Sanidad

Castilla y León lidera la lucha contra las enfermedades cardiovasculares con un estudio sin precedentes en adolescentes

La Red Centinela Sanitaria medirá durante seis meses los factores de riesgo en niños de entre 12 y 14 años tras escuchar la voz de alarma de los pediatras

Sede de la Consejería de Sanidad de Castilla y León
Sede de la Consejería de Sanidad de Castilla y LeónSacylSacyl

Castilla y León quiere poner freno a la que sigue siendo la principal causa de mortalidad en la Comunidad, las enfermedades cardiovasculares, consciente de la importancia de actuar en edades tempranas para evitar que los niños lleguen a su etapa adulta con estas patologías. Lo hace tras escuchar las preocupaciones de los pediatras, que han dado la voz de alarma después de observar que los niños, lejos de seguir unos estilos de vida saludables, cada vez arrojan mayores tasas de obesidad, hipertensión, diabetes y colesterol.

Estos son los motivos que han llevado a la Red Centinela Sanitaria de Castilla y León a embarcarse en un estudio sin precedentes sobre la salud cardiovascular en jóvenes de 12 a 14 años, con el que quiere analizar en profundidad los determinantes y factores de riesgo a edades tempranas, con el objetivo de detectar precozmente el problema y promover hábitos de vida saludables.

El estudio, conocido por Ical, se impulsará desde las consultas de Pediatría de los centros de salud para conocer el estado actual de salud de los niños y, a partir de los resultados, proponer estrategias de prevención a largo plazo que contribuyan a reducir la incidencia de enfermedades cardiovasculares en la edad adulta.

La enfermedad isquémica del corazón, la enfermedad cerebrovascular y la enfermedad aterosclerótica se diagnostican mayoritariamente en edad adulta, pero sus orígenes comienzan a gestarse desde edades tempranas, incluso en la infancia. En ese contexto, la detección precoz de factores como la obesidad, la hipertensión, la dislipemia y el sedentarismo se convierte en una herramienta clave para evitar su progresión y consecuencias en el futuro. De ahí la importancia de este trabajo, que arranca tras una encuesta que se realizó en 2022 a los profesionales centinelas (médicos y enfermeros de Atención Primaria) en la que mostraron una elevada preocupación por estos procesos y los determinantes asociados.

Realidad alarmante

En estos momentos, diversos estudios, como recoge la memoria justificativa de la investigación, conocida por Ical, indican que la prevalencia de obesidad en niñas y adolescentes de 8 a 16 años se ha duplicado en las últimas dos décadas, pasando del 5,1 por ciento en el año 2000 al 10,1 por ciento en 2019. En los niños, las cifras se mantienen en niveles alarmantes de entre el 15 y el 16 por ciento, según el estudio PASOS impulsado por la Fundación Gasol.

Estos datos van de la mano con un aumento de la hipertensión en población infanto-juvenil, así como de la diabetes tipo 2, alteraciones metabólicas y problemas derivados de un estilo de vida sedentario. Factores como la pérdida del patrón de dieta mediterránea, el incremento en el uso de pantallas, la falta de actividad física y el deterioro del bienestar emocional están generando un caldo de cultivo preocupante para el desarrollo precoz de enfermedades cardiovasculares.

En el caso de la perspectiva nutricional, el aumento de la ingesta de energía respecto a la niñez implica cambios entre los adolescentes, como la supresión del desayuno, el consumo de productos ricos en grasas saturadas, los ultraprocesados u otros con alto valor energético y bajo valor nutricional. Por lo que respecta al sedentarismo asociado a un aumento del uso de las tecnologías y tiempo frente a pantallas, ha aumentado en los últimos años, agravándose durante y tras la pandemia COVID-19. Se estima que hasta un 14 por ciento de los niños/as de 5 a 14 años ocupa su tiempo de ocio de manera casi sedentaria, y hasta el 30 por ciento en la horquilla de 15 a 24. Además, el uso excesivo de los dispositivos digitales durante la infancia y adolescencia se ha relacionado con el aumento de peso, la alteración en el patrón y la calidad del sueño y alteraciones a nivel cognitivo, tanto en la esfera emocional como en el rendimiento escolar.

