Ciudad Real

El pueblo de Castilla-La Mancha que se gana el apodo de “Vaticano manchego” por su monumental iglesia

Este pintoresco pueblo de Castilla-La Mancha esconde una joya arquitectónica que ha ganado fama por su devoción y su impresionante catedral

El pueblo que apodan el “Vaticano manchego” y que deslumbra en Castilla-La Mancha
El pueblo que apodan el “Vaticano manchego” y que deslumbra en Castilla-La ManchaAgencia AP

En el corazón del Campo de Montiel, dentro de la provincia de Ciudad Real, se alza San Carlos del Valle, un pueblo que ha captado la atención de propios y extraños por una razón muy particular: su imponente catedral barroca, que ha valido al municipio el apodo de “el Vaticano manchego”.

Aunque su tamaño y monumentalidad distan de la basílica de San Pedro en Roma, el impacto que causa al visitante es notable, sobre todo por emerger de forma majestuosa en un entorno rural y tranquilo.

Una plaza mayor con carácter propio

Todo recorrido por San Carlos del Valle debe comenzar en su plaza Mayor, un espacio lleno de armonía estética y encanto típicamente manchego. Las columnas toscanas, las galerías corridas y los arcos de entrada componen un escenario sobrio y elegante, perfecto para captar la esencia arquitectónica del pueblo.

En uno de sus costados se encuentra la Hospedería de Santa Elena, punto de acogida para viajeros y lugar desde donde se contempla la imponente silueta de la catedral.

La catedral del Cristo milagroso

La verdadera joya de San Carlos del Valle es su iglesia, conocida oficialmente como Santuario del Santísimo Cristo del Valle, aunque popularmente muchos la llaman “la catedral”. Fue construida en el siglo XVIII sobre un antiguo santuario vinculado a una figura de Cristo milagroso, depositado según la leyenda por un misterioso caminante.

Plaza Mayor de San Carlos del Valle, Ciudad Real
Plaza Mayor de San Carlos del Valle, Ciudad RealAgencia AP

Su estructura, de proporciones insólitas para una localidad tan pequeña, recuerda al gran barroco español, con influencias del neoclásico y un diseño centrado en la verticalidad y las cúpulas decoradas. El interior está ricamente ornamentado, y su silueta es fácilmente reconocible por la gran cúpula central que corona el templo, un guiño evidente a la estética vaticana que justifica su célebre sobrenombre.

Historia con raíces profundas

Aunque hoy deslumbra por su arquitectura barroca, los orígenes de San Carlos del Valle se remontan a la Edad del Cobre, como han demostrado restos arqueológicos hallados en la zona. No fue hasta el reinado de Carlos III cuando el pueblo alcanzó su máximo esplendor, momento en que se consolidó como centro de peregrinación y símbolo de la religiosidad popular manchega.

En la misma plaza se ubican también el Ayuntamiento y la Casa del Cura, reflejo de la estructura civil y eclesiástica de la localidad, que ha sabido mantener su autenticidad a lo largo de los siglos.

Un entorno perfecto para el descanso y el descubrimiento

Más allá de su catedral, San Carlos del Valle invita al paseo entre calles empedradas, casas de ladrillo y una gastronomía rica en sabores locales. Su calma, unida a su patrimonio, lo convierten en una escapada ideal de fin de semana para quienes buscan desconexión y cultura.

Calles de San Carlos del Valle
Calles de San Carlos del ValleAgencia AP

Muy cerca, se pueden visitar otras joyas de la zona como La Solana, conocida por el cultivo de azafrán y la fabricación de hoces artesanales, y el Puente Romano de San Carlos del Valle, un vestigio histórico que forma parte de la emblemática Ruta del Quijote.

San Carlos del Valle no necesita compararse con Roma para brillar con luz propia. Su catedral, su plaza y su historia lo convierten en uno de los pueblos más sorprendentes de Castilla-La Mancha. Un rincón donde la espiritualidad se mezcla con la sencillez, y donde cada piedra parece contar una historia sagrada.