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Gatos
Poseer un felino con la estampa de un leopardo pero con el carácter de un gato doméstico se ha convertido en el último capricho para las grandes fortunas. Más allá de los coches deportivos o los relojes de lujo, este mercado de mascotas exclusivas ofrece a sus clientes la posibilidad de convivir con un animal de apariencia salvaje, un trozo de naturaleza exótica dentro de casa que se convierte en un símbolo de estatus definitivo.
En este exclusivo universo, el rey indiscutible es el Ashera. Su precio, que puede superar los 115.000 euros, lo sitúa como el felino más caro del mundo. La razón de esta cifra desorbitada reside en su origen: un complejo cruce entre un serval africano, un leopardo asiático y un gato común. El resultado es un cóctel genético a medida, diseñado para ofrecer una estética imponente sin renunciar a un temperamento apto para la convivencia.
Sin embargo, el Ashera no está solo en este olimpo felino. Le siguen otras razas híbridas como el Savannah, que también desciende del serval africano y puede alcanzar los 46.000 euros. Un peldaño por debajo se encuentra el Bengal, con ascendencia de leopardo asiático, cuyo valor puede llegar a los 25.000 euros. Estas cifras dibujan los contornos de un mercado de mascotas de lujo tan selecto como polémico.
De hecho, el desembolso económico es solo el primer paso. La herencia salvaje de estos animales se traduce en unas necesidades muy alejadas de las de un gato corriente. Su nivel de energía es muy superior, lo que exige grandes espacios, una estimulación constante y un enriquecimiento ambiental para evitar que el estrés o el aburrimiento deriven en problemas de comportamiento. Requieren, en definitiva, una dedicación fuera de lo común.
A esta exigencia se suma la complejidad legal. La tenencia de estos híbridos puede estar sujeta a una estricta regulación en España, dependiendo de la normativa autonómica y local sobre animales exóticos. Esto puede implicar la necesidad de obtener permisos especiales y cumplir con condiciones muy concretas para garantizar tanto la seguridad como el bienestar del animal. Adquirir uno de estos felinos no es una simple compra, sino que implica asumir un compromiso a largo plazo con un ser vivo de naturaleza compleja.
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