Lenguaje

La expresión aragonesa que no encontrarás en ningún otro lugar y que indica 'atajo'

El aragonés, una lengua histórica y única, lucha por sobrevivir ante el riesgo de extinción con palabras que son comunes en las zonas rurales y entre los mayores

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Para nadie es un secreto que España es un mosaico de culturas y lenguas, en cada rincón del país podemos encontrar expresiones que reflejan la esencia de la región y su gente. Aragón, en ese sentido, no es la excepción, de hecho, cuenta con el aragonés, una lengua que, aunque no se utiliza de manera generalizada, sigue viva en palabras y frases que forman parte del día a día.

Salir de Aragón puede ser una experiencia reveladora para sus habitantes, especialmente cuando utilizan términos locales que no tienen mucho sentido en otras partes. Palabras como “alcorce” o “trabanqueta” son testimonio de este legado lingüístico aragonés que persiste y merece ser celebrado.

La palabra para referirse a un atajo

Entre las palabras más características del aragonés destaca “alcorce”. Este término, que se utiliza tanto como sustantivo como verbo, significa tomar un camino más corto o acortar una ruta. En frases como “Voy a alcorzar por aquí” o “Voy a tomar un alcorce para llegar antes”, queda patente su uso práctico y cotidiano.

Aunque su significado puede parecer sencillo, su valor radica en su conexión con el aragonés. Incluso dentro de Aragón, “alcorce” no es universalmente conocida, por lo que también denota la riqueza lingüística de la región y la importancia de preservar estas palabras que, en su esencia, son pequeños elementos culturales.

Otras palabras únicas del aragonés

Más allá de “alcorce”, Aragón cuenta con un repertorio de expresiones que, aunque menos comunes en generaciones jóvenes, siguen resonando en zonas rurales y entre personas mayores. Una de ellas es “trabanqueta”, que equivale a la acción de hacer una zancadilla. Un ejemplo típico sería: “Mi amigo me hizo la trabanqueta y terminé en el suelo”.

Otra palabra peculiar es “lambrazo”, utilizada para describir una caída aparatosa. Esta expresión, cargada de humor y cercanía, ilustra cómo el aragonés convierte situaciones cotidianas en relatos llenos de color. Estas palabras, que muchas veces se utilizan en contextos familiares o entre amigos, son un reflejo de la personalidad y el carácter de la región.

El aragonés, un idioma en vía de extinción

El aragonés, conocido como fabla, es una lengua que durante siglos fue predominante en Aragón, especialmente en las zonas rurales y montañosas. Sin embargo, con el paso del tiempo y la expansión del castellano como idioma oficial, el aragonés fue perdiendo terreno hasta quedar relegado a pequeños núcleos poblacionales, principalmente en el Pirineo aragonés. Hoy en día, su uso está limitado y su transmisión generacional es cada vez menos frecuente, lo que lo coloca en una situación de riesgo crítico de extinción.

A pesar de este panorama, el aragonés no ha desaparecido del todo gracias a los esfuerzos de asociaciones culturales, instituciones y particulares que trabajan para preservarlo. Cursos de formación, actividades culturales y la inclusión del aragonés en programas educativos buscan dar una nueva vida a esta lengua.

Además, el reconocimiento del aragonés como parte del patrimonio cultural de la región ha ayudado a visibilizar su importancia, aunque todavía queda un largo camino por recorrer para garantizar su supervivencia a largo plazo