Alimentación

Quimicofobia: ¿Existe algo 100% natural?

Cada vez son más las personas que analizan las etiquetas para desechar aquellos que llevan aditivos y conservantes. Gracias a muchos de ellos nuestra alimentación es más segura

Quimicofobia: ¿Existe algo 100% natural?
Quimicofobia: ¿Existe algo 100% natural?larazon

Cada vez son más las personas que analizan las etiquetas para desechar aquellos que llevan aditivos y conservantes. Gracias a muchos de ellos nuestra alimentación es más segura

La obsesión por la alimentación sana se nos está yendo de las manos. Tanto es así, que si antes algunas dietas desterraban ciertos alimentos, considerados prohibidos, ahora los principales enemigos son los aditivos o conservantes de algunos alimentos. «Estamos viviendo un momento de quimicofobia, con todo el revuelo que existe con los aditivos», afirma a LA RAZÓN Ángela Quintas, química y experta en Dietética y Nutrición, que ya lleva cinco ediciones de su primer libro «Adelgaza para siempre. De forma fácil, saludable y definitiva» (Planeta). En sus páginas explica de forma didáctica toda la ciencia que hay detrás de la alimentación para desmontar mitos. «No se nos tiene que ir mucho la cabeza con el mundo ‘‘eco’’. Es mejor comprar alimentos de temporada y de cercanía para que no recorran grandes travesías, que volvernos locos con el tema ecológico», afirma Quintas.

Cada vez es más habitual que el márketing de la industria alimentaria fije como eslóganes el «sin conservantes ni colorantes» o la frase que aparece en muchos envases: «100% natural». Pero, ¿de verdad es posible que en la actualidad encontremos productos sin algún componente químico? Los antioxidantes no sólo vienen de serie en muchas frutas y verduras y ayudan a nuestro organismo, existen otros de tipo aditivo que están presentes en cereales y diferentes clases de bollería. Los aditivos que buscan alargar la vida de los alimentos también son objeto de crítica, sin embargo son imprescindibles para nuestra sociedad actual en el que necesitamos que la comida nos aguante el mayor tiempo posible sin tener que bajar al supermercado. Este tipo de compuesto químico evita la aparición de moho o de microorganismos que «devoran» los alimentos. Productos en salazón, quesos curados y carnes los llevan.

A estos dos compuestos habría que añadir emulsionantes como la lecitina que permite que la comida no se pegue a los diferentes recipientes, así como productos espesantes que actúan del mismo modo que se usa la harina en salsas o estofados y que le da cuerpo.

«La quimicofobia no es más que un derivado de la ortorexia, un término que acuñó un periodista estadounidense en los años 90 y que hace referencia a la obsesión por la alimentación saludable y que no deja de ser otra manía conductual, cercana al trastorno», afirma Antonio Villarino, catedrático de Bioquímica y presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación. «Ahora en los supermercados se han popularizado los lineales de productos ecológicos y no todo el mundo se lo puede permitir». En lo que respecta al consumo de productos con conservantes y aditivos, Villarino lo tiene claro: «La alimentación ahora es más segura gracias a estos compuestos. Los productos que no los llevan son más caros porque se deben consumir en un periodo de tiempo más corto. No es que sea malo consumir productos sin conservantes, pero no hay economía que lo pueda soportar».

El experto plantea otro problema que esta surgiendo en esta sociedad «tan sana» y es la sobreabundancia de los denominados «alimentos funcionales», son aquellos que afirman contener más nutrientes como el calcio o el omega 3 y que no dejan de añadir sustancias químicas al producto original. Todo un sinsentido en un mundo que huye de lo «artificial» en busca de lo 100% natural. Y es que, aunque no lo creamos, cualquier alimento tiene su parte química. La leche, por ejemplo, tiene tiamina y rivoflavina. ¿Le suenan? No son más que los nombres que se le dan a la vitamina B1 y B2.

Lentejas con arroz, el superalimento

Para la química y dietista Ángela Quintas existen cinco reglas para llevar una alimentación saludable: no consumir hidrato de carbono sólo, tener cuidado con los hidratos de carbono líquidos como el zumo o el gazpacho, consumir alimentos cada tres o cuatro horas, no hacer deporte con el estómago vacío y desayunar, como tarde, una hora después de levantarse.

Basándose en estas normas, «podemos no sólo alimentarnos, sino también nutrirnos». En lo que se refiere a la moda de superalimentos como la cúrcuma o el té matcha, Quintas asegura que «existen algunos que son una pasada en su composición, pero depende mucho de cuánto tengas que tomar. El mejor superalimento son las lentejas con arroz, que contienen cereal y legumbre».