Economía
Los Frailes: un nuevo inicio de la minería en Aznalcóllar
La mina subterránea en el municipio sevillano supera los trámites ambientales y estará autorizada para final de año con una previsión de 2.000 empleos a pleno rendimiento
«No existe una mina subterránea más transparente en el mundo». La nueva mina de Aznalcóllar (Sevilla) ha superado los trámites ambientales, un paso esencial para un nuevo comienzo en una comarca marcada por el desastre de Boliden. Según informó la Junta, se prevé que complete toda la autorización en el último trimestre. A partir de entonces, empezará a construirse. A finales de 2027 debe estar lista para extraer minerales. Se trata de 450 millones de inversión privada, de los que 100 son para actuaciones medioambientales como construir una depuradora de vanguardia; 2.000 puestos de trabajo directos e indirectos; 20 años de vida del proyecto; tres años para poner en marcha y 17 de explotación de los sulfuros polimetálicos. La zona cuenta con 45 millones de toneladas de residuos, principalmente cobre, zinc, plomo, esenciales para la construcción, por ejemplo, de las baterías eléctricas.
El consejero de Sostenibilidad, Ramón Fernández-Pacheco, junto al titular de Industria, Energía y Minas, Jorge Paradela, informó de la firma de la autorización ambiental unificada con todas las garantías técnicas. Este paso no supone ni la reapertura inminente ni un proyecto parecido al anterior. «La mina que provocó el desastre del 1998 no tiene nada que ver», recalcó el titular de Medio Ambiente.
Este proyecto nace en 2013 «con el consenso de todas las fuerzas políticas»: se trata de una mina interior y no a cielo abierto. «No hay una balsa que pueda romperse sino otra mina en el mismo emplazamiento», recalcaron. «No se va a autorizar un vertido tóxico. Lo que sí va a hacer es autorizar un vertido de agua depurada con unos niveles muy estrictos de calidad con unas técnicas innovadoras y un plan de seguimiento y control además. «El impacto en el Guadalquivir tiene que ser el mínimo posible», señaló Fernández- Pacheco. Se analizará todos los días el agua en tres puntos de control diferentes y si alcanza el 75% del límite permitido se parará el vertido. También se ha establecido una garantía financiera de más de 60 millones de euros para toda la vida del proyecto, «como mínimo», « para no vernos en un horizonte judicial parecido» al actual con Boliden tras el desastre ecológico.
Ha sido un proceso con dos informaciones públicas. «Se han estudiado todas las alegaciones», que «enriquecen la autorización ambiental». De las aportaciones de los ecologistas se recogen el plan de contingencia, la garantía financiera, que haya un hidrogeólogo para controlar las aguas y un técnico ambiental residente dentro del proyecto.
En términos económicos, se trata de «un revulsivo para toda la comarca que cumple al 100% todas las garantías». «Lo largo de la tramitación ha obedecido a la exhaustividad. Se ha analizado hasta el último detalle y exigido todo lo exigible. El proyecto con estos condicionantes cumple», señalaron desde la Junta de Andalucía.
Paradela insistió en el consenso en el origen del proyecto, con una PNL que tuvo respaldo de todos los grupos el 17 de julio de 2013. El consejero diferenció varias etapas en el proceso hasta la apertura de la mina. En primer lugar, la autorización a cargo de Sostenibilidad, la Consejería de Industria sigue ahora con la tramitación iniciada con cuatro periodos de información pública. Hasta hoy hay 685 documentos vinculados al proyecto correspondientes a 31 hitos administrativos. El próximo paso es una doble propuesta: la resolución de autorización del proyecto de explotación y la propuesta de plan de restauración, a cargo de la Delegación territorial de Industria, Energía y Minas. Se abre ahora un trámite de audiencia. Finalmente, la Dirección de Minas tiene que emitir autorización final.
«La minería del siglo XXI ya no es la que era antes», señaló Paradela, apelando a «los parámetros de sostenibilidad». Además, «se busca impacto social positivo por parte de las empresas» en la zona. Se trata de un proyecto de mina subterránea, por lo que el impacto ambiental va a ser mucho más reducido. «No es que evitemos hablar de Aznalcóllar, es que es un proyecto distinto», diferenció. «No va a haber balsas de lodos ni de residuos. Una parte de los residuos se aprovecharán como relleno en el interior de la mina, con una técnica relativamente novedosa. Otra parte se depositará en la antigua corta minera a efectos de restauración».
«La huella hídrica del proyecto es muy reducida, a diferencia de la minería del siglo XIX o XX. Más del 80% del agua para el tratamiento se reutilizará en el propio proceso», explicaron los consejeros.
✕
Accede a tu cuenta para comentar