
Cultura
La palabra propia de Baleares que nadie más puede entender en el resto del país
Además de hablar en catalán, el archipiélago tiene su dialecto propio y de hecho en cada una de las islas se habla de una manera distinta a la otra y se utilizan términos particulares

El archipiélago balear no solo es rico en paisajes mediterráneos, calas turquesas y una gastronomía vibrante: su lengua, el catalán en sus variedades insulares, guarda auténticas joyas lingüísticas que sorprenden tanto por su sonoridad como por su rareza.
El 'balear' no es un dialecto uniforme, sino un conjunto de variantes que incluyen el mallorquín, menorquín e ibicenco (o eivissenc), cada una con vocabulario propio, giros singulares y expresiones heredadas de siglos de historia insular.
'Xítxero'
Una de las palabras más pintorescas es 'xítxero', usada en Mallorca para referirse al garbanzo. Esta forma difiere claramente del catalán estándar 'cigró' y del castellano, y su sonoridad casi onomatopéyica ha llamado la atención incluso de lingüistas.
En el mismo campo culinario, encontramos 'formatjada', una empanadilla menorquina rellena de queso, cuyo nombre evoca directamente su ingrediente estrella: el 'formatge'.
También abundan palabras del día a día que cambian radicalmente de una isla a otra. Por ejemplo, en Menorca se dice 'estufat' para un guiso de carne, mientras que en Ibiza podríamos escuchar 'sofrit pagès', un plato tradicional que da nombre también a una expresión: “fer un sofrit” puede significar resolver algo con intensidad, como quien lo sofríe todo junto.
'Moix', 'gat' y 'anar gat'
En el mundo animal, el mallorquín tiene la palabra 'moix' para 'gato', en contraste con el 'gat' del catalán estándar. Curiosamente, esta forma también aparece en menorquín, donde se convierte en diminutivo: moixonet.
Por su parte, en Ibiza utilizan el mismo término que en el catalán estándar: 'gat', que si se utiliza con el verbo ir delante significa ir borracho: 'Anar gat'.
El folclore y la tradición oral también han conservado términos únicos. En Mallorca, una 'bubota' es una especie de fantasma o espíritu travieso, figura recurrente en las historias de miedo que aún cuentan los abuelos.
En la cultura menorquina, los niños que se portan mal pueden recibir una advertencia sobre el 'Home des sac', el 'hombre del saco', aunque aquí con un tinte más autóctono y menos importado del imaginario castellano.
Palabras ibicencas únicas
También existen palabras relacionadas con oficios y tareas tradicionales. En Ibiza, 'enfardellar' significa atar o empaquetar algo, generalmente usando cuerdas de esparto o rafia. Este término se remonta a tiempos agrícolas, cuando era habitual enfardellar ramas de olivo o haces de trigo.
Las variantes dialectales del catalán balear, lejos de ser meras curiosidades regionales, son verdaderas cápsulas del tiempo que conservan latinismos arcaicos, arabismos locales y préstamos del comercio mediterráneo. Es decir, cuesta la historia de todas las civilizaciones que han pasado siglo tras siglo por el archipiélago y han dejado su legado.
En un momento en que la globalización tiende a homogeneizar la lengua, estas palabras se erigen como recordatorio de que hablar es también una forma de habitar un lugar con identidad propia.
Recuperar, valorar y usar estas expresiones no es solo una cuestión de lingüística: es un acto de memoria cultural. Como dice un refrán mallorquín: “Qui perd els orígens, perd identitat.” Y en las Islas Baleares, las palabras cuentan historias que no están en los libros, sino en el aire salado de cada isla.
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