecto a los costes, según Red Eléctrica, con una inversión «cercana a 90 millones» se ejecutó Caparacena–Baza. El tramo a Antas «invertirá más de 162,6 millones»; lo que explica que el mínimo del corredor esté en 252,6 millones de euros. A partir de ahí, la provincia de Almería ha cuantificado 894 millones de beneficio socioeconómico, que no debe confundirse con el coste directo de obra.
En clave de conclusión, el eje aporta cuatro certezas importantes. Primero, la que se refiere a capacidad: libera megavatios para proyectos y hogares donde ya no había hueco. Segundo, cohesión: corrige un punto débil del mapa andaluz y acerca oportunidades al Altiplano y al Levante. Tercero, movilidad: asegura potencia para el AVE Murcia–Almería y el Corredor Mediterráneo. Y Cuarto, transición: integra renovable y evita emisiones, algo que el MIEA encuadra en una región que ya tiene 68,7% de su potencia instalada en tecnologías limpias.
Andalucía pide más inversión y mejor planificación en la región
El desarrollo del eje coincide con la tramitación del nuevo Real Decreto de Planes de Inversión en Redes Eléctricas, actualmente en fase de información pública. El Consejo de Gobierno de Andalucía ha remitido alegaciones en las que reclama una mayor capacidad inversora y un papel más activo de las comunidades autónomas en la planificación de infraestructuras críticas como la del sureste andaluz.
Según el expediente aprobado en octubre de 2025, la Junta considera que los límites propuestos por el Ministerio –0,065% del PIB nacional para transporte y 0,13% para distribución– son «insuficientes para cubrir las necesidades reales de la red eléctrica andaluza». El documento plantea que esas restricciones «deberían revisarse o flexibilizarse» y que la inversión «ha de ser más predecible y adaptada al crecimiento regional».
El Gobierno andaluz también solicita participar en la priorización de las inversiones excepcionales que autoriza el Ministerio, de forma que las comunidades puedan proponer los proyectos que consideren esenciales. «La experiencia de infraestructuras como el eje Caparacena–Baza–Antas demuestra que la anticipación en la red de transporte es clave para evitar colapsos energéticos», reza el texto.
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