Historia
El embalse que reventó y se llevó por delante 114 vidas
Ocurrió hace 63 años pero todavía hoy se recuerda esa tragedia que conmocionó al mundo
Y de repente, como si de una escena bíblica se tratara, las aguas llegaron, inundaron todo un pueblo y se llevaron por delante todo lo que encontraron a su paso. Fue un hecho verídico, acontecido un 9 de enero de 1959. Todo provocado tras la rotura de una presa. Un pueblo que quedó literalmente “ahogado” y donde fallecieron 144 de sus 532 habitantes, de los que solo se pudieron recuperar 28 cadáveres. El resto permanecen aún en las frías aguas del Lago de Sanabria.
Nos estamos refiriendo a Ribadelago. Un pequeño municipio de la provincia de Zamora. Allí, todavía quedan estampas de aquella infame tragedia. Varias cruces y monolitos recuerdan aún hoy a aquellos que perdieron la vida. Sólo quedan 30 habitantes, según el INE de 2021, la mayoría de ellos jubilados y algunos de ellos supervivientes de aquel suceso que siguen sin olvidar. El silencio que fluye en sus calles es roto por el devenir del agua que discurre por el río Tera y, por el sonido de algún turista que se acerca hasta aquí, más bien para hacer rutas de senderismo, que para conocer lo acontecido, antaño, por estos lares.
Aquella fatídica noche del 9 de enero de 1959, una parte de la presa se derrumbó lo que provocó la salida de casi 8 millones de metros cúbicos de agua embalsada, llevándose por delante todo lo que encontraba a su paso. Entre ellos el pueblo de Ribadelago, situado ocho kilómetros más abajo. A la mayoría de los vecinos no les dio tiempo a reaccionar, y gran parte de ellos fueron arrastrados por el agua. Algunos de ellos salvaron la vida subiendo hasta la torre de la iglesia. La fuerte tromba destruyó edificaciones, muchas de ellas de adobe. Y los más afortunados son los que sobrevivieron debido a que sus hogares se encontraban en las zonas más elevadas.
Encima en pleno mes de enero, con el agua fría y un tiempo gélido por estas tierras sanabresas. Y a falta de infraestructuras y de la orografía del terreno, las ayudas no llegarían hasta el día siguiente. El panorama no podía ser más desolador. Una herida cuyas cicatrices, aún 63 años después no se han tapado.
¿Pero cuál fue la causa por la que esta presa reventó? Pues las graves deficiencias a la hora de construir los contrafuertes del embalse, existían fisuras y algunas partes se levantaron con productos como cemento y mampostería barata. Según los informes de los consultores que analizaron las razones del derrumbe “había contrafuertes que no estaban bien agarrados en la cimentación”, entre otras causas.
Como no podía ser de otra forma hubo un juicio, cuatro años después, donde los informes periciales aprobados fueron concluyentes: Baja calidad de los materiales utilizados, que no soportaron la presión de las bajas temperaturas y las fuertes lluvias. Hidroeléctrica Moncabril fue condenada a pagar casi 20 millones de pesetas de la época.
Hubo también un aluvión de iniciativas solidarias en todo el mundo, partidos de fútbol para recaudar fondos, ayuda humanitaria y el régimen franquista puso precio a cada fallecido; 95.000 pesetas por hombre; 80.000 por mujer y 25.000 por niños, aunque muchas de ellas no llegaron a cobrarse.
Se reconstruyó el pueblo, más abajo, pero algunos de los supervivientes quisieron continuar en la que había sido su casa. Hoy, si uno se acerca hasta aquí puede descubrir dos localidades, Ribadelago nuevo y Ribadelago viejo. Pero ambas, con el recuerdo perenne y triste de una tragedia que a día de hoy continúa siendo inexplicable y que tiñó de tristeza una comarca, que a día de hoy sigue siendo castigada, por los embates de la despoblación.
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