Sucesos

Hallan en el Pisuerga de Valladolid el cadáver del joven zaragozano Alejandro Aranda

Se habían hecho abundantes batidas en las ultimas semanas en su búsqueda

El cuerpo sin vida de Alejandro Aranda ha sido rescatado este jueves del río Pisuerga, en el tramo comprendido entre Juan de Austria y el Museo de la Ciencia de la capital vallisoletana, una zona en la que se estaba buscando a un joven desaparecido hace días.

Ha sido en torno a las 12.50 horas cuando el 112 ha recibido el aviso de que alguien había visto flotando algo en el río, por lo que fueron alertados la Policía Nacional, la Policía Local, los Bomberos y el Centro Coordinador de Emergencias, han explicado a EFE fuentes del Servicio de Emergencias de Castilla y León. Fue el capitán del barco La Leyenda del Pisuerga quien avisó al ver algo extraño en el margen izquierdo del río, a la altura del Cuatro de Marzo.

En el lugar del suceso, los dispositivos que acudieron al aviso confirmaron la existencia de un hombre sin vida y, tras su rescate ha sido identificado.

Durante los últimos días, también este jueves, se estaba llevando a cabo en el Pisuerga la búsqueda del joven vulnerable Alejandro Aranda, visto por última vez el 23 de marzo en las inmediaciones de un hotel de Valladolid donde ejercía de guía al frente de una excursión de mayores, constatándose finalmente que era su cadáver.

Este joven de 30 años era historiador de profesión y se encontraba en Valladolid trabajando como guía del Imserso, labor que le llevaba a recorrer diferentes ciudades españolas para compartir su conocimiento y datos curiosos con los participantes de las excursiones. Según personas de su entorno, era la primera vez que visitaba la ciudad.

El joven llegó al Hotel Olid el 23 de marzo por la mañana y, a media tarde, algunos testigos observaron que parecía encontrarse alterado, aunque sin mostrar comportamientos agresivos. Esa misma noche abandonó el establecimiento y no se volvió a tener noticias suyas. Su teléfono móvil quedó en la habitación y su maleta fue encontrada en la calle San Quirce.

El joven, según la familia, sufría esquizofrenia y podría haber dejado de tomar la medicación. Era amante de la naturaleza y los espacios abiertos.