Curiosidades
La pequeña "Venecia" de Tierra de Campos, cuna del Renacimiento español
Un pueblo de casas blasonadas y calles empedradas con un gran patrimonio religioso donde sobresale el museo de arte sacro de la iglesia de Santa María, en cuyo interior se encuentran algunas de las mejoras obras de Pedro Berruguete o Juan de Juni
Venecia es la capital de la región de Véneto en el norte de Italia, una de las ciudades más visitadas y turísticas del mundo, que abarca más de un centenar de islas pequeñas en una laguna del mar Adriático, que carece de caminos ya que solo tiene canales y que, sobre todo, seduce al mundo entero por sus espectaculares palacios renacentistas y góticos y por su increíble historia y leyendas que la rodean.
En Europa hay varios lugares que se asemejan un poco a lo que es Venecia, como Brujas, en Bélgica; San Petesburgo, en Rusia; Hamburgo, en Alemania; Worclaw, en Polonia; Amsterdam en Países Bajos; Estocolmo, en Suecia; e incluso en la vecina Portugal (Aveiro y Tavira).
En España, salvando las distancias, hay también varias ciudades y pueblos a los que denominan con cariño y cierta magnanimidad como las "pequeñas Venecias españolas". Es el caso de Empuriabrava, en la provincia de Gerona; Alboraya, en la provincia de Valencia, que destaca por sus canales, sus grandes yates y las llamativas casas de colores que la rodean; Puerto Mogán, en Canarias; y La Manga del Mar Menor, en Murcia, en la que se extiende Veneziola, una zona concebida originariamente como una «pequeña Venecia» residencial que pone los límites naturales a la laguna salada y el Mar Mediterráneo.
Pero en estas líneas de LA RAZÓN de este lunes invernal, queremos hablar y acercar al lector un pequeño municipio de la España despoblada del interior, en este caso de la provincia de Palencia que, con un poco de imaginación, tiene sus similitudes con la capital del Veneto italiano. No es tan visitada ni siquiera conocida en todo el mundo, pero sí que es un municipio con encanto, que destila paz y tranquilidad, que presume de haber tenido como vecino hasta no hace mucho que subió al cielo a Mariano Haro, atleta español especialista en pruebas de cross, fondo y medio fondo además de olímpico, que es uno de sus personajes más ilustres, y un pueblo que, para más inri, atesora un rico patrimonio artístico y está considerado como una de las cunas del Renacimiento, al igual que Venecia, pero en este caso en España.
No estamos refiriendo a Becerril de Campos, un municipio que se ubica al sur de la provincia de Palencia en la comarca de Tierra de Campos y a apenas veinte kilómetros de la capital del Cristo del Otero.
Un pueblo de apenas 800 habitantes, a cuyos habitantes llaman becerrileños, que presume de su casco histórico, declarado Bien de Interés Cultural, y en el que el viajero ávido de conocer historia, arte, de disfrutar de la naturaleza en su esplendor y de comer bien y de desconectar del mundanal ruido, no debe dejar de visitar alguna vez en la vida.
Y es que Becerril de Campos forma parte de la Ruta del Renacimiento y llegó a contar en la Edad Media con hasta siete iglesias y ermitas en sus calles y plazas. Además, por el municipio discurre el Canal de Castilla, la obra de ingeniería hidráulica más espectacular de la época de la Ilustración española, que supuso una revolución en aquél momento y que muchos comparan con la fibra óptica de este siglo XXI, que quedó paralizada tras la irrupción del ferrocarril, lo que impidió su desarrollo e impulso definitivo.
Tierra también repleta de historias y leyendas entre sus muros, pasear por sus calles empedradas es una delicia . De hecho, hace nueve años fue reconocido como el pueblo más bonito de España por los viajeros de Viajestic.
El gran patrimonio religioso, el museo de arte sacro en la iglesia de Santa María, donde se encuentran algunas de las mejoras obras de artistas renacentistas tan geniales como Pedro Berruguete,Alejo de Vahía o Juan de Juni, además de otros maestros orfebres que en el siglo XVI tuvieron en Becerril de Campos su lugar de inspiración y trabajo como el de Fuentes de Nava o Juan Carpeil, y en la que destaca también el artesonado mudéjar de su interior, además de la Capilla de la Virgen del Castillo y el baptisterio con bóveda estrellada.
Este museo cuenta con 158 obras de distintas épocas y estilos, 21 obras pictóricas, 49 orfebres, ocho retablos y 79 obras escultóricas, y es una de las sedes de Campos del Renacimiento, un proyecto de la Diputación de Palencia que nace de la unión de los museos parroquiales de Becerril de Campos, Paredes de Nava, Cisneros y Fuentes de Nava. Y es que la Tierra de Campos palentina destaca por ser cuna de la revolución artística y cultural que supuso el Renacimiento en la península ibérica.
El Humilladero del siglo XVI, la puerta de Santa María, junto al matadero mudéjar, hoy centro de exposiciones, son otros de los puntos de interés que ofrece este pequeño pueblo terracampino.
¿Y qué tiene que ver Becerril de Campos con Venecia, se preguntará el lector?
Pues dicho así, parece que nada, aunque ya hemos dejado alguna pista, como por ejemplo que Becerril de Campos esté considerada como una de las cunas del Renacimiento español, al igual que Venecia lo es para este estilo arquitectónico y artístico en Italia.
Pero, además, la localidad de la Tierra de Campos palentina tiene dos lagunas, por una de la italiana: La Laguna de La Toja y la Laguna de La Nava, espacios ambos de nidificación importantes de especies de aves acúaticas, como el somormujo lavanco, el aguilucho lagunero, el cormorán grande, el carricero común, el zampullín chico, el ánade real y otras muchas especies, aunque en el caso de La Nava, su espacio es compartido con otros municipios de la zona.
Además, por Becerril de Campos discurren dos canales, en concreto dos tramos del Canal de Castilla: el final del ramal Norte y el principio del ramal de Campos. Y sobre el primero de ellos, el del final del ramal Norte, sobresale un Puente, conocido como el de La Venta de Valdemudo, que no es como el de "Los Suspiros" de Venecia, pero casi.
Se trata de un puente de arco apuntado con peralte y paso inferior de caballerías, ahora desaparecido, que fue construido con sillería de piedra caliza. Fue el primer puente del Canal, y el único construido por Carlos Lemaur y Burriel, ingeniero militar español y arquitecto de una acaudalada y noble familia de origen francés que fue reclutado por el rey Fernando VI de España
Junto a este espectacular e histórico puente se encuentra la Venta de Valdemudo, que lo da nombre, y una instalación importante en el canal dado que los trayectos de uno a otro extremo duraban varios días y era necesario avituallarse y pernoctar durante el recorrido, especialmente durante el transporte de viajeros.
Se trata de la única Venta de este tipo que se mantiene de todo el Canal, aunque en estado de ruinas.