También existe una clara relación entre los determinantes sociales y el riesgo de obesidad infantil. En hogares con ingresos inferiores a 12.000 euros anuales, la prevalencia de obesidad infantil se eleva al 23,7 por ciento, frente al 10,5 por ciento en familias con rentas superiores a los 42.000 euros. Este dato refuerza la necesidad de incorporar la dimensión social en los análisis de salud infantil.

Radiografía integral

El estudio, que se desarrollará durante seis meses, incluirá a 400 adolescentes seleccionados aleatoriamente entre los cupos de pediatría de la Red Centinela Sanitaria, con el objetivo de que haya una representación demográfica, social y geográfica equilibrada. Cada profesional sanitario participante se encargará del seguimiento de al menos 13 menores, a los que se les realizará un completo examen de salud. Incluirá una encuesta sobre antecedentes familiares, condiciones socioeconómicas y ambientales, hábitos alimentarios, actividad física, consumo de sustancias, salud emocional y creencias relacionadas con el riesgo cardiovascular. Asimismo, se les practicarán exploraciones físicas (peso, altura, perímetro abdominal, tensión arterial, desarrollo puberal, auscultación y electrocardiograma), así como una analítica completa.

Entre los parámetros bioquímicos que se analizarán destacan: glucosa en ayunas, hemoglobina glicosilada, insulina basal, colesterol total y fraccionado, triglicéridos, transaminasas y creatinina, entre otros. Esta información permitirá evaluar de forma objetiva posibles alteraciones metabólicas o factores predisponentes al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

Además, los participantes tendrán que rellenar un cuestionario sobre estilos de vida, que será cumplimentado de forma confidencial, sin la presencia de padres o tutores, con el objetivo de obtener respuestas más sinceras sobre aspectos sensibles como el consumo de alcohol, tabaco o drogas, el uso de pantallas y el bienestar emocional.

Herramienta de planificación

El estudio, aprobado por el Comité de Ética de Investigación con medicamentos del Área de Salud de Valladolid Este, permitirá estimar frecuencias de factores de riesgo, describir patrones de salud y detectar desigualdades. La información recabada permitirá establecer asociaciones entre estilos de vida, entorno socioeconómico y presencia de factores de riesgo cardiovascular. A partir de los resultados, la Consejería de Sanidad contará con una valiosa herramienta para poder desarrollar estrategias de promoción de la salud, tanto desde el ámbito sanitario como educativo y comunitario.

Este estudio se completará con otro en el que también trabaja la Red Centinela, pero en población adulta, para el que comenzó a reclutar pacientes el pasado otoño. En este caso, ya se hizo uno similar hace 20 años, en 2004, que contó con una muestra similar, y que permitió una cohorte que se sigue midiendo, con el último objetivo de vigilar la evolución del riesgo cardiovascular en el tiempo, los estilos de vida y profundizar en la prevención y el control de este problema de salud pública.

Qué es la Red

La Red Centinela Sanitaria de Castilla y León es un sistema específico de información, orientado a la vigilancia en salud pública y la investigación epidemiológica, que requiere para su funcionamiento la colaboración voluntaria y activa de profesionales sanitarios del Sistema de Salud de Castilla y León.

Tiene su origen en la Red de Médicos Centinelas que, en 1989 y en el marco de un proyecto de investigación, comenzó a trabajar con la colaboración de 127 médicos generales. En 1991 se añadió una muestra de pediatras de Atención Primaria con el fin de recoger información más precisa de la población infantil.

Tras la publicación en octubre de 2006 de la Orden que regula su organización y funcionamiento, se abrió la participación al personal de Enfermería, pasando a denominarse de la forma actual, Red Centinela Sanitaria de Castilla y León. Está formada por alrededor de 330 profesionales sanitarios, entre los que se encuentran 139 médicos de Familia, 22 pediatras, 128 enfermeros, 37 epidemiólogos, técnicos de apoyo y personal administrativo.