Política
Juanma Moreno frente a una izquierda fragmentada y un PSOE a la baja
Podemos presiona a IU para que se decida de cara a las elecciones andaluzas: confluir con ellos o estar con los socialistas
Cinco días después del decimocuarto aniversario del 15M –aquellos tiempos de rabia lisérgica, clases de capoeira y otras actividades más o menos constructivas del espíritu humano que, desde tiendas de campaña Quechua en las plazas, desembocó en un chalet en Galapagar–, Podemos, el partido que aunó aquella amalgama de pareceres tanto de izquierda como antisistema, se pone también en el escaparate paras las elecciones andaluzas. La líder oficial del partido, Ione Belarra, presionó a IU para que se decida de cara a los posibles comicios regionales: confluir con ellos o estar en el Gobierno. Belarra advirtió que aspira a candidaturas ambiciosas de izquierdas y que ese factor se ha perdido con la «operación Sumar». Por su parte, la líder del PSOE-A, María Jesús Montero, se presentó como «la candidata» de la izquierda en el Comité Director del partido, en una aspiración última de aunar votos e ideologías contra la mayoría absoluta de Juanma Moreno.
«Se puede luchar contra el sistema, pero no contra la biología», proclamó Antonio Maíllo cuando presentó su dimisión al frente de IULV-CA sin ambages ni tutelajes hace seis años. Igual que la cabra tira al monte, el político tiende a pisar moqueta. Así, Maíllo volvió del instituto y ahora está al frente de IU federal con una experiencia más que fallida de coalición en Andalucía con el partido morado encarnado entonces en la figura de Teresa Rodríguez y ahora en Ione Belarra e Irene Montero con Pablo Iglesias en la sombra. Las palabras de despedida de Maíllo son plenamente vigentes para definir a Podemos, cuya biología, por naturaleza, tiende a la oposición y/o a la barricada y la pancarta. De la «spanish revolution» queda la constante división en forma de muñeca rusa de los partidos de izquierda. Maíllo no tiene mala relación con María Jesús Montero. El día que volvió al Parlamento andaluz tras superar un cáncer, la primera que lo abrazó fue la ahora vicepresidenta del Gobierno. El coordinador de IU ya ha avisado de que en esta ocasión, si hay confluencia con Podemos o similares, debe haber primarias. Esta vez, la cuchara no será entregada ni en caso de adelanto, aseguran.
Paradójicamente, lo que se suponía que era un movimiento transversal pero con origen en la izquierda como el 15M dio lugar a un Ejecutivo en la Junta de Andalucía con dos partidos de centro-derecha (PP y Cs) y el apoyo parlamentario externo de un grupo de derecha radical como Vox, en el primer mandato de Moreno. En el segundo, el PP-A se hizo con la mayoría absoluta de forma incontestable. No llegó a haber «sorpasso» al PSOE –aunque sí hubo riesgo cierto en junio de 2016– pero el que fuera partido hegemónico en Andalucía del 15M a esta parte viene cosechando en la comunidad andaluza los peores resultados de su historia repetidamente. Podemos o sus marcas blancas cosecharon un éxito descendente, hasta el actual encallamiento, que deviene también en un «encanallamiento» de la relación política en la Cámara autonómica con momentos de extrema tensión entre los propios grupos que conforman la coalición de izquierdas. La evolución de Podemos en Andalucía ofrece diferentes instantáneas. Desde la de un partido que llenaba Fibes o el velódromo de Dos Hermanas nada más nacer a una formación en la que el líder Pablo Iglesias hasta incomodaba y no pisaba Cádiz, «territorio Kichi».
El término «ocasión» proviene del latín «occasio», que significa «oportunidad». En enero de 2019 tuvo lugar el «errejonazo» primero, con su salida a Más País, y con su variante andaluza. Salió Errejón en Madrid y después Carmen Lizárraga en Andalucía o Mercedes Barranco. Moreno Yagüe, parlamentario con pensamiento propio, también fue excluido de las listas. Podemos ya claramente no era más –ni menos- que otro partido más de las izquierdas. La balcanización de la formación abanderada de las confluencias tomó cuerpo. El partido, como definió Barranco, Bescansa o el ahora defenestrado y judicializado Errejón, pasó «de aspirar a ocupar el centro del tablero político a situarse en sus márgenes» y «de dirigirnos a la mayoría social a dirigirnos a los convencidos». «Hemos envejecido como si hubieran pasado décadas», señalaron. Podemos e IU sumaban 20 escaños en 2015. Después se quedaron en 17 y ahora, mal avenidos entre IU, los morados y Más País, suman cinco.
El PSOE-A, a la vez que Montero se ofrece como «Blanca Paloma de las izquierdas», intenta tomar la calle. Mientras tanto, la Junta comienza a elaborar el Presupuesto de 2026, en contraposición a la falta de cuentas en España. El PSOE aspira a unas elecciones conjuntas que eleven la participación. Moreno contrapone «la polarización» con la «moderación, sensatez y serenidad» de su Gobierno y, de momento, pretende aguantar el año de legislatura con Montero y las izquierdas «a fuego lento».