"El bloc"
Guerra cultural
"La profesionalización de las agrupaciones provoca una obsesión por no ofender a nadie que coarta dramáticamente la creatividad"
La hiperventilación, frasco de sales bajo la pituitaria, de cuantos se extrañan de que Canal Sur no retransmita este año las fases finales del concurso del Carnaval de Cádiz es fingida como el enfade del capitán Renault en el Café de Rick.
“Qué escándalo, un gobierno usa la radiotelevisión pública como herramienta propagandística”. La hemiplejia woke, en efecto, lleva años instalada en las tablas del Falla y al ejecutivo de Moreno Bonilla no le sale de los dídimos financiar ni dar difusión a quienes le niegan el derecho a existir. “Guerra cultural”, denomina a esas cositas la derecha más rotunda y tampoco sobra un poco de miramiento con el dinero del contribuyente, del que el ente es un auténtico sumidero.
Por otra parte, he aquí las ventajas de la era digital, la retransmisión de Onda Cádiz (emisora también pública y también de una administración gobernada por el PP) se ve sensacionalmente en todos los hogares de la región con wifi, que son casi todos. Luego, por circunstancias de la vida (más que nada de la edad y de la muerte), la fiesta ha perdido a sus talentos más luminosos y, lo que es peor, el espíritu transgresor que la animaba.
Reina la autocensura, como reconocen los propios autores, y la profesionalización de las agrupaciones provoca una obsesión por no ofender a nadie que coarta dramáticamente la creatividad. Que traducido resulta: una campaña en redes sociales disuade a equis ayuntamientos de contratarme para las fiestas patronales.
Todo el mundo es libre de buscarse las habichuelas, y ni les cuento con el paro lampante que sufre la provincia, pero los escuchadores somos también libres de decir que el Carnaval nos interesa y seduce cada vez menos. Entre muy poco y nada, en concreto, por lo que es comprensible la decisión de la RTVA.
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