Patrimonio
Los pasadizos secretos para descubrir Sevilla bajo tierra
El patrimonio subterráneo de la capital hispalense está lleno de leyendas, aunque algunos de ellos sí son reales
La leyenda urbana describe el subsuelo de Sevilla como una laberíntica trama de pasadizos secretos y galerías ocultas que recorren la ciudad en todas direcciones. Túneles para trasladar el oro traído de América desde el río hasta un lugar seguro, corredores subterráneos que salvan toda clase de obstáculos, incluido el Guadalquivir, para comunicar castillos o fortalezas militares; minas horadadas por avaros judíos con el fin de ocultar en ellas sus ricos tesoros y, por supuesto, misteriosas estancias soterradas que servían de escondrijo y guarida a brujas, demonios y seres del más allá.
Hay leyendas sobre túneles que llegan hasta San Juan de Aznalfarache, de comunicaciones subterráneas que, partiendo de la Giralda, se dirigen hacia todas las iglesias de la ciudad. Raro es el palacio o el templo en el que no se refiere la existencia de algún misterioso pasadizo secreto.
La Sevilla subterránea está repleta de leyendas, pero pocos pasadizos han resultado ser reales. Uno de ellos es el de la calle Abades, que el pueblo conocía como "Horno de las brujas", pues un erudito como Gonzalo Argote de Molina aseguraba que allí estuvieron las "escuelas de magia diabólica que tuvieron los moros" en el siglo . Este pasadizo de la calle Abades se pudo investigar en 1970 a raíz de unas obras en la calle. El historiador José Gestoso apuntó la tesis definitiva de que se trataba de unas termas romanas, cosa que han corroborado las investigaciones más modernas.
Hay noticias de que el patrimonio subterráneo de Sevilla no se queda ahí. En la calle Bustos Tavera, por ejemplo, se han encontrado tramas subterráneas de origen y destino desconocido. Vecinos antiguos aseguran haberlas recorrido, comprobando que llevaban, cuando menos, desde el ex convento de la Paz hasta el monasterio de Santa Paula.
También, bajo la Plaza de la Pescadería hay una cisterna romana de unos 4 metros de profundidad y a tan solo 60 centímetros del suelo. Salió a la luz en 2006 y el Ayuntamiento la cubrió con una estructura acristalada de la que difícilmente se puede distinguir el interior. Este aljibe o cisterna, datado del siglo II, facilitaba la distribución del agua. El interior solo ha permitido visitas en alguna edición de la Noche en Blanco de Sevilla.
Unos subterráneos conocidos como la Cueva de Hércules, que llegaban desde la iglesia de Santa María la Blanca hasta la calle Mateos Gago.
Por supuesto, el Real Alcázar, al ser una fortaleza contaba con otro pasadizo, aunque este también se usaba con fines no militares por Pedro I El Cruel y sus escarceos amorosos con María de Padilla, su amante.
También dentro del patrimonio subterráneo se pueden incluir unas galerías que iban desde la Catedral hasta la calle García de Vinuesa; unos pasadizos bajo la calle Torneo, documentados por el cronista Don Manuel de la Cruz y, por supuesto, las galerías complejo hotelero Las Casa de la Judería, un hotel de 18.000 metros cuadrados conformado por 27 casas unidas entre sí. Todas estas viviendas están conectadas por un increíble túnel subterráneo e incluso se conserva una muralla de la época a la entrada de los pasadizos.
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