
Sociedad
Los positivos por alcohol en las carreteras de Castilla y León se reducen en la última década un 15,7%, mientras que los de drogas casi se triplican
El pasado año casi 12.500 conductores fueron ‘cazados’ en los controles de la Guardia Civil de Tráfico

Las sanciones tramitadas por la DGT por positivos por alcohol al volante en las carreteras de Castilla y León se han reducido en la última década un 15,7 por ciento, pasando de las 6.395 de 2015, a las 5.386 del pasado año, pero en el mismo periodo las multas por positivos en los controles de drogas casi se han triplicando hasta alcanzar las 6.936.
Por provincias, León se situó en cabeza el pasado año tanto en positivo por drogas, con 1.369, como en alcohol con 1.273. En drogas, tras la provincia leonesa se sitúa Ávila (1.184), por delante de Segovia (910), Palencia (665), Burgos (652), Valladolid (632), Zamora (592), Soria (481) y Salamanca (451). En cuanto a los positivos por alcohol, después de León aparece la provincia de Segovia, con 845, Valladolid (721), Burgos (621), Salamanca (472), Zamora (431), Palencia (382), Ávila (375) y Soria (266).
Según confirmaron a Ical fuentes de la Guardia Civil, detrás de este incremento de positivos por drogas ésta el mayor número de controles que se realizan, algo que ha sido posible después de que en los últimos años el número de test de los que disponen las unidades de la Agrupación de Tráfico se hayan incrementado exponencialmente.
Desde los años sesenta la DGT viene realizando campañas de concienciación y de control contra el alcohol al volante. En 1973 se fijó la tasa de alcoholemia (0,8 gramos por litro) máxima para conducir, que se rebajó en 1989 al 0,5. En 1979 comenzaron a realizarse controles de alcohol en accidentes e infracciones y en 1981 se comenzó a hacer controles de alcoholemia preventivos en carretera a los conductores. Respecto a los test de drogas, los primeros llegaron en 2010. Desde la implantación de ambos, su número ha ido aumentado y en la actualidad la DGT se ha marcado como objetivo realizar 30.000 pruebas diarias en las carreteras españolas.
En 2023, último año con datos consolidados 246 personas fallecieron en siniestros de tráfico donde el alcohol fue un factor concurrente, lo que representa el 26 por ciento de los siniestros mortales. Además, el alcohol estuvo presente en el 13 por ciento del total de siniestros registrados. Estas cifras lo convierten en la segunda causa de siniestralidad vial, solo por detrás de las distracciones y por delante de la velocidad.
Entre los distintos motivos para realizar controles de alcoholemia, el preventivo es el más habitual y se planfica de forma coordinada entre la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y las jefaturas provinciales de Tráfico correspondientes. Además, también se hacen estos controles cuando se produce un accidente o cuando los agentes detectan una infracción y en el momento de comunicársela al conductor detectan que está conduciendo bajo los efectos del alcohol o las drogas.
Habitualmente, en primer lugar se suele realizar la de alcoholemia. Para una medición precisa de la alcoholemia, se utilizan dos tipos de alcoholímetros con distintas sensibilidades: uno de aproximación o indiciario, que detecta la presencia de alcohol; y otro evidencial, que confirma el primer resultado y precisa la cantidad exacta de alcohol en aire espirado. Cuando la alcoholemia es negativa, el conductor puede continuar la marcha. Pero también puede ser sometido a control de drogas si presenta síntomas.
Así, los test de drogas se realizan sobre una muestra de saliva del conductor y detectan cinco tipos distintos de droga: anfetaminas, opiáceos , metanfetaminas, cannabis y cocaína, siendo estas dos últimas las más frecuentes. Cuando el test en carretera confirma la presencia de drogas, es necesaria una prueba de confirmación en un laboratorio, por lo que se toma otra muestra que es custodiada.
Conducir habiendo ingerido alcohol o drogas tiene consecuencias fatales. En el mejor de los casos todo puede acabar con una sanción administrativa, pero en otros muchos con penas de cárcel. En 2024, según los datos de la Fiscalía de Castilla, más de 1.500 conductores fueron condenados por conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas.
Infracción o delito
Existe una línea delgada entre infracción y delito. Conducir con más de 0,25 mg/litro y hasta 0,50 mg/l en aire aspirado, conlleva una sanción económica de 500 euros y la pérdida de cuatro puntos, mientras que si la tasa supera los 0,50 mg/l la multa llega a los 1.000 euros y los seis puntos. En el caso de superar los 0,60 mg/l, pasa a ser un delito que lleva asociado una pena de prisión de tres a seis meses y la retirada del carné de conducir de uno a cuatro años.
Por su parte, un positivo por drogas conlleva una multa de mil euros y la pérdida de seis puntos. No obstante, si durante el control los agentes observan un influencia clara de las drogas en el conductor y signos externos de su consumo, puede levantar un acta que luego se remite a la Fiscalía para iniciar la vía judicial.
Además negarse a someterse a las pruebas, por lo que el pasado año fueron sancionados en las carreteras de la Comunidad 94 personas, es un delito que conlleva, tanto en alcohol como en drogas, prisión de seis meses a un año y privación del derecho a conducir de uno a cuatro años.
Con la entrada en vigor de la nueva Ley de Tráfico y Seguridad Vial de 2022, la tasa de alcohol para los conductores menores de edad que conduzcan cualquier vehículo (ciclomotor, patinetes eléctricos, bicicletas…) es cero. En el caso de los profesionales la tasa de alcohol permitida es de 0,15 mg/l en aire aspirado. Sin embargo, desde el 6 de julio de 2022 ya es obligatoria la incorporación de alcoholímetros antiarranque en todos los vehículos de transporte de viajeros .
Por último, recordar que actualmente se está tramitando en el Congreso de los Diputados la reforma de la Ley que propone reducir al 0,1 la tasa máxima de alcohol permitida al volante, con el objetivo de reforzar la seguridad en las carreteras y disminuir el número de víctimas.
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