Turismo

Este el impresionante pueblo que National Geographic recomienda visitar en octubre

Destaca su patrimonio monumental y sus paisajes

Vista de Puebla de Sanabria
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Arranca octubre, el mes de los colores amarillo y marrón, de la caída de la hoja, y de visitar los rincones más bellos de España. Muchos son los lugares que bien merecen una visita en el inicio del otoño, pero la prestigiosa revista de viajes "National Geographic" recomienda una de entre todas ellas, por su riqueza monumental y su belleza paisajística, y más en este momento, que necesita la ayuda de todos, ya que ha sido muy castigada este verano por los incendios.

“National Geographic” destaca de esta impresionante villa medieval que “El Macho es el clímax de cualquier visita a esta localidad. Así es como llaman a la torre del homenaje del castillo de los Condes de Benavente. Desde sus almenas se consigue una vista difícil de mejorar. En primer plano aparecen torrecillas, bastiones y restos de una muralla que abraza a un mosaico de tejados de pizarra. Un poco más allá, el río Tera serpentea ancho y manso. Y por el horizonte se alcanza a ver las sierras de la Culebra y los montes de León”.

Además, indica que “la panorámica justifica el viaje, igual que lo hace el camino para conseguirla”. También destaca que es un momento idóneo para visitar la zona, ya que su preciosa sierra ha sido muy castigada por los incendios forestales este verano. Y de esta manera se puede ayudar a que el bello pueblo recupere su esplendor económico.

Puebla de Sanabria

El pueblo que “National Geographic" recomienda para viajar en octubre, es el zamorano de Puebla de Sanabria. Se trata de una de las más antiguas localidades zamoranas, documentada por primera vez en el año 509, a raíz, de unas actas del concilio de Lugo, aunque la cita como muy bien señalan no pocos autores pudiera referirse a la totalidad de la comarca sanabresa, no sólo a la villa de Puebla. De todas formas, ya en el siglo X si existía una "urbe Senabrie" como centro organizativo de su territorio circundante. Es posible que ya entonces existiera algún tipo de fortificación en la puebla, llevada a cabo por los reyes leoneses en su avance hacia el sur, aunque la falta total de datos y vestigios históricos y arqueológicos que lo confirmen, hace que esto sólo sean meras especulaciones, como así señala la página web del Ayuntamiento.

Llegado el siglo XII, desde 1132 al menos, la villa ya contaba con el castillo plenomedieval, documentado a través de sus tenentes, una larga lista aportada por Gómez Moreno que se iniciaba en ese año de 1132 con el conde Ponce Fernandizi y su hermano Xemeno; en 1150 ostentará ese cargo Roderico Petri señor de "Senabria et de Carvaleda"; de 1158 a 1161 Ponce de Cabrera y Rodrigo Pérez de Sanabria serán los tenentes de la fortaleza; en 1164 lo será Fernando Ponce; en 1171 "mandante Senabrie comité Poncius et comitissa María Fernándiz"; y por fin en 1188 se cita a "Fernandus Aldefonsus tenes Senabria".

En 1195, Alfonso IX organiza las funciones políticas, económicas, jurídicas y militares de Puebla de Sanabria como bastión de la frontera leonesa frente a Portugal. Es entonces cuando ese monarca hace de la villa una de sus pueblas, concediéndole fuero en 1220, reedificando y mejorando además su castillo y sus defensas muradas. De entonces data la innovadora planta de aquel castillo, cuadrangular, típico de la época, pero defendido en sus ángulos por cubos circulares, modelo, que como muy bien señala Gutiérrez González, no se utilizaría de forma habitual en estos reinos hasta la Baja Edad Media.

Avanzado ya el siglo XIII, la importancia económica y político-militar de Puebla de Sanabria se mantiene, refrendando su fuero en 1273 el entonces rey Alfonso X. En el siglo XIV, esta villa es propiedad de Juan Alfonso de Alburquerque, quien delega todos sus derechos de usufructo a su esposa, lo que desemboca en la donación que de la villa hace en la segunda mitad de siglo Pedro I en favor del conde Fernando de Castro. Posteriormente el mismo monarca la donará a Men Rodríguez de Sanabria.

Tras las disputas al trono entabladas entre este rey y su hermano Enrique, Puebla de Sanabria será dada por Juan I en gratitud por los servicios prestados a su padre a los Losada, familia noble local, en la persona de Alvar Vázquez de Losada, junto a su alfoz y a la Carballeda, todo ello en forma de mayorazgo.

En 1451, tras la guerra civil coetánea de Juan II, Doña Mayor de Porras, madre y tutora de Marina de Losada, vende a Alonso de Pimentel, tercer conde de Benavente, la mitad de Puebla de Sanabria y toda su tierra, tomando entonces la posesión de la fortaleza. En ese año de 1451 y en 1476, las dos líneas principales de los Losada desaparecerán, subsistiendo únicamente la rama de los señores de Rionegro, lo que beneficiará a los Pimentel, que adquirieron la otra mitad de Puebla tras el reinado de Enrique IV.

