Perros

¿Cómo enseñar a mi perro a soltar objetos cuando se lo pido? Pocos lo saben, pero lo están haciendo mal

Más allá de un simple juego, conseguir que un perro suelte un objeto a la orden es un pilar de su seguridad y educación. Un adiestramiento basado en el refuerzo positivo que evita conflictos y fortalece la comunicación

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Tu perro a veces no suelta las cosas cuando se lo pides, este es el truco para dominar esta cuestiónPexels

Gritar, perseguir al perro por toda la casa o, peor aún, arrebatarle un objeto de la boca por la fuerza. Son reacciones comunes, casi instintivas, pero que resultan del todo contraproducentes para la educación de un can. Lejos de solucionar el problema, estas acciones solo consiguen generar desconfianza y posesividad, convirtiendo un simple juego o un despiste en una batalla que dinamita la relación entre el animal y su dueño. De hecho, una mala gestión de estas situaciones puede agravar o incluso desencadenar problemas más serios, como la ansiedad en el perro, que requiere un manejo cuidadoso y empático.

Frente a este enfoque erróneo, el adiestramiento en positivo se erige como la única vía eficaz y respetuosa. Enseñar la orden «suelta» no es un ejercicio de dominación, sino una lección de comunicación y autocontrol. El quid de la cuestión reside en que el perro comprenda que liberar un objeto a petición nuestra no supone una pérdida, sino la oportunidad de obtener algo mejor. Para ello, la paciencia se convierte en el pilar fundamental del proceso. Este tipo de entendimiento mutuo es clave en toda la convivencia, incluso en gestos tan cotidianos como la forma correcta de saludar a un perro al volver a casa.

De hecho, el primer paso consiste en crear las condiciones idóneas para el aprendizaje. Esto implica elegir un entorno tranquilo, libre de distracciones, y preparar las herramientas adecuadas: un juguete que le interese pero que no sea su favorito —para no generar frustración— y una buena reserva de premios muy apetecibles, como trocitos de salchicha o queso. Este método, se basa en la asociación positiva y no en el castigo.

De la teoría a la práctica: claves para afianzar la orden

Una vez preparado el escenario, la mecánica es sencilla. Se le entrega el juguete al perro, permitiendo que lo muerda sin forcejeos. Acto seguido, se le acerca un premio a la trufa y, en el preciso instante en que su interés se desvía hacia la comida y abre la boca para cogerla, hay que pronunciar la orden verbal «suelta» con un tono sereno y claro. Justo al soltar, se le entrega la recompensa acompañada de un elogio entusiasta.

Asimismo, la constancia es crucial para que el animal interiorice el comando. No se trata de someterlo a largas y agotadoras sesiones, sino de practicar en intervalos cortos pero frecuentes, de unos cinco o diez minutos repartidos a lo largo del día. Cuando el perro ya domine la orden con un objeto concreto, es el momento de generalizar el aprendizaje, repitiendo el ejercicio con otros juguetes y en diferentes lugares para que entienda que la norma se aplica en cualquier situación.

Por último, es vital saber cómo reaccionar ante imprevistos. Si el animal gruñe, es una señal inequívoca de que el objeto en cuestión tiene un valor demasiado alto para él, por lo que conviene cambiarlo por otro menos atractivo o buscar el consejo de un profesional. Y ante una emergencia real, si ha cogido algo peligroso, la clave es mantener siempre la calma y ofrecerle a cambio un premio de un valor excepcional al que no pueda resistirse.