Curiosidades
Cuál es el significado de la bandera de Castilla y León: colores, blasón y emblema
Como curiosidad, la Región cuenta una doble representación vexiolológica o de banderas ya que junto a la enseña también existe el pendón de la Comunidad
Las guerras y lo militar están detrás del origen histórico de las banderas, con las que los reyes y los nobles de antaño acudían a las batallas para identificar a sus ejércitos. De hecho, eran estandartes espectaculares adornados con grandes escudos y llamativos colores para que los soldados supieran en todo momento donde combatían y evitar así confusiones.
Igualmente, la bandera servía en la distribución de los efectivos, y su enarbolamiento en castillos y naves quería trasladar a los autóctonos y visitantes que el señor se encontraba presente en el lugar. Ahora bien, lo realmente importante no era propiamente la bandera en sí, sino el escudo que se podía ver en ese paño alzado.
En España, la aparición de los escudos de armas o blasones en las banderas no se produjo hasta el tránsito de los siglos XI al XII. Y fue el rey Pelayo quien hizo pintar un león sobre su escudo en reconocimiento a haber matado uno cuando después de la batalla de Guadalete estuvo prisionero en Córdoba, según cuenta la leyenda.
La figura heráldica del león pasaría después a sus descendientes, que eran los Reyes de Oviedo, y de éstos pasaría a los de León. Un poco menos románticas resultan otras explicaciones históricas, más partidarias de atribuir el origen de la figura del león al título del propio Reino de León, cuyo nombre evolucionó de la palabra latina de "Legio" (por la Legio VII Gemina que allí mantuvo su campamento) a la palabra "Leo".
Por su parte, en el caso del castillo, la leyenda cuenta que fue el conde Fernán González quien mandó pintar un castillo en su escudo, como forma de expresar que había conquistado la soberanía sobre Castilla cuando consiguió que el Rey de León le concediese que su título de conde fuese hereditario.
Si bien, no fue hasta finales del siglo XI cuando los reyes cristianos de la Península Ibérica usaron indistintamente en sus escudos y estandartes el signo de la cruz aunque ésta no fuese siempre uniforme: variaban sus formas y colores, si bien hubo predilección por la cruz latina o griega, y por los colores rojo, blanco y amarillo.
A partir del siglo XII, los monarcas comienzan a sustituir la cruz tradicional por un león (Alfonso VII) o un castillo de tres torres (utilizado por Alfonso VIII en sus sellos y monedas). Al unirse ambos reinos de forma permanente en el año 1230, bajo Fernando III el Santo, también se diseñó la bandera definitiva. Será un símbolo de la propia unión de los reinos en una sola nación.
La interpretación de los colores y figuras de la bandera de Castilla y León la proporciona también la ciencia heráldica. Según ésta, el león es símbolo de vigilancia, autoridad, dominio, monarquía, soberanía, magnanimidad, majestad y bravura.
El castillo, por su parte, representa la grandeza y elevación, así como asilo y protección.
En lo que a los colores se refiere, el rojo simboliza fortaleza, victoria, osadía, alteza y astucia. El amarillo, nobleza, magnanimidad, riqueza, poder, luz, constancia y sabiduría. El blanco, por último, simboliza pureza, integridad, obediencia, firmeza, vigilancia, elocuencia y vencimiento.
Dualidad emblemática
El Decreto de 1989 de la Consejería de Presidencia y Administración Territorial reformó el Escudo, haciéndolo más riguroso con la leyes heráldicas. Introdujo un diseño más ordenado, equilibrado y claro, a la vez que el trazado de sus figuras y formas era más vistoso y acertado.
Por otra parte, en Castilla y León se da una peculiaridad, que es que dispone de una dualidad emblemática. Así, junto a la bandera también existe el pendón de Castilla y León, por lo que la región cuenta una doble representación vexiolológica o de banderas. Se pueden utilizar ambas, pero no de forma simultánea, ya que estamos ante el mismo símbolo. Además, el Estatuto de Autonomía se encarga de diferenciar entre una y otra en su artículo 6.
Así, por un lado, en su punto tres, se apunta que el blasón de Castilla y León es un escudo timbrado por corona real abierta, cuartelado en cruz o contracuartelado. El primer y cuarto cuarteles: en campo de gules, un castillo de oro almenado de tres almenas, mamposteado de sable y clarado de azur. El segundo y tercer cuarteles: en campo de plata, un león rampante de púrpura, linguado, uñado y armado de gules, coronado de oro.
Mientras que en el punto cuatro de este artículo, se dice que la bandera de Castilla y León es cuartelada y contiene los símbolos de Castilla y León, conforme se han descrito en el apartado anterior. En el quinto se habla de que el pendón vendrá constituido por el escudo cuartelado sobre un fondo carmesí tradicional. Asimismo, en el sexto puede leerse que, además, cada provincia y municipio conservarán las banderas y emblemas que les son tradicionales.
La explicación a que la Comunidad tuviera dos banderas pero que se reivindicase el "pendón morado de Castilla" como enseña regional, se debió a una confusión que arrancó cuando el ejército real de Carlos I consiguió derrotar a los comuneros en la batalla de Villar en 1521, momento en que el antiguo escudo y pendón castellano y leonés será paulatinamente sustituido por las armas de la Casa de Austria.
Si bien, tras la creación de varias unidades militares de "Guardias reales" en el reinado de Felipe IV, y durante el siglo XVIII y XIX, la creencia será continuada por los republicanos españoles de la I y II Repúblicas, que utilizaron este color morado como un símbolo.
Pero lo correcto es afirmar que el pendón viejo de Castilla es carmesí, y no morado.
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