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Sociedad

Desarticulado un clan familiar en Valladolid que explotaba sexualmente a mujeres que controlaba con santería

La Policía Nacional ha detenido a ocho personas y ha ligerado a trece víctimas

El subdelegado del Gobierno en Valladolid, Jacinto Canales, acompañado de mandos de la Policía Nacional, informa sobre la detención de los miembros de un clan familiar dedicado a la trata de seres humanos con fines sexuales, que ha permitido liberar a 13 víctima Rubén CachoIcal

Importante golpe de la Policía Nacional de Valladolid contra la explotación sexual y la trata de seres humanos. Agentes policiales han desarticulado una red organizada y han detenido a ocho personas de un clan familiar, además de liberar a trece víctimas a las que este grupo delincuente controlaba mediante la santería.

Según han informado este lunes el subdelegado del Gobierno, Jacinto Canales, junto a varios mandos policiales, la principal captadora, la matriarca del clan, era quien captaba y conseguía a las víctimas e incluso llegó a proporcionar a la red criminal mujeres de su propia familia para que fueran explotadas sexualmente. Además, las víctimas obtenían solo un porcentaje por los servicios sexuales que llevaban a cabo y ni siquiera eso, si habían contraído una deuda con el clan, ya que primero tenían que saldarla antes de cobrar.

La hija de la matriarca era quien llevaba las finanzas del grupo aparte de dirigir la acción criminal de la red de origen paraguayosegún desvelaba Canales.

La operación, denominada por la Policñia como "Cabila",ha culminado con la desarticulación total del entramado criminal tras practicar hatsa dos entradas y registros policiales en los dos pisos-club que se encontraban activos en ese momento.

Declaración de una víctima

La investigación, que ha durado un año, comenzó a raíz de la declaración de una víctima de explotación sexual que había sido captada por una mujer que la convención para ejerciera la prostitución en su casa de citas de Valladolid aprovechándose de su situación de vulnerabilidad al estar en España de forma irregular y depender su familia de los ingresos que obtenía.

Las mujeres captadas pasaban a ser en ese momento "propiedad del clan" hasta que saldaran su deuda por la financiación de su viaje a España. Durante los primeros meses de estancia en el país, la matriarca alojaba a las víctimas en una vivienda que estaba bajo el control del clan, especialmente de su nuera y con cámaras de videovigilancia incluidas, quien se encargaba de la explotación sexual, ya que era quien ponía las tarifas, compraba alimentos y productos de primera necesidad, ya que las víctimas no podían salir del piso salvo consentimiento y vivían hacinadas en dos pequeños dormitorios. Además, debían estar disponibles las 24 horas del día para prostituirse.

Transcurrido un tiempo, según revelan los mandos policiales, el clan familiar trasladaba a las víctimas a otra vivienda controlada esta vez por una de las hijas de la matriarca que al igual que en la anterior casa, se encargaba de vigilar, cobrar y gestionar todos los asuntos del clan. Asimismo, en su teléfono móvil tenía grabado a las víctimas bajo el nombre de Santa Muerte y usaba la santería para atemorizarlas.

Los hijos varones de la matriarca del clan también colaboraban en la red controlando la explotación sexual en ausencia de las mujeres encargadas o publicando anuncios de servicios de prostitución o como taxistas controladores para llevar a las víctimas a sus citas y devolverlas al piso.

La pareja de la hija mayor, además, era el encargado de proporcionar drogas a los pisos y en uno de los registros los agentes hallaron 14,23 gramos de cocaína en bolas de medio gramo y 9,88 gramos de cocaína rosa o "tusi"