Ni Cazorla ni Baeza: Estos son los pueblos de origen árabe más bonitos de Andalucía

Andalucía es una región marcada profundamente por el legado árabe, debido a los más de siete siglos de dominio musulmán en la península ibérica. La huella de Al-Ándalus se manifiesta no solo en las grandes ciudades como Córdoba, Sevilla y Granada, sino también en numerosos pueblos donde la arquitectura, la organización urbana y las costumbres aún recuerdan esa época.

Córdoba: Medina Azahara y Almodóvar del Río

Córdoba fue el epicentro del Califato de Al-Ándalus. Además de la Mezquita-Catedral, su joya más desconocida es Medina Azahara, una ciudad palatina a las afueras, construida bajo el mandato de Abderramán III en el siglo X. En los alrededores, el pueblo de Almodóvar del Río conserva un castillo de origen musulmán que domina el paisaje del Guadalquivir

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Granada y la Alpujarra: El último reducto nazarí

Granada fue el corazón del Reino Nazarí, el último estado musulmán en la península. La Alhambra y el Generalife siguen siendo símbolos de la sofisticación de esa era. No muy lejos, los pueblos de Lanjarón, Pampaneira y Capileira, en la Alpujarra, conservan una arquitectura de tejados planos y callejuelas estrechas, características de su origen bereber.

Sevilla: murallas y Torre del Oro

Sevilla conserva importantes vestigios árabes, como la Giralda, que fue en su origen el minarete de la mezquita principal. Las Murallas Almohades y la Torre del Oro, levantadas en el siglo XIII, dan cuenta de la importancia estratégica de la ciudad en ese tiempo. Hoy, muchos de estos restos se pueden recorrer en rutas turísticas por el casco histórico

Ronda: Un pueblo con historia mora

En el interior de Málaga, Ronda es conocida por su impresionante tajo, pero también por su herencia musulmana. La ciudad conserva parte de las murallas árabes, los baños musulmanes y el Palacio del Rey Moro, que combina la arquitectura islámica con jardines escalonados

Vejer de la Frontera: Un pueblo blanco con esencia árabe

Este encantador pueblo gaditano combina la estética de los pueblos blancos andaluces con una fuerte influencia árabe. Las calles estrechas, las casas encaladas y el alcázar que aún corona el casco antiguo son testimonio del paso musulmán por la región.