Psiquiatría
«Conocer la esquizofrenia nos ayuda a tener el control sobre ella»
Lleva toda su vida dedicada a la normalización de la enfermedad mental, en concreto, de la esquizofrenia. Confía en que con mejores herramientas el sistema sanitario y la sociedad podrían asumir estas patologías como una más, sin connotaciones negativas. Apuesta por la información para combatir el rechazo y controlar la dolencia.
Ana Cabrera lleva toda su vida dedicada a la normalización de la enfermedad mental, en concreto, de la esquizofrenia. Apuesta por la información para combatir el rechazo y controlar la dolencia.
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, desde Amafe buscan «normalizar» la enfermedad y hacer hincapié en sus necesidades sociosanitarias. Ana Cabrera, directora de la Asociación Madrileña de Amigos y Familiares de Personas con Esquizofrenia (Amafe) cuenta esto y otras cuestiones. Cuando a un hijo le llega el diagnóstico de esquizofrenia, ¿qué miedos y preocupaciones llegan a la mente de los padres?
–Los miedos propios de cuando no sabemos qué está ocurriendo, ni qué esperar; en muchos casos tienen como base el estigma que rodea al trastorno y es que no podem os olvidar que las familias, hasta que llega el diagnóstico y empezamos nuestra andadura de información y apoyo, somos sociedad común, con la misma amalgama de prejuicios y mitos que cualquiera..
–¿Qué ocurre si junto al diagnóstico va la «etiqueta» que perjudica al paciente? ¿Cuáles son las principales barreras que se han de superar, como en otras enfermedades mentales?
–Pensamos que es imprescindible trabajar tanto con la persona, como con su entorno y con la sociedad, para que dejemos de asumir que un diagnóstico abarca y envuelve a la totalidad de la persona, anulando cualquier otro rol que la persona tenga. Es importante que los trastornos mentales se diagnostiquen y se traten como en cualquier otra enfermedad, pero la persona, independientemente del diagnóstico que tenga, sigue siendo la misma, hijo/a, sobrino/a, amigo/a, trabajador/a, estudiante...
–¿Qué carencias tiene el SNS en este terreno?
–Resulta indispensable continuar avanzando en la atención a los problemas de salud mental desde la perspectiva comunitaria, trabajando en la humanización del trato a personas con problemas de salud mental, sin olvidar las comorbilidades físicas y potenciando sus redes sociales de apoyo, sin olvidar la importancia de los cuidadores informales en el pronóstico. Es fundamental, además, impulsar el desarrollo en España de servicios de Atención Temprana, imprescindibles para paliar la cronicidad y potenciar la recuperación. Sin olvidar grandes retos a la atención a personas con trastorno mental grave cuando además de éste se añaden otras particularidades o dificultades como ser menor de 18 o mayor de 65 años, tener asociado un retraso intelectual, consumo de tóxicos, estar en situación de sin hogar o cumpliendo condena penitenciaria... entre otros. Situaciones éstas en que la complejidad aumenta y para las que resulta prácticamente imposible encontrar recursos adaptados.
–Su campaña se basa en el #puntodeinflexion, ¿cuántos momentos difíciles pasan estos pacientes a lo largo de su vida?
–A lo largo de nuestras vidas, todos habremos de enfrentarnos a numerosos momentos difíciles. Con #puntodeinflexión, queremos transmitir que la clave no reside sólo en el problema, sino también en nuestra voluntad y actitud frente a las dificultades. Conocer los efectos que el trastorno tiene sobre cada uno de nosotros, aprender a detectar las señales de aviso, a confiar en nuestros seres queridos, en los profesionales y sobretodo en nosotros mismos y nuestras propias capacidades... nos ayuda a retomar el control, a prevenir recaídas y, sobre todo, a disfrutar más de nuestra vida eligiendo y desarrollando nuestro proyecto vital. Sin duda, conlleva un mayor esfuerzo, pero no por ello deja de ser posible.
–¿Hasta qué punto pueden llegar a normalizar la enfermedad y llevar una vida sin alteraciones ni condicionantes (ni externos ni internos)?
–Todos tenemos alteraciones y condicionantes. Algunas personas verán los síntomas de la esquizofrenia reducidos a la mínima expresión, mientras que otros tendrán que lidiar con más dificultades. La clave nuevamente está más en la actitud frente a nuestras dificultades que en el tamaño de nuestros problemas.
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