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Los ladrones del botín más doloroso de Zaragoza pillados por fin: este es el balance del destrozo perpetrado en su cementerio

Han sustraído un total de 1.600 kilos de elementos decorativos pertenecientes a unos 500 nichos en varias semanas

Objetos decorativos de lápidas sustraídos
Objetos decorativos de lápidas sustraídosCreative Commons Google-cartv.es

La ciudad de Zaragoza ha quedado conmocionada por la magnitud del robo perpetrado en el cementerio de Torrero. El saqueo, que se ha extendido durante varias semanas, ha perpetrado la sustracción de más de 1.600 kilos de elementos decorativos pertenecientes a unos 500 nichos. La operación delictiva no solo es impactante por la cantidad de material robado, sino también por las fechas elegidas -coincidiendo con las Fiestas del Pilar- y la aparente impunidad con la que los ladrones pudieron actuar en un espacio de titularidad pública. Los daños son evidentes en las lápidas, con el único objetivo de fundir el hierro, cobre o latón para su venta en el mercado de metales.

La pregunta que resuena en la ciudad, especialmente entre las familias afectadas, es: ¿cómo ha sido esto posible? Muchos de los detalles se conocerán más adelante en los juzgados porque los tres sospechosos de los deleznables hechos, de momento, se han negado a testificar y han quedado en libertad con cargos, existen ya datos concretos sobre el modus operandi de los autores, su presunta participación, y el destino final de los objetos sustraídos.

Cómo actuaban los ladrones y la falta de alerta

Si bien en un principio se manejó la versión de que nadie sabía nada con certeza, se conoce que los robos comenzaron días antes de las Fiestas del Pilar, siendo considerados inicialmente como hechos aislados. Las primeras denuncias llegaron a comisarías de Zaragoza a finales de septiembre y principios de octubre, alertando sobre la sustracción y daños en los nichos. A pesar de estas denuncias iniciales, la situación no pareció generar una alerta significativa ni en el Ayuntamiento ni en la empresa privada responsable de la gestión y mantenimiento del camposanto de Torrero mediante concesión.

Un detalle crucial en la mecánica del robo era la furgoneta de los autores, que entraba por el acceso principal del cementerio cada mañana, nada más abrirse las puertas. Según testigos conocedores de los hechos, los ladrones no ejecutaban el robo in situ a esa hora, sino que acudían a recoger los objetos que habían sustraído la noche anterior. Estos enseres eran dejados cuidadosamente preparados para ser cargados en la furgoneta, aprovechando que la apertura y el cierre de las puertas del cementerio están automatizados y se producen siempre a la misma hora, lo que les garantizaba una rutina predecible para la recogida.

El destino del botín: una chatarrería bajo la lupa

El modus operandi consistía en entrar al cementerio, cargar los objetos robados de los nichos en la furgoneta y salir. Según informa 'El Periódico de Aragón', el destino de todos estos enseres de bronce y otros metales era siempre el mismo: una chatarrería ubicada en Zaragoza. El propietario de este negocio, de nacionalidad china, es actualmente uno de los investigados en la operación, bajo la acusación de receptación.

La certeza de su implicación se basa en la naturaleza inequívoca de los objetos que recibía: elementos pertenecientes a lápidas de cementerio, que evidenciaban su procedencia ilícita. Aunque la sede social de la chatarrería investigada figura como una nave en el polígono Centrovía, en La Muela, se baraja que la entrega de los más de 1.600 kilos de metales no se realizaba necesariamente en este domicilio, sino en otra ubicación dentro de la ciudad de Zaragoza.