Turismo
Esta es la ciudad donde se come el mejor queso de Baleares: está rodeada de playas preciosas
La capital de la isla de Menorca, Mahón, además de contar con una de las Denominaciones de Origen más importantes de España, está muy cerca de parajes naturales que hace falta visitar
Mahón no es únicamente la capital administrativa de Menorca: es también un punto de encuentro entre tradición, modernidad y vida mediterránea. Situada al este de la isla, la ciudad se abre al mar con uno de los puertos naturales más grandes del mundo, un espacio que deslumbra tanto por sus aguas cristalinas como por la mezcla de embarcaciones que lo recorren.
Desde los yates de lujo hasta los tradicionales llaüts menorquines, el puerto refleja la esencia de una localidad donde la herencia histórica y la vitalidad contemporánea se dan la mano.
El Mercado del Claustre del Carme es uno de los lugares donde mejor se respira la vida cotidiana mahonesa. Situado en un antiguo convento barroco del siglo XVIII, alberga puestos históricos donde se exhiben embutidos tradicionales, sobrasadas, frutas y verduras de proximidad, además de un producto que se ha convertido en seña de identidad: el queso de Mahón.
Este manjar, que puede encontrarse en versiones curada, semicurada o tierna, es fruto de la combinación de la leche de vaca autóctona y la influencia de la brisa marina. Su sabor intenso lo ha consolidado como uno de los quesos más reconocidos del archipiélago balear.
Huella británica y raíces marinera
Caminar por el centro histórico permite apreciar la marcada influencia británica que todavía define el carácter de la ciudad. Los boinders, balcones acristalados que adornan las fachadas de edificios burgueses, son herencia directa del siglo XVIII, cuando Mahón funcionaba como base naval del Imperio británico.
Fue precisamente durante aquella época cuando surgió la célebre ginebra menorquina, que hoy se disfruta combinada con limonada en la refrescante bebida local conocida como pomada.
La cocina marinera completa la experiencia. Restaurantes de referencia como S’Espigó o Jàgaro rinden homenaje al mar con platos de langosta, sardinas a la parrilla o calamares frescos servidos frente al agua.
El Mercado de Pescado, o Mercat del Peix, es otro punto de interés donde se puede comprar producto local o degustar tapas elaboradas con las capturas del día. Quienes busquen una experiencia más singular pueden acercarse hasta Cales Fonts, en Es Castell, donde las cuevas del litoral se transforman al atardecer en un enclave gastronómico inigualable.
Una capital con vocación cultural
Mahón también ha sabido proyectarse como un referente cultural dentro y fuera de Menorca. Un ejemplo de ello es el centro de arte Hauser & Wirth, ubicado en la cercana Isla del Rey.
El antiguo hospital militar ha sido reconvertido en un espacio artístico de primer nivel, rodeado de jardines diseñados por Piet Oudolf y con obras de artistas de renombre internacional como Louise Bourgeois o Eduardo Chillida.
La oferta cultural se completa con espacios históricos como la iglesia de Santa María, que alberga un monumental órgano del siglo XIX, o el palacete de Can n’Oliver, hoy convertido en centro de exposiciones y en punto de referencia para quienes desean descubrir el legado patrimonial de la ciudad.
Naturaleza a pocos minutos
Aunque Mahón se distingue por su vitalidad urbana, la naturaleza menorquina nunca queda lejos. A escasos minutos del centro se encuentra la Cala Mesquida, un enclave de aguas turquesa rodeado de entorno protegido.
Allí se puede practicar esnórquel, nadar o simplemente relajarse frente a un paisaje que resume la esencia de Menorca: mar, tranquilidad y belleza en estado puro.