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Cultura

San Diego Comic-Con Málaga: el riesgo cierto de morir de éxito

La calidad del evento se vio empeñada en parte por el desbordamiento del público previsto, los precios abusivos y la desorganización

Ambiente en la última jornada de la San Diego Comic-Con en Málaga Álex ZeaEUROPAPRESS

El mandamiento, quizás, primero del mundo del cómic lo dejó dicho Ben Parker, el tío de Spiderman, en los tebeos originales de Marvel (en la última saga cinematográfica del arácnido, la tía May -Marisa Tomei- también parafraseó la frase): "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Málaga acogió por primera vez la mayor cita del mundo del cómic, probablemente el evento más importante de la cultura pop, con un rotundo éxito de público: más de 120.000 visitantes de más de 120 países, una ocupación hotelera total y un impacto económico en la ciudad de Málaga de 50 millones de euros. De lo que no avisaron a la entrada, en alguna de las colas previas que llevaban a otra cola aún más larga era de que había que grabarse a fuego la máxima del Maestro Yoda: "Que la fuerza te acompañe". Igual que en el multiverso hay diferentes mundos, tiempos y espacios, la San Diego Comic-Con Málaga se caracterizó, además de por la ilusión del personal (desde bebés hasta ancianos ataviados en el 90% de los casos con los ropajes de su personaje favorito), la calidad de los eventos y el caché de los participantes, por la multicola, que no era un nuevo refresco. De hecho, el primer día hubo serios problemas con el agua, ya que se limitaba la entrada de botellas y, por tanto, se sumaban otras tantas multicolas para no desfallecer bajo el sol del veranillo de San Miguel. El recinto se vio más que desbordado durante la mayor parte del tiempo y se cayó de lleno en algunos de los pecados capitales que recoge la película "Seven" de David Fincher, escrita por Andrew Kevin Walker: como poco, la avaricia y la soberbia.

Arnold Schwarzenegger vuelve a España con el homenaje de la Comic-Con Málagaefem0565Agencia EFE

Se habla del doble de afluencia de la prevista. No hay que menospreciar nunca la fuerza de voluntad de un friki, que es como un cofrade de Sevilla o un aficionado del Carnaval de Cádiz pero al mismo tiempo y, seguramente, disfrazado. Jared Leto, Arnold Schwarzenegger, Wendoline Christie, Luke Evans, J. Bayona o el plato fuerte del maestro Jim Lee son alicientes más que sobrados para el peregrinaje de los aficionados a la cultura pop a Málaga pero el solo hecho histórico de la primera salida de la San Diego Comic-Con de Estados Unidos era más que suficiente para la venida en masa de los fans, así se hubiera programado únicamente a un señor vestido de Pingu o se hubiera presentado a un tipo de Pernambuco dibuando monigotes. "Sobran los motivos", que cantó Joaquín Sabina.

Encuentro con el dibujante de cómic Jim Lee en la San Diego Comic-Con en MálagaÁlex ZeaEuropa Press

El más prestigioso artista que acudió a la Comic-Con de Málaga fue Jim Lee, hijo de la industria desde hace décadas. Lee regaló varios dibujos a los asistentes a su charla y se acercó a los fans tras una firma que en principio era abierta y sobre la marcha pasó a ser cerrada. Dialogó con los asistentes, se hizo fotos, saludó a quien pudo y hasta recogió el pen-drive de artistas incipientes que guardaban cola con la esperanza de cumplir un sueño. Esas personas venían de Valencia, comentaban que en la Dana de hace 11 meses perdieron el coche por el barro y miraban con preocupación la nueva alerta prevista para hoy. Tenían que coger un avión en poco tiempo pero aguardaban por cumplir un sueño. Jim Lee se paró antes de ir a la siguiente firma y saltándose el protocolo firmó cuantos ejemplares pudo. Un artista se debe a su público. Una de las máximas de cualquier industria es no maltratar a quien te da de comer. Por ello, al margen de las colas y el desbordamiento, detalles como los abusos con las comidas, en un recinto del que, debido a las colas para volver a entrar, no se podía o no se debía salir, colman de lleno el citado pecado capital de la avaricia: no se puede cobrar cerca de cuatro euros por una lata de refresco y 15 euros por una pizza Margarita que se puede calificar como familiar sólo en caso de pertenecer a la estirpe de los Hobbits. Para cualquier persona humana, aquello era media ración, siendo generosos. El aficionado al cómic es altruista pero humilde (y no es tonto) y sumar al viaje, el alojamiento y la entrada (55 euros este año) el abuso con la comida, como poco, está feo. El personal del evento, en todo caso, era amable y no eran ellos los que decían "Es mi tesoroooo". También hubo quien se pegó por un Funko y, obviamente, la organización no es responsable de que en el ámbito de los aficionados al coleccionismo y los cómic también haya gente con el conocimiento justo para, en el mejor de los casos, llegar al final del día.

Ambiente en la última jornada de la San Diego Comic-Con en MálagaÁlex ZeaEuropa Press

Pese al desbordamiento y la falta de información para saber a dónde acudir, en general, la gente fue feliz en la Comic-Con de Málaga. Pasada las marabunta, ya bien caída la tarde, se podía disfrutar del ambiente, el buen rollo del personal, la inclusión, las atracciones, los escenarios, los stands, las charlas, las estatuas y, sobre todo, con la admiración que despiertan las personas, simplemente, disfrutando de su afición y disfrazadas del superhéroe que, igual, les salvó la infancia y la adolescencia. No deja de ser digno de admiración ver a una persona con un vehículo para discapacitados recubierto por una nube de algodón y vestido de Goku como quien va volando en lo alto de un sueño. La Comic-Con de Málaga, con Jim Lee como punta de lanza y Arnold Schwarzenegger como estrella más rutilante y mediática, entonó el "Sayonara, Baby" con la promesa -esperemos- de aprender de los errores, aprovechar las potencionalidades y convertir a Málaga en la que puede ser la sede del mayor evento de la cultura pop de Europa. "True Believer", dejó dicho Stan Lee.