Si usas esta palabra eres más de Guadalajara que las judías al arrope
España es un país con una gran diversidad cultural, lo que se refleja en las distintas formas de utilizar el castellano
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El diccionario de la Real Academia (RAE) indica que el idioma es la "lengua de un pueblo o nación, o común a varios, pero también "el modo particular de hablar de algunos o en algunas ocasiones". Pero también explica que el habla es el "acto individual del ejercicio del lenguaje, producido al elegir determinados signos, entre los que ofrece la lengua, mediante su realización oral o escrita o el sistema lingüístico de una comarca, localidad o colectividad, con rasgos propios dentro de otro sistema más extenso".
España es un país de contrastes, de distintas culturas y con múltiples influencias de otros pueblos europeos o africanos que han dado como resultado unas características e idiomas propios en cada región.
Esta diversidad ha sido recogida en la Constitución, que en su artículo 3 establece que "el castellano es la lengua oficial del Estado y que las demás lenguas españolas son también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos: catalán en Cataluña e Islas Baleares, valenciano en Comunidad Valenciana, euskera en País Vasco y zonas vascófonas de Navarra y el gallego en Galicia.
Pero hay otros idiomas que gozan de protección como son el bable en Asturias, el aragonés e incluso el silbo gomero, que se reconoce en la ley de Patrimonio Histórico de Canarias como patrimonio etnográfico.
esto no quiere decir que no haya otros idiomas o hablas en nuestro territorio, En Extremadura, Andalucía, Murcia tienen una forma de expresar el castellano muy propia. Algo que también pasa incluso en la propia Castilla, donde el alcarreño de cada provincia manchega tiene sus características propias, una identidad propia que llega incluso a la forma de hablar en algunos municipios como en Pastrana, donde a las mujeres presumidas se las llama "repolleras".
La riqueza del lenguaje fue muy bien definido por Jorge Luis Borges, para el que "el lenguaje no lo hace el colegio, ni el poder, ni la iglesia, ni los escritores, sino los cazadores, los pescadores, los obreros, los campesinos, los caballeros y los tipos sinceros”.
Y Castilla siempre ha sido tierra agrícola y trabajadora. Por ello, aunque el alcarreño no sea considerado un idioma tiene diccionario propio, con palabras y expresiones por todos conocidas como "a espuertas", "a voleo", "buche" o "dentera".
Ana García explica en su blog elhexágono los rasgos lingüísticos de Guadalajara son el leísmo, el laísmo y el loísmo; la relajación o incluso la pérdida de la -d intervocálica (“comprao”); la pronunciación fuerte de la -d final de palabra [Madriz]; el uso descuidado de lo que se denomina –s analógica en la segunda persona del singular del pretérito perfecto simple (“comistes”); el también incorrecto uso del infinitivo en lugar del imperativo (“Salir todos de aquí” en lugar de salid) y la adaptación o la relajación fonética (“setiembre” en lugar de septiembre)".
García hace un repaso por las palabras más habituales: abocinar (caerse), achantarse, acocotar, aguachinar, ahinarse, “aiba” o “aibá”, apalancarse, hacer un apaño, mejunje, atosigar, azotaina (en lugar azote), banasta (cesta grande de mimbre o canasta), ser un abanto (persona asustadiza), adefesio, berzotas, bigardo, botarate, borrego, cenutrio, desgarbao, fantoche, fulero o fullero, haragán o mostrenco.
Por su parte, Gloria Magro en su blog "Léxico familiar alcarreño (I)" recuerda como su abuelo les "decía de pequeños que no tocásemos nada en la fragua, no nos fuésemos a llenar. Se refería claro está, a que no nos manchásemos. Aquella palabra, asociada para siempre a la infancia en el pueblo y a los sonidos de la bigornia -yunque- , las rejas -apero de labranza-, escofinas -lima- y herraduras, se quedó ahí, en el recuerdo. Reconozco que no he vuelto a usar llenar en la acepción en que la usaba mi abuelo el herrero de Jadraque".
Magro ha recopilado una serie de palabras propias de la Alcarria: El perdigacho es el adolescente en su primera parte de pubertad, que a los 16-17 años pasa a ser mozo/galán o moza/galana.
También menciona otras palabras muy utilizadas como amorcar (empitonar), mureco (antipático, arisco), marrarse (equivocarse), escañeta (especie de taburete), zanconchar (jugar con agua y salpicar), pelandrusca (mujer de mal vivir) o botarate (persona cabezona o enfadada), esburgar (revolver), esbararse (resbalar), estar de lejía (dar a luz en casa) o quedarse sin estipencias (quedarse sin nada)
Otras expresiones popularizadas en sus sketches por el humorista José Mota (Montiel, Ciudad Real) cansino, agonías, dar un apechusque, asobinao, bacinear (hablar demasiado), estar de casquera (cotillear), ponerse un chambergo o darse una costalá.
Pero tal y como refleja el Instituto Cervantes, hay una palabra que si la utilizas indica claramente que eres más de Guadalajara que las judías de arrope (: agirolar, en el sentido de desordenar, estropear o desbotijar (en lugar de dar a luz). "No me esburgues el puchero que me lo agirolas".
Otras expresiones curiosas recopiladas por la biblioteca virtual de la institución son: "Vamos a construir una casa bien ventosea (con ventanaz grandes", "voy a hacerme un analís (de sangre) a Guadalajara", "¡au copón casi te pilla el toro!", "Mañana es la misa del cabo daño (del cabo de un año) por la tía..", "Mal carbunco (enfermedad grave) te de Dios" o el carné de santidad (en lugar d carné de identidad)