Coronavirus
De la pastoral en la cola de la panadería a la misa con hidrogel y mascarilla
Los 68 municipios de Castilla y León que se encuentran ya en la fase 1 dan los primeros pasos hacia la normalidad con muchas expectativas y miedo
La ansiada fase 1, de la que ya disfrutan 68 municipios de Castilla y León, ha comenzado con las expectativas muy altas por la larga espera pero también con mucho miedo. La apertura de los comercios sin cita previa, las terrazas en las calles y las iglesias abiertas son algunas de las características de este paso en la vuelta a la denominada “nueva normalidad” en la que, por el momento, solo está parte del medio rural de la Comunidad.
Después de dos meses sin eucaristías, el templo del municipio vallisoletano de Villafrechós ha dado de nuevo su misa de las siete de la tarde para cinco monjas y siete fieles. Así lo detalla a LA RAZÓN su párroco, José Manuel Hernández, quien destaca el cumplimiento de todas las medidas de seguridad, como la separación entre bancos, el uso de mascarillas y el hidrogel disponible, aunque no está permitido dar la paz ni se ofrece agua bendita.
“También hemos ensayado el momento de la salida, para que no se junten en la puerta”, explica, al tiempo que señala nunca ha perdido el contacto con los fieles ya que “habíamos preparado cosas para rezar novenas”.
Este cura, que da misa en ocho pueblos, todos ya en fase 1, entre los que se encuentran Tordehumos o Villamuriel, considera que el día más especial será el domingo aunque “los mayores tienen respeto, incluso miedo”, a lo que yo les contesto que “hay que tener prudencia y confianza”.
Ahora, con esta nueva fase, Hernández cambia su “pastoral de cola”, la que prestaba “en la cola de la panadería, de la carnicería o donde fuera” por las misas, a las que “no se puede acudir para pasar un mal rato pensando ‘mejor no toco esto, cuidado con lo otro’, sino con alegría y la confianza de que se han tomado las medidas necesarias y podemos estar tranquilos”.
“En estos pueblos se ha llevado el confinamiento de forma ejemplar, también la gente joven, y no se han tirado a las calles con el levantamiento de algunas medidas. Están siendo muy conscientes”, apunta.
Esta es la sensación que se ha repetido en todas las localidades beneficiadas con esta fase 1, en las que no se ha visto ese ansia por salir, sino que se han retomado algunas actividades desde el cuidado y el respeto por las medidas de distanciamiento e higiene pautadas por los responsables sanitarios.
La presencia de tres trabajadores de una empresa de Tordesillas en una de las terrazas de la plaza Mayor de Mota del Marqués (Valladolid), disfrutando de unas cervezas y un pincho de tortilla a primera hora de la mañana era la única imagen diferente respecto a cualquier otra jornada de estas semanas atrás. El bar Ruy-Wamba que regenta Mila volvía a abrir sus puertas con la incertidumbre por ver cómo se desarrolla la vuelta a la actividad. “La gente está retraída”, reconocía.
Más movimiento ha habido en la palentina Villamuriel, donde han abierto los 13 bares con terraza, algunas incluso nuevas, para recibir a los nostálgicos del pincho de tortilla y el chato antes de comer, lo que choca con la situación en la soriana Ólvega, donde han abierto tres bares, un hotel y una panadería que tiene terraza para dispensar desayunos y meriendas, aunque con baja afluencia de público.
También los municipios del área de salud del Bierzo y Laciana, con Ponferrada a la cabeza, se despertaron saludando al primer día en la fase 1. La capital berciana se convertía así en la primera ciudad de Castilla y León en la que se relajan las estrictas medidas con las que se ha luchado contra este enemigo invisible, aunque sólo 17 de los 243 establecimientos que disponen de licencia de terraza han solicitado la apertura de acuerdo con el sistema de declaración responsable propuesto por el Ayuntamiento.
Mientras, en el ámbito cultural, el servicio de Bibliobuses ha vuelto a las zonas en fase 1 como la localidad leonesa de Reliegos de las Matas, donde se ha formado cola para devolver los libros prestados, en casa desde hace dos meses, y coger nuevos con los que cubrir el tiempo que aún queda por pasar en el hogar.
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