Patrimonio
El puente romano reconstruido en la Edad Media que ya es Bien de Interés Cultural
Su uso está limitado a los peatones y es una obra arquitectónica sobre el río Adaja de obligada visita en la capital amurallada
La ciudad de Ávila, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, conserva en su trazado las grandes líneas de la ciudad romana, el cardo, el decumano, las puertas de entrada a la capital amurallada y el puente que en la zona sur comunicaba la puerta decumana con la ribera contraria del río Adaja, reforzando el eje de la ciudad. Un hermoso puente cortado al tráfico y solo habilitado para peatones, que se sitúa cerca del recinto amurallado, en la zona sur de esta ciudad y que es capaz de comunicar la puerta ‘decumana’ de occidente con la ribera contraria del río.
Un puente con arcos apoyados en cuatro pilares, cortados por la invasión árabe, lo que supuso su obligada reconstrucción en la Edad Media, ya con otras técnicas y materiales distintos. El arco mayor y tajamar, fueron rehechos en su totalidad, quedando algo más reducidos. Esta obra medieval, de menor cuidado que la romana, se diferencia claramente de la anterior. Mantiene un suelo de arena, con parapetos a los lados de altura variable. Un puente que aún supone una obra arquitectónica rica para esta ciudad y quien la visita.
Atendiendo a la semejanza de técnica y diseño con otros puentes como el de Alcántara, Guarda, Mosarela y Bibey (Orense) y otros del occidente peninsular, la construcción del puente sobre el rio Adaja podría remontarse a época de Trajano y mantuvo su uso hasta la construcción en el pasado siglo del puente nuevo.
Construido sobre el lecho rocoso del río Adaja, con sillares de granito gris azulado de la localidad, el puente consta de cinco arcos que arrancaban de diferentes alturas. Durante la invasión árabe, el puente fue posiblemente cortado en todos sus arcos y reconstruido en periodo románico.
Su reconstrucción se llevó a cabo con materiales y técnicas análogos a los de la muralla. En todos los arcos aparece claramente la rotura precedente a la reconstrucción de los repobladores. En esta época la construcción se realiza en piedra arenisca, como la de los edificios románicos de la repoblación, mientras que la vieja estructura se caracteriza por el uso del granito gris-azul.
En la actualidad, el puente sobre el río Adaja constituye un singular ejemplo en cuanto que permite diferenciar claramente los distintos sistemas constructivos utilizados en época romana y en la Edad Media, así como su evolución.
El Gobierno que preside Fernández Mañueco ha declarado este puente como Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento, resolviendo así un expediente que fue incoado en 1983.
En esta declaración se delimita un entorno de protección para posibilitar la correcta percepción del bien como elemento integrado en el territorio en que se asienta, previniendo la posible degradación de los valores que aconsejan su conservación.
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