Opinión

Presidente Verde-híbrido-enchufable y León XIV

León XIV ya ha dado más lecciones de ecología con su caballo recorriendo los lugares más anodinos de su diócesis peruana y con las katiuskas en las inundaciones de Chiclayo, que toda la palabrería vertida en el Senado

El nuevo Papa, León XIV
El nuevo Papa, León XIVEuropa Press

«¿Te gustaría llegar a ser papa?» Pregunta de sobrino a tío cura. Otros, como Trump, sin ser curas, ya se han encumbrado solos. Imagino que esa pregunta es como la que le hacen a un concejal de pueblo sobre si se imagina llegar a ser presidente del Gobierno. Muchos sacerdotes dirán que basta con ser cura de parroquia de barrio y a Dios gracias. Otros, quizás, si tienen una vena más política aspiren a ser obispos e, incluso, cardenales. Entiendo que es como ese concejal que se conformaría con llegar a presidente de la Diputación Provincial o, en el mejor de los casos, diputado o senador. ¿Pero Papa?

Antes de encerrarse en el Cónclave, los cardenales han estado por Roma sin demasiada pompa y boato. Algunos incluso han comido gelato y otros han paseado junto a una suerte de lazarillo dada su avanzada edad. Y por allí estaba algún periodista de algún medio que ha querido jugar con ellos a los diputados cada vez que salían del lugar de reunión de las congregaciones previas. Alcachofa en mano y canutazo. «¿Quién será el próximo papa, eminencia?», les abordaban. «Solo soy un cardenal. No un profeta», le espetó otro bien entrado en años. Gente con una lucidez superior.

Cuando todo el mundo miraba a una chimenea oxidada con sombrero oriental kasa, unos pocos -muy pocos, poquísimos- españoles miraban un debate que se estaba celebrando en el Senado de España, donde se aplaudía a un presidente de Gobierno que no ha llegado a ser concejal de pueblo y que pregona que el futuro de España “será verde o no será”. El apagón ha demostrado que de momento el futuro es negro. O no será.

Como negro también ha sido el humo de las fumatas hasta que Prevost Martínez -Roberto, como le gusta que le llamen- dijo que aceptaba ser el vicario de Cristo; y lo hizo sin grandilocuencia y clamando por una paz mundial que parece que no llega. Una mujer le dijo a un Prevost de poco más de seis años que él sería el primer papa americano de la historia. Y acertó. Quizá Pedro Sánchez quiera ser el primer presidente verde-híbrido-enchufable del mundo, aunque no exista señora que le haya vaticinado tal epopeya.

Por el momento, León XIV ya ha dado más lecciones de ecología con su caballo recorriendo los lugares más anodinos de su diócesis peruana y con las katiuskas en las inundaciones de Chiclayo, que toda la palabrería vertida en el Senado.