Narcotráfico

Sancti Petri: de los gaulos a los petaqueros

El caño de este pueblo pesquero se ha convertido una de las principales gasolineras de las narcolanchas: «Saben con el máximo detalle cómo se mueven las patrullas de la Guardia Civil»

Narcolancha varada en Salobreña
Narcolancha varada en una playa EfeAgencia EFE

A la entrada del poblado almadrabero de Sancti Petri, bajo la atenta e impertérrita mirada de una imponente figura de bronce de Hércules, se dibuja uno de los perfiles litorales más singulares y cautivadores de la costa gaditana y andaluza.

Presidido por la figura del Castillo de Sancti Petri (bajo el que se dice que podría estar el antiguo Templo de Hércules), sus aguas fueron testigos de privilegio de la llegada y asentamiento de una de las civilizaciones más determinantes en la historia de la Bahía de Cádiz, la fenicia

Hoy, miles de años después, las estelas en la mar de los gaulos (antiguas embarcaciones fenicias) han sido reemplazadas por las de las narcolanchas y petaqueros, que han convertido este paraíso natural en uno de sus principales puntos de abastecimiento de combustible.

La sinuosidad de esta zona de la Bahía de Cádiz (ideal para esconderse y sortear la acción policial debido a los numerosos caños existentes) y, lo más determinante, la migración forzada de los narcos ante la gran presión policial en la zona del Campo de Gibraltar han hecho del Caño de Sancti Petri un ‘punto caliente’ en lo que al petaqueo se refiere. Protagonismo que, como denunciaba recientemente la asociación de la Guardia Civil Jucil, comparte con el río Guadalete.

“Aunque es cierto que ahora las acciones de los petaqueros se producen con más asiduidad en la zona del Caño de Sancti Petri, es una situación que venimos detectando desde hace tiempo”.

“Hablamos de un escenario”, destaca José Antonio Belizón, representante de la AEGC (Asociación Española de Guardias Civiles), “que responde a ese proceso de continua evolución que acompaña a los clanes que se dedican al narcotráfico y que afecta a mejora de herramientas tecnológicas, embarcaciones, cambios de rutas, diversificación de puntos de acopio, etc.”.

“Lejos de lo que la mayoría de los ciudadanos puedan pensar, sobre todo en este caso, esto no responde a una determinación que se tome de un día para otro. Menos aún, sabiendo la extraordinaria complejidad que comporta moverse por un entramado de caños tan sinuoso como el que, en conjunto, conforma la Bahía de Cádiz”.

“Para que el Caño de Sancti Petri se haya convertido en una de las grandes ‘gasolineras’ para las narcolanchas, estas bandas, con anterioridad, han realizado un estudio detallado del territorio, barajando todas y cada una de las alternativas que ofrece para sortear la acción de la Guardia Civil”.

Del mismo modo, “han tenido que montar estructuras de vigilancia y alerta, de forma que les permita saber con el máximo detalle posible cómo se mueven las patrullas de la zona: turnos, integrantes, recorridos y un largo etcétera de circunstancias que, como se está viendo, les da la confianza suficiente para actuar a cualquier hora del día”.

En lo que se refiere a las personas que forman parte de estos entramados, “aunque es cierto que cuentan y contratan a individuos que son de la zona y la conocen, operan con cuadrillas que se han desplazado desde el Campo de Gibraltar, ya que la confianza en este tipo de operaciones tiene que ser bastante estrecha. De hecho, si cuentan con alguien nuevo, siempre lo ponen al lado de personas que ya gozan de la máxima confianza de la organización”.

Frente a esta nueva realidad, lejos de contar con más y mejores medios, José Antonio Belizón señala que “las mejores herramientas de las que disponemos son la intuición y la experiencia, que nos llevan a saber interpretar determinadas circunstancias y actuar de forma eficaz”.

Esta ´nueva’ realidad, más allá de a la Guardia Civil y la Policía, a quien preocupa, y mucho, es a la coordinadora antidrogas de la localidad, Nueva Luz, cuya responsable, a su vez, es presidenta andaluza del colectivo REDES, Paqui Guerrero.

“Sorpresa”, señala, “ninguna”. “Es un hecho que el Caño de Sancti Petri suena cada vez más, sobre todo, como ‘gasolinera’ para las narcolanchas. Aunque los miembros de la Guardia Civil ponen todo su empeño en combatir esta situación, estamos en las mismas de siempre, no cuentan con las herramientas suficientes”.

“Además de favorecer el movimiento de drogas, este incremento del petaqueo”, denuncia, “trae de la mano el aumento del menudeo, con consumidores cada vez más jóvenes”.

“Lo más lamentable”, resalta, “es que solo se habla y se pone la atención en estos temas cuando hay una gran actuación o ocurre una desgracia, pero la ciudadanía tiene que saber que estamos ante un veneno que se expande día a día y que, de un modo u otro, acaba tocando a nuestros jóvenes, familiares y amigos”.