Sociedad
El policonsumo de drogas y alcohol se erige fuerza entre los adolescentes
Cerca de ochocientos jóvenes de entre 12 y 21 años acuden en la Comunidad a los programas de prevención de estupefacientes o trastornos del comportamiento
El policonsumo entre los adolescentes (drogas y alcohol)se erige con fuerza en la sociedad -aparece en el 66,1 por ciento de los casos analizados- y demuestra que la percepción del riesgo cotiza a la baja con una edad de inicio que se sitúa en los 14,2 años en los chicos y 13,8 años en las chicas.
La droga principal que motiva, en la mayoría de los casos, la inclusión en los programas de prevención indicada es el cannabis (27,1) por delante de un abuso de alcohol (6,2) alimentado por el botellón.
Además, el 45 por ciento confiesa consumir alguna sustancia tóxica todos los días. El tiempo medio de intervención de las altas terapéuticas, la mitad de un total de 300, fue de 13,4 meses, y el resto fueron voluntarias y forzosas, según el informe de Familia.
Estos son algunos de los datos que se desprenden de las estadísticas del Comisionado Regional para la Droga de la Consejería de Familia, facilitadas por Efe, en las que se recogen también que un total de 779 castellanoleoneses de entre 12 y 21 años acudieron en 2020 a alguno de los once programas de prevención ante el abuso de drogas y otro tipo de problemas como inadaptación familiar o social, fracaso escolar, problemas de autocontrol y trastornos del comportamiento.
Un número que se mantuvo estable (784 en 2019), mientras que de los nuevos casos analizados -360 de los que se incluyeron finalmente 343- cayeron un 18,7 por ciento a consecuencia de una pandemia de coronavirus en la que “se ha priorizado la atención por medios telemáticos” reservando así la respuesta presencial para los casos más complejos.
Al final han sido 779 adolescentes y jóvenes, en un 91,5 por ciento de nacionalidad española y en su mayoría hombres (79,6 por ciento) y menores de 18 años (76,8) los que han acudido a alguno de estos programas.
De todos ellos, un 13,6 por ciento ni estudiaba ni trabajaba y en un tercio de los casos contaban con antecedentes de drogas en la familia.
El informe pone de manifiesto que el 39 por ciento fue por libre adhesión, mientras que el 61 por ciento fueron derivados por otros recursos. No obstante, la mayoría llega empujada por unos padres desbordados por una problemática que no saben cómo abordar.
Las derivaciones principalmente se realizaron por parte de los servicios sociales básicos y especializados (21,7 por ciento), las unidades de intervención educativa (14,5) y los departamentos de orientación de los centros educativos (11,8). Las derivaciones desde Sacyl siguen siendo bajas: sólo un 8 por ciento desde los equipos de salud mental y un 3,4 por ciento desde Atención Primaria.
En relación a la adaptación familiar, se observa que aparecen conflictos familiares en el 31,6 por ciento de los casos, una adecuación familiar en el 20,2, problemas de disciplina en el 18,7 por ciento y dificultades de comunicación en el 13,6 .Asimismo, el 17,5 por ciento presentaban trastornos mentales estabilizados y en un porcentaje similar (18,1) algún problema jurídico o penal.
El programa desarrollado por Fundación Aldaba-Proyecto Hombre de Valladolid atendió a 171 adolescentes y jóvenes (al margen de los 15 del centro de menores Zambrana) seguido en volumen de casos por Identidad de la Fundación Candeal-Proyecto Hombre de Burgos con 158 y Lazarillo de Cáritas Salamanca con 112.
Por detrás se situaron Educan-2 de Aclad Palencia (63) y Frena de Cáritas Ávila (60). En León capital el programa municipal IndicaLe incluyó a 43, mientras que su homónimo en la provincia sumó 74. Finalmente, figuraron Programa Fénix de Cáritas-Proyecto Hombre de Zamora (38), Tira del Hilo de Cáritas Segovia (34) y Triskelion de Cruz Roja Soria (11).
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