Patrimonio
La joya del arte religioso rupestre que asombra al mundo desde un pequeño pueblo de 49 habitantes
El templo está abierto al culto y en uno de los altares de las naves se encuentra un espectacular retablo plateresco del siglo XVI
Castilla y León cuenta con un patrimonio religioso sin igual en todos los estilos arquitectónicos.
Conentos,monasterios, catedrales, iglesias, pequeñas ermitas o templos dan fe de este ingente patrimonio que se extiende a la lo largo y ancho de la comunidad, especialmente en el medio rural. No hay pueblo, por pequeño que sea, que no cuenta con algún edificio religioso que esconda además alguna joya en su interior o en su exterior.
Pero en estas líneas de LA RAZÓN queremos acercar otro tipo de aqrquitectura también de tipo religioso: las iglesias rupestres, que aquellas construcciones que han sido excavadas directamente de una roca, casi siempre aprovechando alguna cueva de tipo natural, para destinarlas al culto.
Un tipo de edificaciones que el hombre ha utilizado como refugio o vivienda desde la prehistoria, ya sea temporalmente o de manera permanente, para pasar el frío invierno, protegerse del calor y de los enemigos.
Pero lo que fue un refugio natural se convirtió con el paso de los siglos en un hogar, después en un taller e incluso en un santuario en el que se enterraban a los muertos. Lo que ha quedado de manifiesto en el arte rupestre de cada momento de la historia en forma de grabados en paredes y techos.
Estas construcciones también se han usado como eremitorios o ermitas cuidadas por un ermitaño o varios, que se dedicaban solamente a rezar y subsistían gracias a la generosidad de los fieles o de los frutos de la zona para alimentarse.
Su origen data de los primeros siglos del cristianismo. Y es a partir del año 711 después de Cristo, cuando España ha de enfrentarse a la invasión musulmana, donde surge en el norte del país, y concretamente en la cornisa cantábrica, donde muchas poblaciones establecieron su hogar al estar libre del poder islámico.
Según fue avanzando la Reconquista de los cristianos de la Península Ibérica se fueron construyendo paralelamente nuevas iglesias rupestres en las nuevas zonas fronterizas, muchas de las cuales más de mil años después siguen siendo un lugar de culto en el que se acogen misas y celebraciones religiosas.
Castilla y León puede presumir de contar con ciudades rupestres históricas como Tiermes, en la provincia de Soria; Cuevas de Provanco, en Segovia; el Cerrato palentino; los Montes Torozos de Valladolid; o Castrojériz y Toro, en Burgos y Zamora, mientras que en el resto de España hay otros lugares como Guadix y Baza, en Granada; Paterna o Burjasol, en el levante español; Segóbriga y Contrebia-Leukade, en Cuenca y La Rioja, respectivamente, que son ejemplos de este tipo de arquitectura rupestre.
Pero las iglesias rupestres más importantes se localizan en un entorno geográfico más bien próximo y que va desde Cantabria hasta la parte noroeste de Burgos y la parte nororiental de la provincia de Palencia, dentro de los municipios de Aguilar de Campoó y Cervera de Pisuerga.
La Iglesia de Santa María de Valverde, la de Santa Eulalia de Campo de Ebro o la de San Cipriano de Cadalso, son algunos de los ejemplos de este arte en la comunidad cántabra, mientras que en Burgos sobresale la iglesia rupestre de San Miguel en el municipio de Presillas de Bricia, próxima al pueblo de Presillas en un paraje espectacular donde impresionan las grandes proporciones de la enorme mole rocosa coronada por dos torreones en cuyo interior se encierra el eremitorio rupestre.
Se localiza a una altura de 800 metros en la falda de un farallón rocoso que alcanza cien metros más y que comunica con La Lora, meseta kárstica inhóspita. Ha sufrido más que ninguna otra los efectos de la erosión y por ello la iglesia está normalmente cerrada aunque se puede ver perfectamente desde el exterior tanto en el piso inferior como en el superior.
Y en los alrededores se han encontrado celdas artificiales y un baptisterio rupestre llamado Cueva Vieja, compartimento rectangular cubierto por bóveda de cañón y también excavado en la roca en el que existente dos pilas bautismales.
También en la provincia burgalesa se encuentra iglesia rupestre de San Tirso y San Bernabé, que se ubica dentro del Monumento Natural de Ojo de Guareña, en la localidad de Merindad de Sotoscueva. Este enclave, considerado como el complejo kárstico más grande de España, está formado por 18 cuevas.
El templo se sitúa en una de ellas. Y aunque no se sabe tampoco a ciencia cierta su origen, ya que la cueva donde se encuentra la ermita y las adyacentes han sido habitadas desde tiempos inmemoriales, se estima que data entre el siglo VIII al IX
Pero, sin lugar a dudas, la iglesia rupestre que es considerada como la Catedral en este estilo es la de los Santos Justo y Pastor, en el municipio palentino de de Olleros de Pisuerga.
Situada a escasos siete kilómetros de Aguilar de Campoó, es, sin lugar a dudas, la joya del eremitismo rupestre de la Península Ibérica y al que hay que añadir algunas tumbas y habitáculos excavados a su alrededor que forman un espectacular conjunto eremítico.
El conjunto de Olleros de Pisuerga, sencillo y de escasa decoración, es de tal dimensión que se le ha denominado como la Catedral de la arquitectura rupestre española por su gran belleza.
El templo sigue estando abierto al culto, por lo que en uno de los altares de las naves se encuentra un retablo plateresco del siglo XVI con las imágenes de los dos santos niños Justo y Pastor, titulares de la iglesia y patronos del pueblo.
Y junto a esta iglesia rupestre se encuentran unas ruinas del que fuera antiguo poblado cántabro de Monte Cildá, posterior ciudad romanizada, que además es un espectacular mirador hacia el Cañón de la Horadada.