En 1465 el príncipe don Alfonso, hermano de Enrique IV; da a Rodrigo de Pimentel la mitad de la Puebla de Sanabria propiedad hasta entonces de Diego de Losada, aunque al morir Don Alfonso, aquella cesión se suspendió hasta 1479, año en que los Reyes Católicos. la hacen viable en manos del cuarto conde de Benavente, el referido Rodrigo Alonso de Pimentel. Firmada la paz con Portugal, los Reyes Católicos devuelven a los Losada su mitad de la villa. Por todo ello, y como única solución, el citado conde de Benavente compra esa propiedad a doña Leonor de Melgar, viuda de don Diego de Losada a cambio de toda su hacienda en el lugar Montamarta en 1489.

En 1710, ya con el castillo y sus murallas notablemente deterioradas, la villa es tomada por los portugueses, que la conservan hasta 1716, año en que es recuperada por los ejércitos españoles. La guerra de la independencia frente a los franceses tuvo también participación en este castillo zamorano, lo que sirvió para su definitivo deterioro, ya que en 1809 aparece "mal entretenido" y con una simple muralla como recinto exterior. Durante las guerras carlistas, el recinto amurallado sería por última vez reparado, aunque de manera superficial, no deteniéndose con ello su continuo deterioro.

En 1887 el castillo pasa a pertenecer al Ayuntamiento de la villa, quien en un principio lo utiliza para diversos fines hasta que, a finales del siglo XX, experimenta un importante proceso de rehabilitación completado en la primera década del siglo XXI.

Su privilegiado emplazamiento en un alto recodo arropado por la confluencia de los ríos Tera y Castro, convirtió a la Puebla en un punto estratégico de primer orden a través de los siglos. Esto explica el que en 1492 se informe a los Reyes Católicos, que junto con Saelices, fueran considerados "dos puertas muy principales". Con Felipe II se convirtió en aduana de puerto seco en el que se cobraba lo gravado a las mercancías descargadas en Vigo.

Atractivos turísticos

Puebla de Sanabria cuenta con un impresionante patrimonio monumental, entre el que destaca:

Conjunto histórico

Constituye un auténtico bastión fortificado por el que han pasado infinidad de batallas. Su condición fronteriza ha hecho de ella una villa que en la actualidad está declarada Conjunto Histórico-Artístico. Nada más cruzar el río y adentrarnos en los que hoy constituye el Centro de la población, se advierte una empinada calle, en cuyas inmediaciones se encuentran las más austeras fachadas.

Las casas de esta localidad guardan aún el recuerdo de antiguos momentos de esplendor. Muestran estas construcciones una gran riqueza ornamental. Los blasones aparecen en sus fachadas, grandes modillones profusamente contorneados sustentan los aleros y algunas de las balconadas más hermosas de la Comarca. Los corredores son amplios y las galerías están casi siempre acristaladas. Además, los trabajos de rejería vienen a embellecer más aún estas ya de por sí atractivas construcciones.

Ayuntamiento

La Casa Consistorial está localizada presidiendo la Plaza Mayor, destaca de él su fachada porticada de sillería, encajando perfectamente en la estética dominante del resto de edificios. Formado por dos plantas con arcos de medio punto, estos están enmarcados entre dos torreones de tres tramos rematados por pináculos.

Esta sobria edificación pertenece al denominado estilo “Reyes Católicos”, por ser ellos los precursores de la creación de consistorios, ya que eran defensores de la necesaria organización de los territorios. Se puede observar en este edificio otro elemento característico de dicho estilo, como son los bancos corridos en el pórtico, donde se promovía la realización de concejos o reuniones vecinales.

Siguiendo esta línea de usos, al estar localizado en la Plaza Mayor, se puede decir que el Ayuntamiento es el “Km 0”, punto de encuentro de vecinos y visitantes en todos los actos que suceden en la Villa, ya sean Fiestas patronales, Mercado Medieval, inicio o fin de pruebas deportivas, desfiles, iluminación navideña y otras conmemoraciones.

Actualmente, el Ayuntamiento de Puebla de Sanabria alberga las oficinas de administración del consistorio, el despacho de alcaldía y concejalías, el salón de plenos, las oficinas de servicios de asistencia sociocultural y seguridad ciudadana y la sala de servicios múltiples conocida como Sala de las Mujeres.

Castillo de los Condes de Benavente

Construido a mediados del siglo XV por don Rodrigo Alonso de Pimentel y doña María Pacheco (IV Condes de Benavente) ocupa una posición privilegiada sobre un promontorio. Plano de la ciudadrocoso protegido por tres cauces fluviales. Se trata de un castillo-fortaleza construido en sillería de granito con un recinto amurallado de planta cuadrangular y una torre central, la Torre del Homenaje o como popularmente se la conoce “El Macho”.

En la parte Norte del recinto amurallado se encuentra el Centro de Visitantes en la “Casa del Gobernador” así como la Oficina Municipal de Turismo. Con diferentes salas expositivas el visitante podrá adentrarse en la Ruta de los Pimentel, desde los verdes campos de Vinhais en el Parque Portugués de Montesinho, pasando por el enclave hidrológico de Benavente hasta la llanura de Villafáfila. La riqueza histórica, etnográfica, paisajística y faunística de estos enclaves se resume en cada una de las salas, además de ofrecer una información relevante sobre la comarca de Sanabria y la Sierra de la Culebra.

