Trágico final

La cámara de una gasolinera grabó a Álvaro encima del vagón antes de electrocutarse

Pudo recibir una descarga de 3.500 voltios de corriente continua del cable de la catenaria que va directamente al pantógrafo

Después de que unos reporteros hallaran casualmente el cuerpo de Álvaro Prieto, el joven cordobés desaparecido en Sevilla el pasado 12 de octubre, comienza a desvelarse algunas incógnitas. Una cámara de una gasolinera cercana habría grabado al juvenil del Córdoba CF en lo alto del vagón del tren donde fue hallado. Se piensa que tocó una catenaria y sufrió una descarga eléctrica mortal, cayendo entre los vagones donde finalmente fue hallado. Aunque el tren estaba en reparación, y por tanto no estaba en funcionamiento, guardaría energía eléctrica y las catenarias tienen corriente. Se desconoce aún cómo pudieron pasar cuatro días sin hallarse el cuerpo cuando incluso la noche anterior la UME estuvo con perros especializados en los alrededores. En la jornada del hallazgo se tenía previsto continuar la búsqueda por esa zona, por lo que, probablemente, de no haberse producido el hallazgo sorpresivo, en la noche de ayer hubiera sido encontrado.

La grabación confirma la hipótesis de la Policía de la muerte accidental por electrocución. También se barajó previamente el aplastamiento, hasta que se supo que el tren no había funcionado y circularon versiones peregrinas basadas en bulos y audios falsos.

Álvaro Prieto pudo recibir una descarga de 3.500 voltios de corriente continua, más peligrosa en estos casos que la alterna. El joven habría tocado el cable de la catenaria que va directamente al pantógrafo. El cuerpo estaba en el vagón más cercano a esta zona y presentaba signos compatibles con una descarga.

El levantamiento del secreto de sumario ha sido un indicio de que no se baraja el homicidio. A las 7:22 del día de la desaparición Álvaro envió un WhatsApp a su madre: "Ya voy para la parada". Se piensa que se coló donde fue encontrado, a un par de kilómetros de Santa Justa, en un tercer intento de acceder a los trenes, tras ser echado por la seguridad en la estación y en los alrededores.