Coronavirus
“Los familiares de las personas con alzheimer son unos héroes”
Antonio García, presidente de AFA Zamora, reconoce que no sabe cuando podrán abrir sus centros de atención en la capital y en Toro, y advierte del deterioro de los enfermos en esta pandemia
En estos dos meses y casi dos semanas de pandemia y de estado de alarma en España, con prácticamente toda la actividad económica y social paralizada, muchos son los colectivos que están sufriendo las consecuencias de esta situación. Personas y familias que luchan en silencio contra la enfermedad de alguno de sus miembros, a las que este confinamiento está llevando casi al límite de sus posibilidades.
Es el caso de los enfermos de alzheimer y sus familias, que en este tiempo no han podido, ni pueden todavía ni saben tampoco a ciencia cierta cuando podrán acudir a las asociaciones de las que forman parte para recibir los servicios que allí se prestan. Como por ejemplo la estimulación temprana, los talleres de memoria o la movilidad para la mejora de su calidad de vida, porque han tenido que cerrar sus instalaciones por orden de la Junta de Castilla y León por la crisis sanitaria.
Es el caso de la Asociación de Alzheimer (AFA) Zamora que cuenta con dos centros, uno en la capital zamorana y otro en el municipio de Toro donde atienden entre ambos a unas cien personas con más de una treintena de trabajadores, además de un proyecto que tienen en marcha pero que aún no ha podido abrir sus puertas: una residencia de ancianos en la localidad toresana. Lo que ha supuesto, por paradójico que parezca, “una bendición y una suerte” tras la irrupción del letal y contagioso coronavirus, por el daño que está haciendo a las residencias de mayores, según cuenta a LA RAZÓN Antonio García, presidente de AFA Zamora.
En este tiempo, y conscientes de los problemas de salud para los usuarios que se derivan del cierre de sus centros, desde esta entidad zamorana han intentado llevar a cabo una asistencia a domicilio pero tampoco han podido porque la iniciativa no se acogió con éxito por parte de las familias, sobre todo por el miedo a que una persona de fuera entrara en sus casas y les pudiera contagiar con la Covid-19.
“La mayoría nos dijeron que preferían que nadie fuera a sus casas y que ya se las arreglarían como pudieran”, señala García, mientras reconoce las dificultades que están teniendo también para hacer llegar a las familias a través de las psicólogas del centro de una serie de ejercicios para que sus enfermos de alzheimer puedan llevarlos a cabo en casa. “Se trata de gente mayor que no está preparada para las nuevas tecnologías y que en sus hogares tampoco están equipados con internet”, apunta el presidente de AFA Zamora, quien explica que lo que están haciendo es un seguimiento telefónico con los familiares para que les cuenten como lo están llevando, sus principales problemas y en función de lo que les dicen, tratan de dar una respuesta.
“La verdad es que los familiares son unos héroes”, asegura Antonio García, consciente de lo complicado de la situación “porque dos meses es mucho tiempo y se nota”. “Fíjate lo que está siendo para nosotros este confinamiento -prosigue-, el estrés y la ansiedad de no poder salir de casa, los nervios y el miedo por los muertos diarios, lo que va a pasar en el futuro... pues ponte en el lugar de alguien que esté cuidando de una persona con alzheimer”, advierte el presidente de AFA, que cuenta que esta situación se agrava aún más en estas familias porque ven cada día como merman las capacidades de sus seres queridos al no tener estimulación, ni poder salir ni relacionarse con los demás. “Todas estas capacidades que se trabajan en el centro, de sociabilidad, comunicación, trabajo de la memoria e incluso actividades sanitarias y de alimentación recaen ahora en el familiar durante las 24 horas del día y lo están soportando de una forma encomiable. Son unos auténticos héroes”, insiste
Además, advierte de que le consta que bastantes de los enfermos usuarios de AFA se están deteriorando bastante e incluso algunos han fallecido, no directamente por la Covid-19 sino por sus problemas derivados del alzheimer. “Han perdido mucha movilidad debido a lo reducido del lugar en el que viven muchos de ellos y les cuesta andar porque van de la cama al sillón y viceversa, pero también nos cuentan que notan que sus facultades, la memoria y el lenguaje se van reduciendo también”, alerta.
Y pone como ejemplo a su propia madre, usuaria del centro y a la que ahora atienden una cuidadora y su hermano. “Ayer mismo me lo decía ella, y aunque no relaciona esta situación con el coronavirus, me contaba que últimamente le cuesta hablar, que quiere decir algo pero que no le salen palabras, y que es consciente de que no habla como antes”.
Espera reabrir los centros a finales de junio
A la espera de que la Junta de Castilla y León les dé el pertinente permiso para poder recuperar la actividad de los centros, Antonio García cuenta que espera poder abrir las puertas a finales de junio, aunque matiza que es una conjetura y un deseo que tiene, porque aún no le han confirmado nada.
Además, tiene claro que hay que ser muy prudentes en el regreso “porque se trata de un colectivo muy vulnerable, de gente mayor con muchas patologías, como hipertensos o diabéticos y debemos contar con protocolos claros en los que se nos indique como hemos de actuar para evitar el contagio de todos, de los trabajadores y de los usuarios y sus familias”.
Igualmente, cuenta que a día de hoy tampoco saben cómo van a poder abrir en cuanto al aforo y de qué manera deberán redistribuir las zonas para asegurar la distancia, quién podrá ser incluido en el centro o si se hace una selección por patologías. “Por eso es importante que la Junta establezca unos protocolos claros y que nosotros podamos participar también”, señala, preocupado igualmente por la situación de los 35 trabajadores con los que cuenta en los centros de AFA Zamora.
Al respecto, deja claro que si se reduce el aforo de los usuarios y la incorporación de los enfermos es paulatina, el número de empleados debería ser proporcional también “porque si no nos vamos la ruina”, advierte, mientras ve necesario que haya una serie de medidas económicas, como alguna exoneración del pago de las tasas de la seguridad social o que los trabajadores puedan seguir en el ERTE, para poder subsistir y seguir prestando servicios “porque habrá unos gastos que no podremos afrontar”, y, además, avanza que ya ha habido familias que le han comunicado que cuando abran las puertas no llevarán tampoco a sus enfermos por miedo.
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