En la Torre del Homenaje se encuentra el Centro de las Fortificaciones, donde de forma amena se ofrece información de la historia del castillo, de la villa y de las fortalezas de la provincia. Paneles, audiovisuales y juegos interactivos son el complemento a los huecos inherentes de las antiguas estancias junto con las excelentes vistas panorámicas del exterior de la Torre.

En el ala Este del recinto amurallado se encuentra la Casa de Cultura. Consta de tres salas; en la planta sótano se encuentra el Salón de Actos, en la planta baja la Biblioteca Municipal y en la primera planta la Sala de Exposiciones.

Muralla

Se construyó a la par que el primer castillo una cerca murada (siglos XII y XIII) con mampostería de lajas en hiladas roscas, con mortero de cal y arena en sus lienzos orientales. Sus muros tenían una anchura de metro y medio, formando una planta poligonal irregular con tendencia a ovalada. Sus máximas cotas se extendían en el eje norte-sur con 600 metros, y en el eje este-oeste con 150 metros abarcando una superficie aproximada de 8 hectáreas.

Esta planta, que partía de los muros orientales, cerraba únicamente el caserío localizado junto a éste, era la zona más septentrional del actual casco urbano, perfectamente dibujada a través del moderno trazado vial y urbano.

Este recinto se defendía por varios cubos y torres cuadradas dispuestas irregularmente a lo largo de todo el perímetro de la cerca. De aquellos cubos y torres hoy nada queda en pie. Contó con dos puertas de acceso, la conocida como de Enmedio o de la Villa y la Principal, luego conocida como de Sanabria. La primera, se protegía con dos torres cuadradas, y se localizaba hacia el sureste del recinto, en la actual Calle Rúa, junto a la Plaza de Armas. Esta puerta comunicaba directamente con el arrabal de Abajo y de ella absolutamente nada queda. La segunda puerta, de la que tampoco quedan restos, se abrió hacia el noroeste, cerca del castillo, según muestran planos del siglo XVIII, y también contó con dos torres de defensa.

Convento de San Francisco

Emplazado en un populoso barrio de la Villa del que toma el nombre. Se trata de un vetusto edificio bien conservado. En su conjunto resulta noble, a pesar de su aspecto modesto y de carecer de monumentalidad. La iglesia aprovecha el lateral meridional, quedando las estancias conventuales hacia el norte, éstas se desarrollan alrededor de un pequeño claustro circundado por arcadas.

Este templo estuvo dedicado a San Bernardino y sus residentes fueron frailes franciscanos. En la actualidad se utiliza como escuela de artes y oficios y locales para Centro de Profesores. La iglesia permanece abierta al culto y sirve de apoyo a la parroquia.

Iglesia de Santa María del Azogue

Construida en el siglo XII, románica, pero con importantes transformaciones en los siglos XVI, XVII y XVIII. Se encuentra situada en la plaza Mayor, cerrando este recinto urbano por su costado oriental. Es de planta de cruz latina, con cabecera poligonal reforzada con contrafuertes y crucero con bóvedas de crucería.

La puerta meridional, se encuentra situada bajo un porche situado entre la torre y el brazo sur del crucero. Consta de tres arquivoltas de medio punto abocinadas sobre jambas. La exterior decorada con flores tetrapétalas, la de en medio es un baquetón rodeado de tallos que se entrecruzan formando rombos y la interior está formada por una nacela entre dos boceles. La otra puerta, la occidental, formada por cuatro arquivoltas apuntadas.

Mención aparte merecen las columnas y estatuas a ellas adosadas, realizadas en piedra pizarrosa, mientras que el resto es de granito. Sobre su clave se ve empotrado una cabeza de caballero barbado, según destaca Wikipedia.

Riqueza natural

Pero este municipio, que está considerado como uno de los pueblos más bellos de España, no solo destaca por sus monumentos, sino por su riqueza medioambiental, ya que forma parte de un impresionante Parque Natural. Este territorio fue declarado Parque Natural en el año 1978, debido a su morfología única que data de la época glacial. Dentro de su extensión se encuentra el lago glaciar más grande de la Península Ibérica. En él también abundan las lagunas y los valles plagados de una frondosa vegetación que te quitará el hipo.

También el hogar de multitud de especies animales, de entre las que destaca la nutria, que es el emblema del Parque, y se pueden encontrar multitud de especies de anfibios como las salamandras o los tritones. En cuanto a la vegetación, abundan robles, abedules y sauces, además de acebos, tejos y otras especies que requieren de mucha humedad.

Además se pueden visitar lugares de interés histórico y artístico, como el monasterio de Santa María en San Martín de Castañeda o el conjunto de arquitectura popular “Las Casas del Parque”, en el cual se encuentra la Oficina de Turismo. Asimismo, es ideal para practicar todo tipo de deportes, como el ciclismo, el kayak o el senderismo.